Los microplásticos y la salud: el efecto en las últimas dos décadas puede ser “inimaginable”

Un estudio publicado en la revista ‘Allergologia et immunopathologia’ recoge el impacto que puede tener en el sistema inmune la exposición a los microplásticos

Análisis del agua en busca de microplásticos (Foto. Freepik)
20 septiembre 2023 | 00:00 h
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Están ya en todos los lugares. Diferentes estudios han demostrado que los microplásticos se encuentran en todas las esquinas del mundo: en los océanos, los mares y los alimentos. Según datos del Centro de Derecho Ambiental Internacional (CIEL por sus siglas en inglés), se estima que los humanos inhalamos al año 22 millones de micros y nanoplásticos.

Son más pequeños que un grano de sal, pero con importante impacto en todos los ámbitos. Como recoge el CIEL, sus características le muestran como un potencial vector peligrosamente potente de tóxicos y patógenos. “Los microplásticos suelen tener grandes superficies específicas y son predominantemente hidrófobos, lo que significa que repelen el agua. Estas características convierten a los microplásticos en el aire en un “caballo de Troya” capaz de ocultar y transportar sustancias nocivas dentro de los animales o humanos que los inhalan, absorben e ingieren”, indica el organismo.

Un reciente estudio publicado en la revista Allergologia et immunopathologia, perteneciente a la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), señala que la actual presencia de estos materiales en el medioambiente y en el día a día de la población puede tener un impacto “inimaginable” en la economía, el clima y la salud. Su inhalación o ingestión puede llegar a producir problemas respiratorios, inmunitarios o digestivos.

El debilitamiento de la capa protectora del sistema respiratorio permite la penetración de irritantes, alérgenos y microorganismos que pueden producir efectos inflamatorios de las vías respiratorias

Los autores del nuevo estudio destacan que la exposición a estos elementos produce una pérdida de la función de protección de las barreras epiteliales y los tejidos. Esto provoca el deterioro de sistemas como el respiratorio. Según el estudio, el debilitamiento de la capa protectora del sistema respiratorio permite la penetración de irritantes, alérgenos y microorganismos que pueden producir efectos inflamatorios de las vías respiratorias.

Además del sistema respiratorio, los autores han recogido los efectos inflamatorios que se producen en el sistema digestivo y el cutáneo. En el primer caso, la ingesta de alimentos contaminados con microplásticos determina la interacción de alérgenos con las células membranosas del intestino, haciendo que este absorba estas sustancias. En los últimos años, de hecho se ha conocido un incremento de la sensibilización a ingredientes como el gluten, o alergias, así como una mayor presencia de respuestas inflamatorias intestinales.

Los resultados de este estudio se suman a las de otros estudios como el realizado en 2022 por el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que destaca que la presencia de estas sustancias en el tracto intestinal produce una alteración de la microbiota, con reducción del número de bacterias,  con importantes efectos inflamatorios y alteraciones digestivas, como señalan los autores de la investigación publicada en Scientific Reports.

En el caso de la piel, el contacto con estos contaminantes pueden provocar un mayor estrés oxidativo lo que incrementa el riesgo de verse afectado por patologías como la dermatitis atópica. De hecho, en los últimos años se ha observado un aumento de esta enfermedad y diferentes estudios han demostrado que la exposición prenatal a plásticos como elbisfenol A se ha relacionado con la aparición de dermatitis atópica en bebés de seis meses y el desarrollo posterior de obesidad, infertilidad, afecciones inmunológicas, cáncer como el de mama o enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer o el párkinson.

El CIEL aconseja prohibir los microplásticos añadidos intencionadamente; establecer regulaciones obligatorias para reducir la producción de todo tipo de plásticos, y controlar y reducir la presencia de estos materiales en el aire

Ante estos datos, los autores señalan que si no hay cambios en los usos de plástico en los próximos veinte años, los efectos en los ecosistemas, los seres vivos, el clima, la salud humana o la economía serán “inimaginables”. Una llamada a la acción que se lleva años haciendo y poco a poco parece que está produciendo medidas.

CAMINO A SEGUIR

Cuantas más personas se expongan a micros y nanoplásticos más problemas inflamatorios habrá, menor calidad de vida y mayor gasto en el sistema sanitario. La batalla contra los plásticos de un único uso son algunas de las medidas que a nivel europeo y nacional se están dando para poner freno a este problema de salud pública que se va agravando cada vez más. Otras medidas que han tomado distintos gobiernos son la eliminación de compuestos como el bisfenol A de los envases de alimentos o la utilización de papel y cartón para vasos, pajitas en los establecimientos. Sin embargo, se precisarían más disposiciones.

Para el CIEL es esencial que los agentes reguladores garanticen el acceso a la información sobre los compuestos petroquímicos en los productos y procesos del plástico (tanto voluntarios como no intencionales) para todos los productos; prohibir los microplásticos añadidos intencionadamente; establecer regulaciones obligatorias para reducir la producción de todo tipo de plásticos, y controlar y reducir la presencia de estos materiales en el aire. De esta forma, se busca reducir la presencia de estas sustancias del agua que bebemos, de los alimentos que comemos, de los mares en los que nos bañamos, del aire que respiramos. En definitiva, de cada esquina y lugar del planeta.

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