La reducción de amonio en sangre podría ayudar a tratar casos graves de hígado graso no alcohólico

El hígado graso es una gran acumulación de grasa en las células del hígado lo que provoca que este deje de funcionar correctamente.

Integrantes del Instituto de Investigación INCLIVA.
Integrantes del Instituto de Investigación INCLIVA.
CS
3 septiembre 2018 | 11:58 h

El Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico Universitario de Valencia (Incliva) ha participado en la confección de un artículo publicado recientemente en la revista 'Journal of Hepatology' en el que se demuestra que la reducción de amonio en sangre podría ayudar a tratar casos graves de hígado graso no alcohólico.

Concretamente, los resultados de este estudio describen, por primera vez, un vínculo entre una complicación del hígado graso (conocida como esteatohepatitis no alcohólica), función del ciclo de la urea y exceso de amonio en sangre.

La enfermedad del hígado graso no alcohólico engloba múltiples dolencias hepáticas que afectan a personas que beben muy poco o nada de alcohol

Este trabajo es fruto de la colaboración entre diversos institutos de investigación (Incliva, UCL Institute of Liver and Digestive Health, University College London e Idibaps Biomedical Research Institute & Ciberehd de Barcelona), hospitales (Hospital Clínico Universitario de Valencia y el Aarhus University Hospital de Dinarmarca) y el Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia.

ENFERMEDAD COMÚN

La enfermedad del hígado graso no alcohólico engloba múltiples dolencias hepáticas que afectan a personas que beben muy poco o nada de alcohol. Su principal característica es una gran acumulación de grasa en las células del hígado lo que provoca que éste deje de funcionar correctamente y sea incapaz de eliminar el amonio generado por el metabolismo.

En la mayoría de casos, la enfermedad del hígado graso no alcohólico se presenta en grados 1-2 y no implica complicaciones notables. Sin embargo, un pequeño porcentaje de afectados puede presentar una afección más grave, la llamada esteatohepatitis no alcohólica (NASH).

En estos casos, la acumulación de grasa se relaciona con una inflamación más elevada de las células hepáticas y diferentes grados de fibrosis, lo que puede derivar en una cirrosis. 

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