Terapias dirigidas, el "cambio de paradigma" en el tratamiento de la leucemia linfocítica crónica

Las terapias dirigidas han revolucionado el abordaje y tratamiento de la leucemia linfocítica crónica. Tanto es así que si en 2005 la supervivencia libre de progresión a cinco años se situaba en el 59%, esta cifra asciende hoy hasta el 85%

Médico y paciente. (Foto. Freepik)
Médico y paciente. (Foto. Freepik)

Aproximadamente una de cada tres leucemias es una leucemia linfocítica crónica (LLC), una enfermedad que afecta sobre todo a hombres mayores, de alrededor de 70 años, y cuya prevalencia va en aumento. Tanto es así, que ya es la leucemia más frecuente en el mundo occidental, en parte también porque la esperanza de vida cada vez es mayor.

La LLC es una acumulación en la sangre de un tipo de células concretas: los linfocitos inmaduros. Debilidad, fiebre, cansancio, aparición de hematomas con facilidad, hemorragias, pérdida de peso injustificada o sudores nocturnos, son algunos de los síntomas de esta patología. Con todo, en alrededor de entre el 75 y el 80% de los casos, la enfermedad se descubre mediante un análisis de sangre rutinario, explica el Dr. José Ángel Hernández Rivas, Jefe de Servicio de Hematología y Hemoterapia en el Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid.

La supervivencia a cinco años de la LLC se sitúa en torno al 85%, si bien esta cifra no siempre fue tan alta. En 2005, este porcentaje descendía hasta el 59%, pero con los años y gracias a la investigación, ha habido un “cambio de paradigma total con respecto al diagnóstico de los pacientes, sobre todo a la hora de poder ofrecer la mejor terapia disponible”, asegura el Dr. Alberto López, hematólogo en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid.

“Las terapias dirigidas se han empezado a utilizar en los últimos años y han supuesto un aumento claro de la supervivencia”

“Gracias a los avances en genética y biología molecular de la enfermedad, hemos sido capaces de identificar dianas terapéuticas, desplazando la inmunoquimioterapia que era el tratamiento de elección anteriormente, y pasando a las terapias dirigidas”, añade López.

Estas terapias dirigidas, son fármacos que se toman por vía oral y van dirigidos – como su nombre indica – contra las vías de señalización que se producen dentro de los linfocitos. “Las terapias dirigidas se han empezado a utilizar en los últimos años y han supuesto un aumento claro de la supervivencia, sobre todo de la supervivencia libre de progresión”, comenta el Dr. Hernández. Además de una mayor supervivencia libre de progresión “muy prolongada en el tiempo”, estas terapias tienen menos efectos adversos que la inmunoquimioterapia, recuerda el Dr. López.

Esta nueva línea terapéutica está cambiando la caracterización del paciente de LLC, una vez que se reducen los pacientes antes considerados de mal pronóstico. Como ejemplo, los casos de pacientes con IgHV no mutado, antes considerados de alto riesgo, ahora registran buenos datos de supervivencia gracias a las terapias dirigidas.

Respecto al abordaje de la LLC, ambos hematólogos coinciden en destacar la importancia de la comunicación entre médico y paciente a la hora de establecer el mejor tratamiento. “Es importante abandonar el modelo paternalista de la Medicina y poner al paciente en el medio, es decir, ofrecerle las terapias disponibles, informarle y contar con él”, defiende el hematólogo de la FJD.

La calidad de vida y los desplazamientos al hospital, son otros factores que deben tenerse en cuenta a la hora de designar la mejor vía terapéutica para el paciente

Por su parte, el Dr. Hernández apuesta por esta toma de decisiones compartidas, sin dejar de lado la evidencia científica, pero sin olvidar tampoco que la adherencia al tratamiento tiene mucho que ver con la comunicación entre el sanitario y el paciente. La calidad de vida y los desplazamientos al hospital, son otros factores que deben tenerse en cuenta a la hora de designar la mejor vía terapéutica para el paciente.

Esta comunicación médico-paciente, debe comenzar por los profesionales, no solo los hematólogos, también por parte de enfermeras, psicólogos, farmacéuticos… “Es imprescindible este abordaje multidisciplinar en la LLC”, remarca Hernández, mientras que López apuesta por “dar voz al paciente y hacerlo partícipe de su enfermedad”.

Si el pasado de los pacientes con leucemia linfocítica crónica ha pasado por la investigación, el futuro sigue los mismos pasos. “Tenemos que ir hacia la Medicina personalizada, hacia la investigación, y hacia utilizar nuevas herramientas como la telemedicina para seguir avanzando en la calidad de vida, en el bienestar y en la supervivencia de los pacientes con esta patología”, subraya el Dr. López.

Si en los últimos años la supervivencia libre de progresión de la enfermedad ha llegado al 85%, quizás en unos pocos años más, podamos presumir de una cifra aún más esperanzadora.

“Con la colaboración de AbbVie”

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