El pasado 16 de abril el Parlamento del Reino Unido aprobó la Ley de Tabaco y Vapeo, que estipula prohibir la venta de cigarrillos o productos con nicotina a todos aquellos nacidos después del año 2008. Una medida sanitaria que persigue la erradicación gradual de su consumo hasta conseguir una generación libre de humos. Desde entonces, varios han sido los países que han mostrado su disposición a endurecer sus actuales legislaciones contra el tabaco para lograr el objetivo de terminar eliminando esta adicción, relacionada con infinidad de enfermedades y una de las principales causas indirectas de mortalidad.
El primer país en el mundo que puso sobre la mesa la prohibición de comprar tabaco para un rango determinado de población fue Nueva Zelanda, que en 2021 planteó esta medida legislativa para poner coto al tabaquismo desde una fecha de nacimiento concreta. Sin embargo, el cambio de Gobierno en la nación oceánica supuso que esta iniciativa fuera paralizada y quedará pendiente en el cajón de los responsables políticos. Más allá de esto, ningún otro país –salvo ahora Reino Unido- ha dado un paso tan decidido hacia una población sin malos humos.
UNA GENERACIÓN SIN HUMOS
El actual escenario internacional en este ámbito nos demuestra que la mayoría de países se ciñen a imponer un límite de edad en el consumo de tabaco a los menores de 18 años. A partir de esta edad la compra y consumo de estos productos está legalizado, más allá de sus limitaciones en determinados espacios públicos. Aunque esta situación podría cambiar próximamente. El Reino Unido ha sido pionero en una estrategia que muchos otros Gobiernos han puesto ya en su hoja de ruta y ha coincidido con un interés por desempolvar proyectos legislativos contra el tabaco en países como España o Francia.
A finales del pasado año la Asamblea Nacional francesa aprobó el nuevo Programa Nacional de Lucha contra el Tabaquismo que, entre sus medidas estrella, recogía la progresiva subida del precio de las cajetillas
Entre los territorios donde muchos de sus ciudadanos se preparan para apurar sus últimas caladas, encontramos a Portugal y Canadá. Nuestro vecino endureció hace un año su ley antitabaco con la prohibición de fumar en los alrededores de los colegios y en las terrazas cubiertas –entre otros espacios- y estableció importantes restricciones a los puntos de venta y al tabaco calentado, con el objetivo marcado por Europa de tener una generación libre de humos para el 2040. Una estrategia similar a la de Canadá, cuya intención también es reducir el consumo de tabaco en nuevas generaciones a un 5% para el 2035.
FRANCIA TOCA EL BOLSILLO
El Gobierno de Francia ha emprendido también en los últimos tiempos una estrategia destinada a conseguir esta nueva sociedad sin dependencia tabáquica. En el caso de los galos, las medidas se han concentrado allá donde más duelen, en la cartera. De esta manera, a finales del pasado año la Asamblea Nacional francesa aprobó el nuevo Programa Nacional de Lucha contra el Tabaquismoque, entre sus medidas estrella, recogía la progresiva subida del precio de las cajetillas hasta techos nunca antes vistos, 13 euros. Paralelamente, también se prohibieron los cigarrillos electrónicos desechables, con nicotina y un gran impacto en los jóvenes.
El precio del paquete de cigarrillos -en Francia- se encuentra ahora a 11 euros en las principales marcas; ascenderá hasta 12 euros a comienzos de 2025 y a los 13 euros durante 2026
En concreto, Francia ha decidido focalizarse en el aumento de los costes para el fumador como una de las vías de éxito para la deshabituación tabáquica. Línea compartida por muchos expertos en el campo. El precio del paquete de cigarrillos se encuentra ahora a 11 euros –en las principales marcas-, ascenderá hasta 12 euros a comienzos de 2025 y a los 13 euros durante 2026. Visto en perspectiva, el precio medio era de 3,20 en el año 2000, de 5 euros en 2005, de 7 en 2014 y alcanzó los dos dígitos (10 euros) en 2020. Un ascenso continuado que pretende animar a los fumadores a cambiar de aires.
ESPAÑA SE PONE LAS PILAS
La llegada de Mónica García al Ministerio de Sanidad ha supuesto un renovado ímpetu por poner más barreras a la expansión del tabaco en nuestra sociedad. La responsable Sanitaria, junto a las diferentes CC.AA., se ha embarcado en la puesta en marcha del Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo (PIT) 2024-2027. Una estrategia que contempla 150 propuestas para combatir el consumo de los productos de tabaco en nuestro país, entre las que se destacan la equiparación legal de las nuevas modalidades de consumo al tabaco tradicional, el aumento del precio o la ampliación de los espacios sin humo.
Con el nuevo Plan todavía pendiente de su concreción definitiva, la ministra no ha cerrado las puertas a imitar la reciente estrategia del Reino Unido para prohibir la venta de tabaco a los nacidos a partir de 2009
De esta manera, España, que siempre se ha significado como uno de los países con normativas más restrictivas frente al tabaco, dará una vuelta de tuerca a su actual estrategia en este ámbito. Además, con el nuevo Plan todavía pendiente de concreción definitiva, la ministra no ha cerrado las puertas a imitar la reciente estrategia del Reino Unido para prohibir la venta de tabaco a los nacidos a partir de 2009."Aquí se puede aplicar todo, no hay nada imposible", concluía la ministra de Sanidad al ser cuestionada sobre esta posibilidad.
Lo que parece claro es que la puerta hacia una generación libre de humo, para la que la esclavitud de la nicotina sea un mal recuerdo del pasado, se ve ahora más cerca. Por delante, eso sí, quedará sopesar las posibles reticencias legales que implicaría una medida de este calado en nuestro país, que debería blindar muy bien los flecos para no atentar contra los derechos y libertades recogidos en la Constitución para todos los ciudadanos. En este campo, Reino Unido servirá de piedra de toque para ver cómo se termina articulando el anunciado proyecto.