La tecnología CRISPR llega al paciente: “En diez años la hemos llevado del laboratorio a la clínica”

La MHRA y FDA son las primeras agencias en aprobar un tratamiento con tecnología CRISPR-Cas, en este caso dirigido a los pacientes con anemia de células falciformes. Un paso que los expertos celebran, pero que también supone nuevos retos

Representación ADN (Foto: Freepik)
Representación ADN (Foto: Freepik)
Paola de Francisco
12 diciembre 2023 | 00:00 h

Es una de las mayores revoluciones de la Medicina. La investigación había demostrado todas las posibilidades que la edición génica con tecnología CRISPR-Cas ofrecía, pero ha sido ahora cuando estas han llegado al uso clínico y los primeros pacientes podrán beneficiarse de ellas. “En 10 años, desde que comenzamos en 2013 a utilizar esta técnica, se ha conseguido llevar la investigación básica de los laboratorios a la clínica”, celebra el Dr. Lluis Montoliu, investigador del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC (CNB-CSIC) y del CIBERER en valoraciones realizadas para ConSalud.es.

Siguiendo el camino que ya había iniciado la Agencia Reguladora de Medicamento y Productos Sanitarios de Reino Unido (MHRA, por sus siglas en inglés) el pasado 16 de noviembre, este 8 de diciembre la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) ha dado un gran paso en este campo al aprobar la primera terapia génica con CRISPR-Cas9 dirigido a pacientes con anemia de células falciformes.

El sistema CRISPR-Cas es una importante herramienta utilizada para desarrollar los mejores tratamientos dirigidos a patologías de origen genético que hasta ahora no tienen cura. Esta tecnología nace de las secuencias repetitivas presentes en el ADN de bacterias y arqueas (organismos procariotas), que albergan fragmentos de material genético de virus que han infectado a sus antepasados. Información que les permite reconocer si se repite la infección y defenderse cortando el ADN de los patógenos invasores mediante proteínas Cas.

Las agencias reguladoras británica y estadounidense han aprobado Casgevy, que se ha convertido en la primera terapia génica autorizada que utiliza CRISPR-Cas9

Este sistema natural antiviral de los organismos procariotas ha sido investigado en la última década como una herramienta que usar frente a diferentes patologías genéticas por su capacidad de edición génica. El objetivo es eliminar las partes del ADN mutadas causantes de una patología. “Hoy en día hay hasta 100 ensayos clínicos en diferentes estadios”, recuerda el Dr. Montoliu. Ejemplo de ello sonla investigación para alcanzar la cura de la fibrosis quística en células madre humanas cultivadas o la corrección de una mutación puntual en ratones del gen lamin A, causante de la Progeria de Hutchinson-Gilford, entre otras patologías.

La aprobación por parte de la MHRA y la FDA del primer tratamiento basado en CRISPR-Cas supone que este sistema, que durante estos años se ha encontrado con varias dificultades, es capaz de dar soluciones médicas a pacientes con patologías sin cura hasta el momento, como la anemia de células falciformes. Esta hace referencia a un grupo de trastorno sanguíneo que produce que los glóbulos rojos tengan forma de hoz, lo que restringe el flujo de los vasos sanguíneos y limita el suministro de oxígeno a los tejidos del cuerpo. Como resultado, los pacientes sufren un dolor intenso, daño en los órganos y discapacidad potencialmente mortal. En los últimso años los casos se han incrementado y un estudio desarrollado por la Facultad de Medicina de la Universidad estimó que las muertes por esta patología son 11 veces mayores que las indicadas hasta el momento.  

Las agencias reguladoras británica y estadounidense han aprobado Casgevy, que se ha convertido en la primera terapia génica autorizada que utiliza CRISPR-Cas9. En concreto, el sistema modifica las células madre hematopoyéticas (sanguíneas) de los pacientes las cuales son trasplantadas al paciente y se injertan en la médula ósea, incrementando la producción de hemoglobina fetal que facilita el suministro de oxígeno.

LOS RETOS DE LA TECNOLOGÍA CRISPR-CAS

Durante los últimos años los avances en CRISPR-Cas han permitido investigar en tratamiento para patologías genéticas que no contaban con una cura, también se ha trabajado con este método en la detección de biomarcadores o de diferentes patógenos. Estos pasos son las grandes estrategias en investigación médica que se han realizado en los últimos años y que no han estado exentas de obstáculos.

El precio de esta terapia, 2,2 millones de dólares por paciente, "inhabilita el acceso a aquellos que podrían beneficiarse de ella"

El principal problema que se encontró al principio del trabajo con este mecanismo fue hallar sistemas que no fueran atacados por los anticuerpos humanos. Los microorganismos utilizados actualmente para editar el ADN son patogénicos para los humanos, como los estreptococos o staphylococcus aureus. Esto provoca que el sistema inmunitario les ataque, evitando su acción terapéutica. Viajes a lugares remotos solucionó este problema y convirtió a esta herramienta en un sistema “extraordinariamente versátil y que además relativamente sencillo de utilizar”.

El siguiente paso era probar su seguridad y eficacia, unos puntos que con el tratamiento dirigido a la anemia de células falciforme se demostraron; como recoge la FDA en su aprobación, este tratamiento no produce episodios graves, todos los pacientes consiguieron un injerto exitoso y ningún paciente sufrió un rechazo. Y el actual reto es el económico.

Esta aprobación “representa un avance médico importante con el uso de terapias génicas basadas en células innovadoras para atacar enfermedades potencialmente devastadoras y mejorar la salud pública”, en palabras del Dr. Peter Marks, director del Centro de Evaluación e Investigación de Productos Biológicos de la FDA. Sin embargo, como valora el Dr. Montoliu a este medio, el coste de salida de esta terapia es excesivamente elevado.

“El precio es de 2,2 millones de dólares por pacientes”, incide el investigador. Un valor que “inhabilita el acceso a aquellos que podrían beneficiarse de ella". Cada año se diagnostican 4.000 pacientes en el mundo y más de 300.000 se encuentran en el continente africano, “cuesta creer que estos pacientes puedan acceder a este tratamiento”, apunta. Por eso, manifiesta su alegría y da la enhorabuena a los investigadores que han hecho posible este avance, pero da un toque de atención por los precios y el acceso. “Este es el reto actual, un reto económico que ya no es científico”.

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