2025: fecha límite mundial para frenar las enfermedades no transmisibles

Las enfermedades cardiovasculares están detrás de la mayoría de los fallecimientos causados por ENT (17,9 millones de muertes anuales), seguidas por el cáncer (nueve millones), las enfermedades respiratorias (3,9 millones) y diabetes (1,6 millones).

Infarto en jóvenes (Foto. Freepik)
Infarto en jóvenes (Foto. Freepik)

Antes de que el SARS-CoV-2 fagocitara durante más de dos años la práctica totalidad de los recursos económicos, políticos, científicos y sociales, la humanidad ya combatía múltiples enfermedades que cada año se cobran la vida de millones de personas y que, debido a la pandemia, se han visto condenadas a un peligroso ostracismo que poco a poco parece que van abandonando. En este sentido, las enfermedades no transmisibles, se erigen como uno de los principales objetivos.

De acuerdo con los datos recopilados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades no transmisibles (ENT) matan cada año a más de 41 millones de personas, lo que equivale a alrededor del 71% de las muertes que se producen en el mundo. Más del 85% de estas muertes “prematuras” se producen en países de medios y bajos ingresos.

Las enfermedades cardiovasculares se encuentran detrás de la mayoría de los fallecimientos causados por enfermedades no transmisibles (17,9 millones de muertes anuales), seguidas por el cáncer (nueve millones), las enfermedades respiratorias (3,9 millones) y la diabetes (1,6 millones).

El impacto en la salud, y en otros ámbitos como el social, sanitario o económico, de las ENT alcanza tal magnitud que el pasado 6 de abril la Comisión Europea reclamaba a los Estados miembros compartir las “mejores prácticas” focalizadas en la prevención y el manejo de las enfermedades no transmisibles. “Representaban el 80% de la carga de morbilidad de la Unión Europea antes de la pandemia de Covid-19”, aseveraba la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea, aludiendo a las enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias crónicas, diabetes, salud mental y otros trastornos neurológicos y a los determinantes de la salud.

Razón por la que las ENT han ocupado un lugar destacado en la recién clausurada 75ª Asamblea Mundial de la Salud de la OMS. Los delegados participantes han aprobado una cifra récord de recomendaciones relacionadas con las enfermedades no transmisibles. Medidas que tienen como meta acelerar los compromisos que se evaluarán en la cuarta Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la prevención y el control de las ENT que se celebrará en el año 2025.

Además de un proceso de carácter preparatorio acordado antes de la referida reunión, las medidas destinadas a reducir la mortalidad provocada por las enfermedades no transmisibles incluyen una nueva hoja de ruta que tiene como objetivo ayudar a los Estados miembros a acelerar la acción para apoyar a sus poblaciones y alcanzar las metas relacionadas con las ENT recogidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Cada segundo, 28 vidas con edades comprendidas entre los 30 y los 70 años se ven truncadas porque los países no han adoptado medidas políticas, legislativas y regulatorias que den respuesta a las necesidades de las personas que viven con o en riesgo de enfermedades cardiovasculares, cánceres, diabetes, enfermedades respiratorias crónicas o problemas relacionados con la salud mental

Se ha acordado también un nuevo plan de acción para el Mecanismo de Coordinación Global para la Prevención y el Control de las ENT, una plataforma que reúne a las principales partes interesadas que trabajan para mejorar el panorama de las ENT, mediante el fortalecimiento de la acción y la colaboración multisectorial y de múltiples partes interesadas para abordar las ENT y la salud mental.

¿QUÉ ES LO QUE ESTÁ EN RIESGO?

La OMS advierte de que, cada segundo, 28 vidas con edades comprendidas entre los 30 y los 70 años se ven truncadas porque los países no han adoptado medidas políticas, legislativas y regulatorias que den respuesta a las necesidades de las personas que viven con o en riesgo de enfermedades cardiovasculares, cánceres, diabetes, enfermedades respiratorias crónicas o problemas relacionados con la salud mental, incluida la atención preventiva, curativa, paliativa y especializada. De estas 28 vidas que se pierden por segundo, 25 se encuentran en países de medios y bajos ingresos.

De cara a la cuarta Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la Prevención y Control de las ENT en 2025, La OMS alienta a los países a implementar los compromisos asumidos en las tres reuniones anteriores celebradas en 2011, 2014 y 2018. De la misma forma insta a los donantes a aumentar las contribuciones financieras y técnicas que se requieren en la prevención y el control de las ENT a través de canales bilaterales y multilaterales, incluidas en el programa de la OMS sobre ENT y los fondos fiduciarios pertinentes que se han establecido.

Si hablamos de los factores de riesgo metabólicos en términos de muertes atribuibles, el principal factor de riesgo es el aumento de la presión arterial. A este se tribuyen alrededor del 19% de las muertes a nivel mundial, seguido del sobrepeso y la obesidad y del aumento de la glucosa sanguínea

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible reconoce que las ENT son un importante obstáculo para el desarrollo sostenible. En el contexto de dicha Agenda, los jefes de Estado y de Gobierno se comprometieron a elaborar respuestas nacionales ambiciosas que logren reducir las muertes prematuras por las ENT en un 33% para 2030 mediante la prevención y el tratamiento. Una meta fijada en las referidas Reuniones de Alto Nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre las ENT de 2011 y 2014.

Con la vista puesta en la fotografía global que observemos de las enfermedades no transmisibles en 2025, de cara a las metas establecidas para el 2030, el trabajo que aún queda por delante es titánico. Los comportamientos modificables como el consumo de tabaco, la inactividad física, los malos hábitos alimenticios o el consumo nocivo de alcohol, son factores que aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades no transmisibles.

Por ejemplo, el tabaco, se cobra más de 7,2 millones de vidas (si se incluyen los efectos de la exposición al humo ajeno), y las previsiones apuntan a que esta cifra aumentará de forma considerable los próximos años.

La ingesta excesiva de sal provoca alrededor de 4,1 millones de fallecimientos anuales. Más de la mitad de los 3,3 millones de muertes anuales atribuibles al consumo de alcohol se deben a enfermedades no transmisibles, entre ellas el cáncer.

La inactividad física se cobra la vida de más de 1,6 millones de personas cada año.

Si hablamos de los factores de riesgo metabólicos en términos de muertes atribuibles, el principal factor de riesgo es el aumento de la presión arterial. A este se tribuyen alrededor del 19% de las muertes a nivel mundial, seguido del sobrepeso y la obesidad y del aumento de la glucosa sanguínea.

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