La sexóloga Alba Povedano: "Hay resistencia a aprobar leyes que protejan los derechos sexuales"

Alba Povedano, psicóloga y sexóloga clínica, explica para ConSalud.es en qué punto se encuentra España respecto a educación sexual y cuáles son los riesgos que se asumen al no garantizar los derechos sexuales y reproductivos de forma adecuada

Alba Povedano (Foto. Amantis)
Alba Povedano (Foto. Amantis)
Verónica Serrano
14 febrero 2024 | 00:00 h

La Alianza Europea para la Salud Sexual (ESHA) seleccionó en 2003 el 14 de febrero para celebrar el Día Europeo de la salud Sexual. Desde entonces, Europa conmemora en esta fecha anual la reivindicación de los derechos sexuales y reproductivos de los ciudadanos, recogidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Y, si bien están firmemente reconocidos y los países europeos diseñan políticas orientadas a su garantía, los datos demuestran que aún queda mucho por hacer en materia de sexualidad.

Las últimas cifras que ha dado a conocer el Ministerio de Sanidad sobre salud sexual han hecho saltar todas las alarmas, después de que se batieran cifras récord de contagio de infecciones de transmisión sexual. Respecto al año 2021, la infección gonocócica es la que más ha subido, disparándose un 56%. En el caso de la sífilis y de la clamidia, la crecida es del 27% y 28%, respectivamente. Además, el 14% de las adolescentes manifiesta haber sufrido violencia sexual en algún momento de sus relaciones.

Ante esta coyuntura, los expertos reclaman una adecuada educación sexual y reproductiva que brinde información de calidad a los jóvenes. El objetivo es alejarla de los tabús, pues la sexualidad comprende una dimensión psicológica y social que va mucho más allá de lo puramente biológico, un alcance que algunas personas no se atreven a abordar. Se trata de fomentar unas experiencias libres y placenteras, pero también seguras, sin discriminación y sin violencia.

Para conocer en qué punto se encuentran los derechos sexuales en España, ConSalud.es se ha puesto en contacto con Alba Povedano, psicóloga y sexóloga clínica, quien reivindica la importancia de la educación sexual integral como herramienta para luchar contra el contexto sexualizado que nos rodea.

La teoría de los derechos sexuales dicta que todos tenemos derecho a ejercer el libre control sobre nuestra sexualidad y reproducción, sin discriminación, coacción o violencia. De hecho, hay diversas declaraciones de la ONU que los recogen de esta manera. A pesar de estar reconocidos, ¿están nuestros derechos sexuales realmente protegidos en Europa y España?

A nivel legal, sí. Es decir, cuando se denuncia una agresión, ya sea física o verbal, se van a proteger esos derechos sexuales. Pero es cierto que esa libertad que hay sobre papel difiere en muchas ocasiones de la realidad, porque hay muchísima gente que todavía tiene mucho miedo a mostrarse tal como es, ya sea por una cuestión de identidad, por una cuestión de género o de orientación sexual, etc. Y esto ocurre porque aún sigue habiendo un montón de casos de personas violentadas y agredidas en la calle, en sus casas y en cualquier lado, únicamente por cómo son. Entonces, sobre papel sí hay libertad, pero queda mucho por hacer.

Estos derechos sexuales también reconocen el acceso a la información y servicios de salud sexual para todas las personas. ¿Cómo valora una sexóloga esta situación? ¿Es realmente así?

No, sin lugar a dudas aún existe un fuerte veto en cuanto a la educación sexual y yo creo que mucha gente no entiende lo que es en realidad ese derecho a la información y a la educación sexual. La desinformación que tienen algunas personas les lleva a pensar que la educación sexual simplemente es enseñar en los colegios a cómo tener sexo. Y eso es un error. La sexualidad abarca muchos temas que no tienen nada ver con el acto sexual en sí, por ejemplo, desde la propia expresión de ‘educación sexual’ a las identidades, las orientaciones sexuales, los límites que hay que marcar, la violencia sexual, lograr el placer desde la salud sexual…

Hay un montón de temas de los que hablar y que están vetados, yo creo que únicamente por el miedo a pervertir o a poder dar demasiada información a nuestros jóvenes. El problema es que cuando la gente con esa mentalidad llega al poder, dificulta el acceso a la información sexual y termina vulnerando los derechos de los ciudadanos. Lo que subyace es que esa gente tampoco tiene una educación sexual, entonces lo único que logran es decir sandeces y hablar sin propiedad sobre un asunto que es una rama de la ciencia, la sexología.

En España no existe una asignatura de educación sexual como tal. ¿Cómo está la situación en los colegios e institutos?

Considero que la situación en España es bastante deficiente en cuanto a educación sexual, porque no podemos dejar las explicaciones simplemente al nivel físico y biológico. Eso no va a tener un impacto grande en los adolescentes, que lo único que buscan es interaccionar entre ellos y ellas. La información sexual les ayudará a conocerse mejor, porque no se quieren relacionar con miedo y su objetivo tampoco es reproducirse. Sin embargo, la información que les llega es muy deficiente, porque incluso los educadores tampoco disponen de una formación sexual adecuada para poder transmitir los conocimientos. A esto hay que sumarle que tampoco hay un deseo de invertir en poder crear una asignatura específica y obligatoria, impartida con los conocimientos apropiados, para añadir todo este tipo de contenido.

