Terapia electroconvulsiva: tratamiento eficaz e incuestionable en Psiquiatría, con estigma social

El Dr. Mikel Urretavizcaya explica a Consalud.es los beneficios de la terapia electroconvulsiva, un tratamiento que se administra aproximadamente a un millón de pacientes al año en el mundo

Equipo médico preparándose para realizar una terapia electroconvulsiva (Foto. Hospital Bellvitge)
15 diciembre 2022 | 17:45 h

Pese a los años transcurridos y la evidencia científica conseguida, la imagen de la terapia electroconvulsiva (TEC) en la sociedad sigue siendo negativa. La conocida en el siglo XX como terapia “electroshock” sigue inspirando rechazo ante la idea que se generó en películas como ‘Alguien voló sobre el nido del cuco’, donde se reflejaba este recurso como una forma más de tortura que de terapia. Sin embargo, pese a esta imagen social, la TEC continúa siendo una de las estrategias más utilizadas y válidas para el tratamiento de ciertos pacientes con problemas de salud mental.

Se trata de un tratamiento que, aunque todavía controvertido, se ha mostrado “seguro, eficaz, longevo y vigente” y que “salva vidas”, como señalaron en un editorial los doctores Miguel Bernardo y Mikel Urretavizcaya. Según un estudio dirigido por el Centre for Addiction and Mental Health de Canadá y publicado en marzo en la revista científica 'The Lancet Psychiatry', la TEC reduce un 50% el riesgo de suicidio en los pacientes con depresión.

Las patologías que se tratan con TEC son la catatonía, el trastorno depresivo mayor (TDM) grave o resistente, la manía en el trastorno bipolar y determinados casos de esquizofrenia

Tal y como explica a Consalud.es el Dr. Urratavizcaya, responsable del Programa de TEC y de Depresión Resistente del Servicio de Psiquiatría del Hospital de Bellvitge (HUB) e investigador del IDIBELL, las patologías que se tratan con TEC son la catatonia, el trastorno depresivo mayor (TDM) grave o resistente, la manía en el trastorno bipolar y determinados casos de esquizofrenia.

Se utiliza como una terapia de primera elección en casos en los que exista la necesidad de una respuesta rápida y efectiva debido a la gravedad del trastorno; en los que otros tratamientos superen los riesgos de la TEC; en los que haya una mala respuesta a tratamientos farmacológicos o una buena respuesta previa a la TEC; o en los que sea preferencia del paciente. “Consideraremos la TEC de forma consecutiva a otras estrategias terapéuticas (uso secundario de la TEC) en casos de resistencia al tratamiento farmacológico; casos de intolerancia o efectos adversos a los distintos psicofármacos usados, y en caso de agravamiento del estado del paciente que justifique la necesidad de una respuesta rápida y definitiva”, indica el Dr. Urratavizcaya.

MECANISMO COMPLEJO CADA VEZ MÁS CONOCIDO

Cuando un paciente se encuentra en una fase aguda de la enfermedad y recibe este tratamiento, bajo anestesia, suele obtener la remisión de los síntomas entre la novena y duodécima sesión, a veces con avances desde la primera sesión. En el momento en el que la enfermedad mejora, entre el 1 y 35% de los pacientes continúan con la TEC como estrategia terapéutica a largo plazo. “Al suspenderse la TEC, el 40% de las personas que han respondido a la TEC aguda recaen en los primeros 6 meses y aproximadamente el 50% a finales del primer año. Por ello se precisa, muchas veces, seguir con tratamiento farmacológico tras la suspensión de la TEC”, explica el experto.

Se estima que en nuestro país se aplica esta terapia a 3.000 personas al año, con un acceso limitado que estaría contribuido por el estigma que sigue asomando ante el uso de la TEC

En los últimos 10 años se ha avanzado mucho en el conocimiento del mecanismo de acción de la TEC que es complejo. “La TEC tiene diferentes efectos a nivel cerebral: algunos se parecen al de los fármacos y otros son diferentes (por eso la TEC actúa en pacientes resistentes a los fármacos)”, explica el Dr. Urratavizcaya. Como señalan desde el Hospital de Bellvitge, el 75% de los pacientes condepresión resistenteexperimentan una mejora clínica con este tratamiento.

La terapia electroconvulsiva produce cambios en la neurotransmisión, en algunas hormonas, en el sistema inmunitario y en la conectividad cerebral. También modifica la expresividad de determinados genes, la neuroplasticidad (neurogénesis y árboles dendríticos). “En cada una de estas áreas hay mucha información científica generada en los últimos años. Nos falta conocer cómo ‘se orquestan’ y ‘se imbrican’ estos cambios/modificaciones para conseguir la mejoría que se observa a nivel clínico”, indica el experto. 

En el mundo cada año se realizan un millón de TEC. En España, su aplicación no está repartida por igual. Según un estudio publicado en 2015, solo el 54,9% de las unidades estudiadas aplicaban TEC, con una tasa de aplicación de 0,66 por 10.000 habitantes, y con variaciones ente comunidades autónomas de 0 a 1,39, y entre provincias de 0 a 3,90. Con los datos se estima que en nuestro país se aplica esta terapia a 3.000 personas al año, con un acceso limitado que estaría contribuido por el estigma que sigue asomando ante el uso de la TEC.

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