Mosca negra: “En España tenemos varias especies, entre 5 y 7 de mayor interés”

La expansión de la mosca negra en España no deja de crecer y, aunque no conlleve un riesgo de salud pública, puede provocar graves problemas de salud en las explotaciones ganaderas

Larvas sobre sustrato rocoso en un río de la provincia de Valencia (Foto: Rentokil Initial)
Larvas sobre sustrato rocoso en un río de la provincia de Valencia (Foto: Rentokil Initial)
Itziar Pintado
28 junio 2023 | 14:30 h

El cambio climático y los efectos medioambientales son dos de los factores implicados en la proliferación de determinadas especies, como es el caso de la mosca negra. En España, actualmente, la expansión de este díptero es creciente y las técnicas de control de plagas para su erradicación son esenciales para la prevención de sus posibles efectos adversos.

En concreto, según ha explicado Isaac Antonio García Masías, Vector Control Responsable de Rentokil Initial España, la mosca negra es “conocida por el nombre científico de simúlidos y es un díptero que se alimenta de sangre como los mosquitos, pero sus larvas se desarrollan en agua corriente, en cauces de ríos, canales o acequias”. Esto indica el riesgo que conlleva la expansión de estas especies en zonas vegetales donde habita un gran porcentaje del ganado y la exposición a estos insectos puede provocar graves alteraciones en su bienestar.

Existen 53 especies en el territorio nacional de la familia de la mosca negra

En España, la primera vez que se detectó este insecto fue en la década de los noventa, concretamente en Gerona, según informa un estudio sobre los simúlidos del Boletín de la Sociedad Entomológica Aragonesa (SEA). Además, se cita concretamente la existencia de 53 especies de la familia de estos dípteros, siendo “varias las que están implicadas en las molestias al ser humano y al ganado”.

“En España tenemos varias especies del género simulium, entre 5 y 7 de mayor interés” ha matizado el experto de Rentokil. Además, su extensión se eleva a la totalidad del territorio nacional, “especialmente en las zonas de cauce fluviales o estructuras hidráulicas” añade.

“Las larvas de este simúlido se adhieren a la vegetación, se convierten en pupas y de ahí salen los adultos”

En su desarrollo intervienen tres fases que García ha explicado para este medio. “Las larvas de este simúlido se adhieren a la vegetación, se convierten en pupas y de ahí salen los adultos”. Para su control se establecen técnicas variables dependiendo del lugar en el que estén situadas. Existen diferentes tratamientos de control y prevención de la producción de larvas. “Con estas especies se llevan a cabo tratamientos larvicidas y, a diferencia de lo que ocurre con mosquitos, el tratamiento es más especial tratándose por medios terrestres con todoterrenos o por el agua con barcazas” ha explicado Isaac.

El experto en control de plagas también ha explicado que existen otros métodos, como “el bacillus thuringiensis, una sustancia más específica de origen biológico, que se introduce mediante manguera dentro de los ríos” donde la función del técnico es fundamental. Es el encargado de “meterse con estas mangueras al río, donde aplica durante un tiempo prolongado este producto a diferentes tramos y con esto se acaba con las larvas” sostiene el experto.

No obstante, los tratamientos varían según el desarrollo de estos dípteros. Las larvas de mosca negra necesitan, según apunta Isaac García, “tratamientos adulticidas, o bien por termoneurización o pulverización en zonas ajardinadas” ha recalcado García. Además, la desinfección “en helicopteros o drones” está cada vez más extendida.  

UN GRAVE RIESGO PARA LA POBLACIÓN ANIMAL

La mosca negra es una especie autóctona por lo que no afecta a la biodiversidad local, ni supone un riesgo contra la salud humana. Pero sí es una especie potencialmente transmisora de enfermedades en los animales, especialmente en animales salvajes y el ganado que se localiza en zonas donde este insecto está asentado.

“La picadura en el ganado provoca muchas muertes, por la toxina del aparato bucal, originando síndromes hemorrágicos extensos” ha informado García, quien ha definido a este conjunto de vectores como “plagas molestas”, algo que también afecta al ganado en general.

Las molestias que provocan estos dípteros desencadenan problemas en el ganado como la pérdida del estado general y corporal de los rebaños

Desde el estudio de la SEA aseguran que las ovejas se ven directamente afectadas por estos simúlidos, provocando “una pérdida del estado general y corporal del rebaño como resultado de la anorexia e intranquilidad”. Ante esta situación se han buscado alternativas, como el cambio de horario en el pastoreo, para garantizar el bienestar de estos animales, informa la SEA.

Pero la situación se agrava cuando la mosca negra contagia al ganado de algunas de las enfermedades potencialmente transmisoras. “Causan filariasis en patos y en todas las ganaderías, encefalitis equina, tularemia o mixomatosis en roedores, además de ser protozoos de las diversas malarias aviares” asevera el experto.

Sin embargo, el control en las granjas y el cambio de horarios en el pastoreo no supone una mejora en el bienestar y la salud de los animales afectados. “Ambas opciones no mejoran las molestias que los animales sufren en las granjas ya que, a pesar de estar estabulados, siguen sufriendo las picaduras de los simúlidos” informa la investigación.

Finalmente, el estudio realizado por la SEA concluye con los graves problemas y las consecuencias en el bienestar animal. “Muchos estudios ponen de relevancia estas consecuencias del impacto negativo que genera la presencia de simúlidos en muchos animales de abasto, como pérdida de peso, las alteraciones en la reproducción y la disminución de la producción de huevos y leche”.

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