Llega septiembre y con él la “vuelta al cole”. El inicio de un nuevo curso supone un buen momento para recordar la importancia de desarrollar hábitos que favorezcan la salud de los niños y adolescentes. Prevenir daños como el dolor de espalda y hombros, alteraciones posturales y de las curvaturas de la columna vertebral (escoliosis, cifosis, etc), resulta primordial. Motivo por el cual, cobra especial importancia la mochila escolar.
“Aunque no existe un consenso absoluto en la determinación del peso ideal de las mochilas escolares, se recomienda que este no supere el 10-15% del peso corporal del alumno”, afirma Beatriz González, vicepresidenta de la Asociación Madrileña de Enfermería en Centros Educativos. Nacional e Internacional (Amece.N.I), enfermera escolar y fisioterapeuta en el Colegio Base de Alcobendas, en declaraciones a ConSalud.es.
Se trata de una cifra “orientativa” puesto que no es el único factor que desencadena problemas
No obstante, se trata de una cifra “orientativa”, puesto que este porcentaje no es el único factor que desencadena problemas osteomusculares, “la constitución corporal, el estado muscular previo, el tamaño y la forma adecuada de la mochila, también tienen repercusiones”, señala.
¿MOCHILA TRADICCIONAL O MOCHILA CON RUEDAS?
Utilizadas de la forma correcta ambas son adecuadas. “La mayoría de traumatólogos y ortopedas se inclinan por la mochila tradicional si se cumple el peso recomendado; sin embargo, si este es superior parecen mejor las mochilas con ruedas siempre que el terreno no sea irregular, se lleven con el asa a una altura adecuada, empujadas con las dos manos y no tirando de ellas con una sola mano, como es habitual entre los niños”, asegura la especialista a este medio. Asimismo, advierte que “tampoco deberían colgarse del hombro o elevarlas para subir y bajar escaleras, lo cual es una práctica habitual, sobre todo entre los más pequeños”.
Los que se decanten por la mochila tradicional, tienen que tener en cuenta que “debe ser de un tamaño adecuado al niño y ligera para no añadir un peso extra al que ya tienen que llevar, debe contar con espaldera acolchada, tirantes anchos y regulables también acolchados y, si es posible un cinturón que ayude a fijar la mochila a la altura de la cintura”.
Además, tal y como apunta González, “deben colgarse sobre los dos hombros de manera simétrica, bien ajustada al tronco de forma que se distribuya el peso entre la mayor cantidad de músculos posible. La parte baja de la mochila no debe sobrepasar la línea de la cadera para que el peso se distribuya también por la pelvis y la cadera, minimizando el esfuerzo de los músculos de la espalda. El material escolar debe colocarse en distintos compartimentos y ubicar el más pesado y voluminoso en la parte más cercana al dorso.
SOLUCIONES POSIBLES: TAQUILLAS, NUEVAS TECNOLOGÍAS Y ENFERMERA ESCOLAR
Con el objetivo de reducir el exceso de peso en las mochilas, muchos son los padres y madres que han optado por “romper” los libros por temas. Sin embargo, para González, esta opción es “insuficiente”.
Beatriz González: “La enfermera escolar puede detectar y abordar estos problemas de forma precoz”
“Desde Amece.N.I., recomendaríamos otras muchas cosas además de dividir los libros de forma que se pudiesen separar los capítulos. Por ejemplo, contar con taquillas en los colegios, hacer buen uso de las nuevas tecnologías y los soportes digitales para no utilizar tanto papel, realizar programas Educación para la Salud de higiene postural y ergonomía, tanto para los alumnos como para los docentes y padres, adecuar el mobiliario escolar a las características de los escolares, mejorar las políticas de prevención en salud, y por supuesto, contar con una enfermera escolar en cada colegio para que pueda detectar y abordar todos estos problemas de forma precoz”, concluye la vicepresidenta de la asociación.