Los frutos secos y semillas son la principal causa de atragantamiento en niños pequeños

Los neumólogos recuerdan que la aspiración de un cuerpo extraño es una urgencia pediátrica que precisa de un diagnóstico y tratamiento precoz.

Paciente en consulta pediátrica  (Foto. Freepik)
Paciente en consulta pediátrica (Foto. Freepik)
CS
9 septiembre 2019 | 15:30 h

La presencia de cuerpos extraños (CE) en la vía respiratoria del niño no es una patología frecuente, pero cuando ocurre puede tener consecuencias graves, incluido el fallecimiento. Afecta sobre todo a niños entre 1 y 4 años, aunque hay otro pico alto de incidencia entre los 9 y 12 años.

“La aspiración de un cuerpo extraño es una urgencia pediátrica que precisa de un diagnóstico y tratamiento precoz”, explica el Dr. Anselmo Andrés, neumólogo pediatra y miembro de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), “para evitar riesgos es importante sospechar esta patología en niños en edad de riesgo, que presenten tos y disnea de instauración brusca. Su sospecha obliga a la realización de una fibrobroncoscopia exploratoria y a extraerlos mediante broncoscopia rigida o flexible”.

Hay 2 franjas de edad con mayor incidencia: los niños de 1 a 4 años y los de 9 a 12 años

Durante el año 2000, fue la causa de 160 muertes y de más de 17.000 consultas a los servicios de urgencias en niños menores de 14 años en Estados Unidos. La muerte por asfixia secundaria a aspiración de cuerpos extraños es la cuarta causa más común de muerte accidental en Estados Unidos y la segunda causa de muerte doméstica, que además, es evitable. En nuestro entorno la mortalidad se ha cifrado en 9 casos por cada 1.000 accidentes por cuerpos extraños respiratorios en niños.

Estos datos de mortalidad son claramente inferiores a los de épocas anteriores debido al desarrollo de las técnicas de broncoscopia, los métodos de diagnóstico radiológicos, la educación sanitaria y la colaboración de los fabricantes de juguetes en el cumplimiento de las normativas respecto al tamaño y forma de los mismos. “No hay muchos datos de incidencia recientes, pero a pesar de que el número de casos ha bajado gracias a una mayor concienciación de los médicos y la familia, todos los años hay entre 3 y 10 casos en los grandes hospitales pediátricos españoles, de niños con ingesta de cuerpos extraños en la vía aérea” apunta el Dr. Andrés.

La máxima incidencia se presenta en menores de 3 años y más frecuentemente en varones. “Sabemos que en esta franja de edad, los cuerpos extraños ingeridos suelen ser frutos secos o semillas, así como también partes de juguetes o piedras, mientras que en el segundo pico de incidencia entre los 9 y 12 años, es más frecuente la ingesta de capuchones de bolígrafos, pilas de botón u objetos metálicos”, explica el Dr Andrés. Los niños pequeños son el grupo que mayores incidentes sufre debido a: la falta de molares que permitan una buena masticación, la tendencia a introducirse objetos en la boca y la falta de coordinación entre la deglución y el cierre de la glotis; así pues la prevención es fundamental para evitar estos incidentes.

Los efectos de un cuerpo extraño cuando entra en la vía aérea dependen de su forma y localización. Los objetos grandes, redondos o expandibles producen una obstrucción completa, mientras que los objetos de forma irregular permiten que pase el aire a su alrededor, y la obstrucción parcial puede en una fase inicial pasar desapercibida. En cuanto a la localización, el cuerpo pude quedar retenido en la laringe, la tráquea o el bronquio.

A menudo la exploración clínica o la radiografía no es suficiente y es recomendable realizar una fibrobroncoscopia exploratoria

Cuando un cuerpo extraño pasa a la vía aérea, el organismo reacciona de forma automática, mediante la tos. La tos puede hacer que el objeto sea expulsado solucionando el problema. Pero puede ocurrir que el cuerpo extraño se fije en algún punto del trayecto obstruyendo la respiración en mayor o menor grado y requiera una intervención médica de urgencia. A veces el objeto queda alojado de un modo que provoca un periodo sin síntomas que puede durar horas o semanas, pero durante el cual va produciendo una erosión u obstrucción que puede provocar desde afonías y sibilancias hasta neumonía, atelectasia o abscesos.

“Cuando un niño llega con tos persistente, hipoventilación focal o un cuadro de broncoespasmo que no mejora, el médico debe pensar siempre en la posibilidad de que exista un cuerpo extraño alojado en la vía respiratoria”, explica el Dr. Andrés, “la exploración clínica puede ayudarnos en el diagnóstico, pero esta puede ser normal cuando se trata de pequeños cuerpos extraños distales en los bronquios por lo que debemos insistir en la sospecha diagnóstica.” El siguiente paso sería la radiográfica de tórax en la que es posible ver un objeto si este es metálico, pero que en al menos un 10-15% de los casos también resulta normal, por lo que la recomendación es realizar una fibrobroncoscopia exploratoria. “En cuanto al tratamiento de elección para la extracción de cuerpos extraño en vía aérea en niños es la broncoscopia rígida o la fibrobroncoscopia” recomienda el Dr. Andrés.

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