TCA y autolesiones: la pandemia aumentó la incidencia de estos trastornos en jóvenes de Reino Unido

Los trastornos alimentarios y las autolesiones aumentaron su incidencia más de lo esperado en niñas y se mantuvieron en niños durante los dos primeros años de pandemia de Covid-19

Trastorno de la conducta alimentaria (Foto: Freepik)
Trastorno de la conducta alimentaria (Foto: Freepik)
Carmen Bonilla
12 agosto 2023 | 00:00 h

Las tendencias de trastornos de la conducta alimentaria (TCA) y autolesiones aumentaron en Reino Unido durante la pandemia de Covid-19. Así concluye un informe publicado en la revista científica “The Lancet” bajo el título de "Temporal trends in eating disorder and self-harm incidence rates among adolescents and young adults in the UK in the 2 years since onset of the COVID-19 pandemic: a population-based study". El estudio, además, revela la necesidad de abordar esta problemática con urgencia.

Los trastornos alimentarios y las autolesiones son problemas de salud mental que afectan principalmente a adolescentes y adultos jóvenes, y ambos comparten múltiples factores de riesgo. Se trata de mecanismos que las personas emplean para afrontar situaciones difíciles, y los dos suelen indicar otras condiciones psicológicas subyacentes y suponer un riesgo para la vida del paciente, al estar relacionados con el suicidio y las conductas insanas.

A pesar de que estos trastornos suelen ser más comunes en niñas que en niños, las consecuencias pueden ser igualmente graves para ambos géneros. Las personas que han sido tratadas por un trastorno alimentario tienen un riesgo de mortalidad por todas las causas de dos a cinco veces mayor que el de las personas de la misma edad y sexo en la población general. Además, las autolesiones son uno de los principales indicadores de suicidio posterior.

Las personas que han sido tratadas por un trastorno alimentario tienen un riesgo de mortalidad por todas las causas de dos a cinco veces mayor que el de las personas de la misma edad y sexo en la población general

Partiendo de esta base y preguntándose si la pandemia podría haber afectado a los jóvenes de Reino Unido, los investigadores examinaron las tasas de incidencia de estas psicopatologías en el país desde 2020 hasta 2022.

De este modo, llevaron a cabo un estudio poblacional empleando registros de salud electrónicos de Atención Primaria, que abarcaban desde el 1 de enero de 2010 hasta el 31 de marzo de 2022. En esta investigación incluyeron las historias clínicas de 9,184,712 pacientes ambos sexos y de edades comprendidas entre los 10 y los 24 años.

Los investigadores analizaron los datos obtenidos, con la ayuda de un grupo de jóvenes con experiencia en temas de salud mental, un grupo de padres y cuidadores de jóvenes con problemas de salud mental y profesionales de la salud o educación. Todos ellos ayudaron a darle forma al estudio e interpretar los datos.

Así, concluyeron que las tasas de incidencia de trastornos alimentarios y autolesiones entre las niñas fueron más altas de lo esperado durante el período comprendido entre el 1 de marzo de 2020 y el 31 de marzo de 2022. En este sentido, la incidencia observada de trastornos alimentarios entre las niñas fue un 33,1 % superior a la esperada, mientras que la incidencia observada de primeros episodios de autolesiones fue un 18,6% superior a lo esperado.

Por el contrario, entre los niños de todas las edades, las tasas de incidencia de ambos trastornos fueron más bajas o cercanas a las tasas esperadas, aunque la incidencia aumentó después de abril de 2020. La incidencia observada de trastornos alimentarios entre los niños fue un 22,8 inferior a la esperada, y la incidencia observada del primer episodio de autolesión fue del 11,5 % más bajo de lo esperado. 

En lo relativo a las tasas de incidencia de autolesiones por edad, en niñas el mayor aumento se observó en aquellas con edades comprendidas entre los 13 y los 16 años, y un menor aumento en aquellas de 17 a 19. Por su parte, en niños esta incidencia fue menor de lo esperado en aquellos con edades de 17 a 19 años y de 20 a 24 años.

Estos resultados corroboran los obtenidos en otros análisis, que evidenciaban el empeoramiento de la salud mental a raíz de la pandemia, a pesar de que ya era un problema que se estaba agravando de antes. Algunos de estos análisis estimaron que la prevalencia global de depresión clínica y ansiedad entre niños y adolescentes se duplicó en el primer año de la pandemia.

A pesar de que las causas de este aumento no se saben con exactitud, los investigadores afirman que las medidas empleadas para contener la pandemia pudieron tener algo que ver. En este sentido, la interrupción de la educación y las rutinas diarias, el aislamiento social, el estrés familiar, la inseguridad alimentaria y la preocupación por la infección por Covid-19 podrían haber contribuido a este aumento en las tasas de incidencia.

La incidencia observada de trastornos alimentarios entre las niñas fue un 33,1 % superior a la esperada, mientras que la incidencia observada de primeros episodios de autolesiones fue un 18,6% superior

Además, el aumento de la exposición de los jóvenes a contenido perjudicial en redes sociales debido a que era su única herramienta para relacionarse pudo haber jugado un papel fundamental en el aumento de la incidencia. A su vez, la falta de contacto con los compañeros durante el encierro puede haber llevado a una mayor dependencia de las plataformas en línea, lo que aumenta la exposición a mensajes que estigmatizan el peso y promueven estándares poco realistas de belleza.

Ante el aumento de las tendencias de autolesiones y trastornos de la conducta alimentaria observados en el informe, los investigadores han subrayado la necesidad de tomar medidas urgentes que pasan por la detección precoz y los tratamientos eficaces. Así, en lo relativo a la detección temprana, los médicos de Atención Primaria son fundamentales a la hora de identificar los trastornos y brindar apoyo a los pacientes.

Para combatir esta problemática, los investigadores defienden que el acceso y el apoyo de los médicos generales y los servicios de salud mental deben estar disponibles para satisfacer las necesidades del creciente número de jóvenes que se encuentra en esta situación. Además, se deben implementar programas de prevención y educación que fomenten la conciencia sobre la importancia de la salud mental y la identificación temprana de problemas. Estas medidas son esenciales para proteger la salud mental de los jóvenes y reducir el impacto de los trastornos alimentarios y las autolesiones en su bienestar general.

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