Avances en inmunización: las próximas vacunas contra la Covid-19, la gripe y otras infecciones

Ante el envejecimiento de la población y la constante evolución de los virus causantes de las infecciones respiratorias, los investigadores buscan nuevos enfoques para desarrollar las vacunas de próxima generación

Investigación (Foto: Freepik)
Investigación (Foto: Freepik)

Los virus causantes de infecciones respiratorias como la Covid-19, la gripe, bronquiolitis o neumonía están detrás de más de 5 millones de fallecimientos en el mundo cada año, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las vacunas son una de las herramientas de prevención más importantes para afrontar este problema de salud pública. Unos fármacos que han de hacer frente a la constante replicación de estos patógenos víricos y para los que se precisan nuevos enfoques, como señala un estudio publicado en ‘Cell Host Microbe’.

Un desarrollo que presenta diferentes desafíos. “Debemos comprender mejor por qué múltiples infecciones mucosas secuenciales con los mismos virus respiratorios circulantes, distribuidas a lo largo de décadas de la vida, no logran provocar inmunidad protectora natural, especialmente con virus que carecen de una deriva antigénica significativa, estos son el virus respiratorio sincitial (VRS) y los parainfluezavirus”, recogen los autores del estudio.

La innovación en la fabricación de nuevas vacunas es la base para las próximas generaciones de sueros “que generen protección inmune contra los virus que sobreviven en las poblaciones humanas debido a su capacidad de permanecer significativamente fuera del alcance protector total de la inmunidad humana innata y adaptativa”, indican en el ensayo.

“Las enfermedades producidas por el neumococo, la gripe, la tosferina y el herpes zóster (HZ) son responsables de aproximadamente el 94% de la carga que provocan enfermedades prevenibles por vacunas en adultos”

La creación de nuevas herramientas preventivas ha de enfrentarse a la actual situación: pacientes heterogéneos con una amplia tasa de envejecimiento. Para estos, como destacan Sofía Bauer Izquierdo, miembro del Grupo de Investigación en Atención Primaria del INCLIVA, Javier Díez-Domingo, jefe del Área de Investigación en Vacunas de FISABIO, y la especialista Laura Vallejo en una carta al editor publicada en la revista ‘Atención Primaria’,  la forma más eficaz de mantener su calidad de vida y hacer frente a la inmunosenescencia propia de edad avanzada es la vacunación. No en vano, señala el documento, “las enfermedades producidas por el neumococo, la gripe, la tosferina y el herpes zóster (HZ) son responsables de aproximadamente el 94% de la carga que provocan enfermedades prevenibles por vacunas en adultos”.

El impacto en la calidad de vida de estas patologías, así como el coste económico de la asistencia sanitaria y, en especial, la hospitalaria, son muy altos y la única forma de evitarlos es la vacunación. “Existe un número creciente de vacunas en desarrollo que van a mejorar la salud de la población mayor. Algunas han sido incorporadas recientemente al calendario vacunal (como HZ), y es de esperar que otras lo hagan próximamente dado su impacto poblacional (como el virus respiratorio sincitial)”. Ciertamente, actualmente la investigación que se está realizando busca contar con una nueva generación de herramientas de inmunización más efectivas.

LOS PRINCIPIOS A SEGUIR EN LAS FUTURAS VACUNAS

Como destaca el estudio publicado en ‘Cell Host Microbe’, “a  partir de 2022, después de más de 60 años de experiencia con las vacunas contra la influenza, se han observado muy pocas mejoras en la prevención de la infección por vacunas”. Cada año es preciso actualizar las formulaciones de estas herramientas preventivas para adaptarlas a los virus gripales y al SARS-CoV-2 que aparecen cada temporada.

Aunque todavía no hay vacunas con resultados de protección amplia, sí que hay una gran cantidad de vacunas experimentales en desarrollo preclínico y clínico temprano que han de resolver el gran desafío existente: hacer que las vacunas generen una inmunidad protectora completa a largo plazo, una protección que no genera la propia infección natural.

En este sentido, los expertos recuerdan que es posible que el sistema inmunitario humano haya evolucionado para tolerar las infecciones por virus respiratorios durante intervalos muy cortos de replicación viral de las mucosas y que es preciso conocer mejor la protección que se desarrolla frente a estos virus y generar consenso sobre los niveles de protección precisos (prevención de la infección por completo, limitación de la replicación viral, prevención de la enfermedad o solo de las patología grave, esta última como la actual acción de las vacunas frente al SARS-COV-2, causante de la Covid-19, y la gripe).

Se se precisan “formulaciones optimizadas, dosis de vacuna más altas, mayor frecuencia de administración de la vacuna y superar los desafíos de la tolerancia inmune”

En el documento también se hace hincapié en la forma de administración, siendo la más recomendada la vía nasal, pero teniendo en cuenta, destacan, que se precisan “formulaciones optimizadas, dosis de vacuna más altas, mayor frecuencia de administración de la vacuna y superar los desafíos de la tolerancia inmune”. Además, señalan los autores, es importante que las vacunas de próxima generación tengan en cuenta consideraciones de salud pública como el calendario de vacunación, la función del refuerzo, la frecuencia de la vacunación y la duración/integridad de la protección, los efectos secundarios y la aceptación pública.

Los expertos se muestran optimistas ante el nuevo desarrollo de vacunas que dé finalmente respuesta a los pacientes. Con todo, además de unas vacunas más eficientes, los expertos recuerdan la necesidad de concienciar en la administración. Tal y como señalan Bauer, Díez-Domingo y Vallejo en la citada carta al editor, las coberturas vacunales para adultos mayores de 65 años están muy lejos de las infantiles. Ante las reticencias, recuerdan que la seguridad de estos fármacos “es siempre una de las prioridades de las autoridades regulatorias, que solo aprobarán su uso una vez esté demostrada la gran relación beneficio/riesgo”.

Además, señalan, no administrar las vacunas recomendadas y financiadas por el sistema sanitario supone “dejar vulnerables a los pacientes, pudiendo ser cuestionado desde un punto de vista ético”. Por eso recuerdan que es necesario “promover la vacunación como una medida preventiva eficiente frente a enfermedades infecciosas potencialmente graves y especialmente en las personas  mayores que son más vulnerables a estas enfermedades”.

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