Una pastilla detiene varios años la progresión de un tumor cerebral maligno

El Hospital 12 de Octubre ha participado en un ensayo que ha revelado que el vorasidenib prolonga en torno a 30 meses la supervivencia libre de progresión de este tipo de tumor cerebral maligno

Equipo de investigación con el Dr. Juan Manuel Sepúlveda (Foto: Hospital Universitario 12 de Octubre)
Equipo de investigación con el Dr. Juan Manuel Sepúlveda (Foto: Hospital Universitario 12 de Octubre)

Un ensayo clínico internacional, en el que participa el Hospital 12 de Octubre, ha demostrado que un inhibidor, denominado vorasidenib, detiene varios años la progresión de un tipo de tumor cerebral maligno. La investigación, liderada por Estados Unidos y publicada en la revista The New England Journal of Medicine, se ha presentado en la sesión plenaria del Congreso ASCO.

El ensayo, llamado ÍNDIGO, concluye que las personas con el tipo de tumor conocido como Glioma Difuso de grado 2, vieron prolongada en torno a 30 meses la supervivencia libre de progresión gracias a vorasidenib. Además, pospuso más de 40 meses la necesidad de tratamiento, siendo indefinida en algunos casos. El inhibidor, además, apenas produjo efectos secundarios destacables en los pacientes sometidos a estudio. 

El ensayo clínico ÍNDIGO consiste en una terapia dirigida molecularmente para este tipo de tumor cerebral. Las terapias dirigidas tienen mayor potencial para modificar la enfermedad a largo plazo cuando son implementadas en la etapa más temprana de la enfermedad. Así, vorasidenib impediría las mutaciones genéticas que ocurren temprano en el curso de la enfermedad y conducen a que el tumor sea más agresivo.

Las personas con el tipo de tumor conocido como Glioma Difuso de grado 2, vieron prolongada en torno a 30 meses la supervivencia libre de progresión gracias a vorasidenib

Los gliomas de grado 2 con mutación en el gen IDH son tumores cerebrales malignos, que causan morbilidad y muerte prematura. Se trata de tumores que en un inicio crecen de forma continua y lenta, pero se infiltran en el cerebro convirtiéndose en tumores agresivos de crecimiento acelerado. Además, presentan síntomas graves como el deterioro de la función cerebral o incluso cambios en la personalidad. Este tipo de cáncer representa el 30% de los tumores cerebrales.

El tratamiento de esta patología pasa por una combinación de radiación y quimioterapia tras la cirugía. En este aspecto, la quimiorradiación puede dar lugar a remisiones duraderas de la enfermedad, con una supervivencia de entre cinco y 20 años. Sin embargo, el tratamiento no es curativo y conlleva una toxicidad que, al cabo del tiempo, deriva en disfunción neurocognitiva inducida por la radiaciónhipermutación del ADN asociada a la quimioterapia y otras toxicidades

Ahora, gracias al inhibidor vorasidenib, se pueden preservar y mejorar las capacidades cognitivas y funcionales, aumentando la calidad de vida de los pacientes. Además, el inhibidor puede alterar la historia natural del glioma difuso, pues el tratamiento revierte los cambios en el ADN responsables de que el tumor acelere su crecimiento.

Gracias al inhibidor vorasidenib, se pueden preservar y mejorar las capacidades cognitivas y funcionales, aumentando la calidad de vida de los pacientes

En el estudio han participado 77 centros de diez países. El Hospital 12 de Octubre, por su parte, ha contribuido con "un número considerable de pacientes que se han beneficiado del tratamiento”, según ha explicado el doctor Manuel Sepúlveda, coordinador de la Unidad de Neurooncología del Hospital Universitario 12 de Octubre, investigador en el estudio y único autor español.

En este ensayo doble ciego de fase 3, los pacientes diagnosticados de glioma de grado 2, con mutación en el gen IDH, residual o recurrente, y sin tratamiento previo aparte de la cirugía, fueron aleatorizados para recibir vorasidenib o placebo. La dosis consistía en 40 mg por vía oral una vez al día. 

Finalmente, para valorar la eficacia del tratamiento, el criterio principal fue la supervivencia libre de progresión. Esta fue valorada por un comité externo ciego al tratamiento que recibía cada paciente. Por otro lado, el criterio secundario fue el tiempo hasta la próxima intervención terapéutica, como puede ser radioterapia o quimioterapia. Sin embargo, tras observar la progresión de la enfermedad, se permitió el cruce de placebo a vorasidenib.

 

 

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