La urticaria por frío es una de las más problemáticas a lo largo de la vida

Alguno de los síntomas más frecuentes en este tipo de urticaria son las lesiones cutáneas en las zonas expuestas.

Urticaria (Foto. Freepik)
Urticaria (Foto. Freepik)
Ander Azpiroz
27 enero 2022 | 14:45 h
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El temporal actual de temperaturas por debajo de lo normal está provocando en algunos pacientes la urticaria inducidapor frío (UF). Según los estudios registrados, tiene una incidencia anual del 0,05% y es la segunda urticaria inducible en frecuencia, casi hermanada con la urticaria inducida por ejercicio físico.

La doctora Beatriz Veleiro Pérez, médica adjunta de la Sección de Alergia del Complexo Hospitalario Universitario A Coruña (CHUAC) y miembro del Comité de Alergia Cutánea de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), explica que, “además, los datos obtenidos hasta ahora demuestran que la UF es la urticaria inducible que tiene una tasa de remisión más baja a los diez años, con una duración mayor que la urticaria crónica espontánea”.

Esta alergia es un tipo de urticaria crónica que se encuentra en el grupo de las urticarias inducibles (UI) o desencadenadas por estímulos físicos. La UF consiste en la aparición de picor, enrojecimiento, ronchas e hinchazón de la piel tras estar expuesto a bajas temperaturas. “No obstante, en algunos casos, tras una intensa exposición sistémica al frío, baños en agua fría, por ejemplo, los síntomas pueden ser generales y graves, incluyendo reacciones anafilácticas, con síntomas cardiovasculares, mareo o pérdida de conocimiento y respiratorios”, advierte el doctor Ignacio Jáuregui, médico especialista en Alergología y miembro del Comité de Alergia Cutánea de la SEAIC.

 Según un estudio, el 78% de los niños que sufrían UF también padecían algún otro tipo de alergia de tipo respiratoria, alimentaria o dermatitis atópica

Se ha publicado recientemente un estudio retrospectivo de 415 pacientes que sufren de urticaria inducida por el frío con edades entre los 4 meses a los 18 años, que refleja que casi el 80% de los niños del estudio que sufrían UF,  también padecían algún otro tipo de alergia de carácter respiratorio, alimentario o dermatitis atópica.

Una de las maneras que tienen los alergólogos de controlar el nivel de exposición al frío, se realiza a través de un cubito de hielo o un tubo de ensayo con agua congelada sobre la cara anterior del antebrazo, durante 5 minutos. Después de 10-15 minutos, si el paciente es alérgico, experimentará picor. “Solamente en algunos casos se debe alargar la exposición o bien sumergir los brazos en agua fría para confirmar el diagnóstico”, indican.

Otro de los métodos se conoce como Temptest; en este caso, se trata de un aparato basado en el efecto Peltier, que tiene un hilo metálico capaz de producir un gradiente de temperatura entre 4 y 44 ºC, con una duración de cinco minutos. “En el caso de que el resultado sea positivo, este aparato nos permite conocer el umbral de respuesta del paciente, es decir, la temperatura que provoca picor o habones en ese momento”, recalca la doctora Veleiro.

En referencia a los umbrales de respuesta del paciente durante el estudio, tanto de temperatura como del tiempo de estimulación necesario para desenadenar una respuesta al frío, el doctor Jáuregui explica que “por ejemplo, si el tiempo de estimulación necesario para obtener una respuesta positiva al test de cubito de hielo es igual o inferior a 3 minutos, aumenta la probabilidad de que el paciente desarrolle una anafilaxia en vida real. Pero también aumenta si el paciente tiene una temperatura desencadenante de síntomas mayor a 20 ºC”.

Por todo ello, los expertos recomiendan que ante cualquier síntoma, se derive al paciente a la consulta de Alergología para confirmar el diagnóstico. “Principalmente aconsejamos evitar las actividades acuáticas, que son conocidas como facilitadoras de anafilaxia, sobre todo si las exposiciones son prolongadas o de toda la superficie corporal. No obstante, un estudio adecuado individualizado podría servirnos para indicarle al paciente que no se puede bañar en el Atlántico, pero sí en el Mediterráneo, que es más cálido, por ejemplo”, concluyen los alergólogos.

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