“El sistema sanitario se diseña para adultos jóvenes cuando los mayores son usuarios principales"

El Hospital Infanta Leonor ha sido el primer centro madrileño reconocido con la acreditación GEDA en abordaje de pacientes mayores en Urgencias. Desde ConSalud.es hemos hablado con la jefa de Geriatría del hospital, Fátima Brañas, sobre esta distinción

Dra. Fátima Brañas Baztán, jefa del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario Infanta Leonor: “El sistema sanitario se diseña para adultos jóvenes y no mayores"
Javier Leunda
8 enero 2023 | 00:00 h

La acreditación GEDA (Geriatric Emergency Department Accreditation) es un reconocimiento otorgado por el Colegio Americano de Médicos de Urgencias (ACEP), la Fundación John A. Hartford y el Instituto West Health de Estados Unidos. Su objetivo es reconocer los estándares y requerimientos del programa estadounidense GEDA en el abordaje de las personas mayores que acuden al servicio de Urgencias. Así, el Hospital Universitario Infanta Leonor se ha convertido recientemente en el primer centro hospitalario de la Comunidad de Madrid en obtener la acreditación GEDA, valorando así la labor en la asistencia sanitaria integral y multidisciplinar que el centro médico ofrece a los pacientes de edad avanzada.  

La acreditación obtenida por el hospital madrileño es la denominada ‘bronce’, la máxima a la que pueden acceder, por el momento, los centros hospitalarios que están fuera de las fronteras de Canadá o Estados Unidos. De este modo, se reconoce la excelencia del centro en los estándares marcados por la ACEP en el abordaje geriátrico en urgencias, tales como la formación del personal sanitario en geriatría, la existencia de protocolos de abordaje geriátrico en Urgencias, la disponibilidad de material que facilite la deambulación de los pacientes mayores en Urgencias -andadores y bastones-, y la facilidad para proporcionar agua y alimento en cualquier momento al paciente.

“Supone el reconocimiento de que estamos haciendo las cosas bien, lo cual es muy positivo; del mismo modo, significa un estímulo para nosotros a la hora de seguir trabajando”

La Dra. Fátima Brañas Baztán, jefa del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario Infanta Leonor, ha atendido a ConSalud.es para valorar esta distinción internacional y las singularidades que conlleva el abordaje medico de las personas mayores. Respecto a la acreditación GEDA otorgado a su hospital, considera que “supone el reconocimiento de que estamos haciendo las cosas bien, lo cual es muy positivo; del mismo modo, significa un estímulo para nosotros a la hora de seguir trabajando”. No en vano, la geriatra anuncia que su departamento continuará implementando nuevos estándares en la línea de mejorar la atención de las personas mayores en urgencias. “Hemos conseguido la acreditación ‘bronce’, la máxima a la que podíamos acceder, pero somo ambiciosos y vamos a trabajar para conseguir la acreditación ‘oro’ en el futuro”, avanza.

En esta línea, el Hospital Infanta Leonor viene desarrollando desde marzo de 2018 el proyecto denominado ‘Hospital Amable para la Persona Mayor’, que según define su ideóloga y responsable, la Dra. Brañas, está centrado en “adaptar el hospital a las necesidades de la persona mayor, y no al revés, que es lo que viene siendo habitual”. “Consiste en intentar que el paciente mayor se adapte a un sistema que no está diseñado para él. Los hospitales están diseñados para que venga una persona mayor con una enfermedad aguda, se le diagnostique, se le trate y se le el alta. Sin embargo, estos pacientes, muchas veces, traen una ‘mochila’ de otras problemáticas que se agudizan con el ingreso”, apunta la geriatra.

Las personas que sufren delirium durante el ingreso tienen el doble de posibilidades de morir en el transcurso de la hospitalización. Por ello hemos implantado el ‘Código Delirium’, un sistema de detección precoz”

De este modo, los pacientes de edad avanzada encuentran mayores dificultades en su ingreso hospitalario que los pacientes más jóvenes, como son: las problemáticas de movilidad, un sueño más fraccionado, tienden a comer peor o les resultan más complicados los cambios de ubicación. “Todo esto tiene un impacto en la persona mayor, que le genera nuevos problemas -desnutrición, deterioro funcional, o delirium, entre otros- y esos ‘problemas colaterales’ a veces son más importantes que la propia enfermedad por la que vinieron al hospital y condicionan que este pueda volver a su domicilio o lo haga en una peor situación”, señala la doctora del Infanta Leonor. Es por ello, que el objetivo principal del proyecto de ‘Hospital Amable’ se centra en prevenir esos daños, adaptándose a las personas mayores, tanto a nivel estructural como en el funcionamiento asistencial que se les ofrece en el centro médico.