"Los niños aprenden de los estímulos que tienen y el porno y la hipersexualización actual no son buenos referentes"

Otro de los problemas es que cuando voy a los colegios y a los institutos a dar charlas, incluso a las familias, hay padres que se piensan que vamos a explicar a los niños cómo se practican la masturbación o el sexo oral, por poner un ejemplo. Y están muy equivocados. Lo que hace la educación sexual es brindarles los conocimientos para que descubran cómo es su cuerpo, cómo es la menstruación, el respeto con el cuerpo propio y el ajeno o, también, algo tan importante como saber decir ‘no’ si se encuentran en una situación comprometida. Son temas que nada tienen que ver con el acto sexual en sí y que tienen mucha relevancia porque vivimos una sociedad hipersexualizada que se parece muy poco a la de hace 30 o 40 años.

No hay comparaciones posibles. La sociedad ha cambiado y tenemos que ponernos las pilas en materia de educación sexual. Los niños aprenden de los estímulos que tienen y el porno y la hipersexualización actual no son buenos referentes. Así que es fundamental que reúnan toda la información posible y de calidad y no sólo la que les llega por los medios para desarrollarse con una adecuada educación sexual.

Alba, por lo que te encuentras en tu día a día, también en tus formaciones en colegios e institutos, ¿qué otras medidas crees que se necesitan tomar para mejorar la educación sexual en España?

Tendría que ser una educación integral. Sería maravilloso que, además de la asignatura obligatoria, hubiera una formación para profesorado. Al final, la sexualidad es algo transversal y la educación que debe transmitir el profesorado tiene que ser la adecuada también. Muchas veces, en los colegios me encuentro con profesores y profesoras que aprenden nueva información con mis charlas y, cuando me paro a pensarlo, veo que los alumnos que puedan tener algún problema o hayan visto comprometidos sus derechos, van a acudir por lo general a profesores que no tienen la formación apropiada. No me refiero a que no les escuchen ni que les atiendan, sino a que no sepan cómo actuar con una idea clara y protocolaria.

Además, sería relevante que la asignatura se tratara con la relevancia que requiere, porque al final es algo que te prepara para desenvolverte en la vida. Se necesitan unos buenos contenidos y gente preparada para impartirlos.

¿Crees que hay políticas reales que puedan acabar con las situaciones estigmatización y violencia sexual que todavía son una asignatura pendiente de la sociedad?

Creo que se está intentando, es decir, hay un esfuerzo, pero es muy difícil. Hay muchísima resistencia a aprobar cualquier tipo de ley orientada a proteger los derechos sexuales y en el parlamento está complicado lograr mayorías que respalden esas leyes. Pero creo que estamos yendo en el buen camino y que poco a poco se están construyendo nuevas medidas. Por ejemplo, hace poco se anunciaba la creación de soluciones para impedir el acceso a los menores a los contenidos pornográficos y se barajaba el uso del DNI para la verificación de edad. El intento está ahí y, afortunadamente, son temas que ya se hablan más que hace unos años, así que es buena señal, aunque aún se necesitan muchos más avances.

¿Cuál es el coste social de que los derechos sexuales o esta educación sexual no se garantice de la forma adecuada en las aulas?

El coste es vivir en una sociedad hipersexualizada en la que estamos dejando la educación de nuestros jóvenes en manos de todos los inputs de nuestro alrededor: el porno, la violencia, los pocos límites, el acoso, etc. Esto hace que los adolescentes no tengan toda la información para poder tomar decisiones sanas y conscientes con todo el abanico de posibilidades que ofrece la vida en sí. Es importante entender de feminismo, de machismo y del contexto para comprender por qué ocurre todo lo que vemos a nuestro alrededor. Una realidad que se refleja y perpetúa en lo que vemos en internet y en lo que marca la sociedad sin ningún tipo de cuestionamiento o crítica.

"O llegamos a tiempo a entender todo lo que nos rodea o crearemos una sociedad a través de una educación pornificada, que es lo que ya nos está sucediendo"

Al final, la información es poder y, con relación a la educación sexual, se trata de poder decidir sobre ti mismo, sobre la vida y sobre las decisiones que toman otros.

En el otro lado de la balanza, ¿cuál es el impacto para la sociedad de recibir una educación sexual adecuada?

Viviríamos en una sociedad más sana y feminista, en la que podamos tener más igualdad, más respeto y más herramientas para poder vivir en convivencia y armonía. Se trata de no dejarnos llevar tanto por la multitud, sino de entendernos mejor a nosotros mismos y tener el poder de decisión.

¿Podemos entonces decir que estamos mejor que hace unas décadas?

Estamos mejor en cuanto a la información que damos y utilizamos, hay más capacidad crítica. Ahí sí que ha habido un cambio, porque tanto las mujeres como los hombres tenemos más espacios para poder expresarnos y para poder ser libres. Sin embargo, no estamos mejor en cuanto al contexto. Como decía antes, vivimos en una sociedad hipersexualizada y el contexto no acompaña. Y de ahí la necesidad de ponernos las pilas en materia de sexualidad porque, o llegamos a tiempo a entender todo lo que nos rodea o crearemos una sociedad a través de una educación pornificada, que es lo que ya nos está sucediendo.

Las tasas de infecciones de transmisión sexual han aumentado en comparación a hace unas décadas, no se ponen en duda las cifras, pero esto también atiende a que ha subido el número de pruebas que se hacen con respecto a entonces. Lo cierto es que hay mucho más interés general y esos pasitos que se han ido dando en cuestión de sexualidad lo están demostrando. Aunque todavía necesitamos seguir avanzando.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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