Uno de estos trastornos asociados al ingreso hospitalario que desde la estrategia asistencial geriatría tratan de prevenir en los pacientes de edad avanzada es el delirium. Se trata de un estado mental de confusión y acarrea una percepción reducida del entorno. Del mismo modo, puede producir en la persona afectadas ansiedad, agitación, depresión, falta de energía o cansancio. “Las personas que sufren delirium durante el ingreso tienen el doble de posibilidades de morir en el transcurso de la hospitalización. Por ello hemos implantado el ‘Código Delirium’, un sistema de detección precoz en el que las enfermeras del hospital llevan a cabo en pacientes mayores de 65 años un test de cribado para que el equipo de geriatría pueda intervenir sobre estas personas de forma precoz”, apunta la jefa de geriatría del hospital madrileño. Este procedimiento de detección anticipada de delirium cobra especial importancia teniendo en cuenta que se trata de un trastorno infradiagnosticado que implica riesgo de demencia y puede acarrear un deterioro funcional del afectado.

Se hace necesario concebir un entorno asistencial en el que estos pacientes “se sientan cómodas y arropadas en sus necesidades tanto médicas como personales; pues no se trata sólo de tratar enfermedades, sino de tratar a personas enfermas

Por otro lado, la doctora apunta que lo ‘paradójico’ del sistema sanitario es que “está diseñado para un adulto joven cuando las personas mayores son las principales usuarias del mismo”. De este modo, prosigue, se hace necesario concebir un entorno asistencial en el que estos pacientes “se sientan cómodas y arropadas en sus necesidades tanto médicas como personales; pues no se trata sólo de tratar enfermedades, sino de tratar a personas enfermas”. En la actualidad el envejecimiento de la población se valora desde muchos entornos -sociales, económicos o sanitarios- como una amenaza presente y futura para nuestro país, sin embargo, la Dra. Fátima Brañas plantea un nuevo enfoque, afirmando que “si se viene hablando de que el envejecimiento es un problema, démosle la vuelta a este planteamiento y atendamos esta problemática focalizándonos en los expertos, los geriatras”. Así, asevera, se trata de “una oportunidad para que se desarrolle la especialidad y se pongan en marcha proyectos enfocados a las personas mayores como el nuestro en otros hospitales”.

SOLEDAD: PROBLEMA AÑADIDO

En España se estima que más de 2,5 millones de ancianos sienten soledad no deseada, lo que se corresponde casi con el 40% de los mayores de 65 años, según un reciente estudio de La Caixa. Si bien la soledad no es ninguna enfermedad, se trata de un factor que influye negativamente en los pacientes. Así, la Dra. Brañas, afirma que “la soledad no deseada es la nueva pandemia, especialmente en las personas mayores. Además, se trata de un factor determinante en la salud; conlleva el riesgo de comer menos, moverse menos o tener más bajo el estado de ánimo”. Todas estas circunstancias inciden en cómo los pacientes pueden afrontar y superar su enfermedad, así como “tener una motivación para recuperarse”, prosigue Brañas. “La soledad marca el curso de la enfermedad y constituye un factor de riesgo para que vaya a peor”, asevera la jefa de geriatría.

Son necesarios durante la convalecencia una serie de “cuidados que no tienen en su entorno familiar”, especialmente si se trata de personas con problemas de movilidad o gran dependencia

Por otra parte, este aislamiento social derivado de la soledad no deseada lleva a que la recuperación de las personas mayores también presente problemáticas no deseadas. No en vano, en gran parte de estos pacientes son necesarios durante la convalecencia una serie de “cuidados que no tienen en su entorno familiar”, especialmente si se trata de personas con problemas de movilidad o gran dependencia, aunque desde el hospital tratamos de “ayudar, en la medida de lo posible, a través de la trabajadora social que compone el equipo de trabajo multidisciplinar”, concluye la jefa de jefa del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario Infanta Leonor.

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