Recomendaciones de una PIR para el día de antes: “Algún que otro simulacro, pero sin obsesionarse”

Eva Romero, R1 de Psicología, cuenta cómo fue su día previo a presentarse al examen PIR del año pasado, así como consejos para los que lo hacen este año

Eva Romero (FOTO: Cedida a ConSalud.es)
Eva Romero (FOTO: Cedida a ConSalud.es)
Manuel Gamarra
19 enero 2024 | 17:45 h

Quedan ya menos de 24 horas para el examen de Formación Sanitaria Especializada. Este sábado, a partir de las 16h, está previsto que cerca de 20.000 personas -en total están admitidas 30.064- se enfrenten a uno de los momentos más importantes de su vida profesional. Son médicos, enfermeros, farmacéuticos, psicólogos, biólogos, químicos y físicos, que buscarán a partir del mes de mayo, cuando obtengan plaza de residente, convertirse en sanitarios especializados de pleno derecho y trabajar en el Sistema Nacional de Salud.

La forma de afrontar esta última jornada previa al examen varía mucho según el opositor. Si bien lo más recomendable es, como con cualquier examen, desconectar del estudio y hacer cosas relajantes, lo cierto es que son muchos las personas que no podrán aguantar sin apurar hasta la última gota de tiempo para evitar llegar a la prueba con la sensación de que no están lo suficientemente preparados para optar a una de las 11.607 plazas que oferta Sanidad en 2024.

"Fui al gimnasio tranquilamente, saqué al perro… cosas más relajantes, para desconectar”

“Yo el día de antes seguí haciendo algún que otro simulacro, pero sin obsesionarme, tomándomelo con mucha más calma”, recuerda a ConSalud.es.Eva Romero, una psicóloga madrileña que obtuvo finalmente plaza en la pasada convocatoria. La joven, que está cursando actualmente su residencia PIR en Sevilla con número de orden 191, parece ser el mejor ejemplo de la famosa expresión latina aurea mediocritas, “en el punto medio está la virtud”, que tan bien se puede aplicar a unas oposiciones como estas. “También fui al gimnasio tranquilamente, saqué al perro… cosas más relajantes, para desconectar”.

Después, el día mismo del examen, la filosofía fue la misma: tomárselo con calma. “Me desperté, desayuné tranquilamente, recuerdo que me fui a sacar al perro con mi música… y luego preparé las cosas, comprobando que no me faltase nada para el examen. Y ya nada, comí y me fui”. “Intentaba estar confiada, segura de mi misma. Contestar a las preguntas segura de mi misma, porque llevamos un trabajo previo inmenso, y si la intuición te dice que es esa será por algo”, comenta Eva, quien también recomienda “arriesgar” a la hora de afrontar las preguntas: “Por probabilidad sales ganando”.

A fin de cuentas, coincide que la mentalidad entre todos los aspirantes suele ser la misma: tomárselo como un simulacro más. “Sé que es complicado, pero al final es lo que a mí me sirvió para rebajar los nervios”. Y es que Eva, como la inmensa mayoría de los opositores que se presentan cada año, se hartó a hacer simulacros -“tanto de mi academia como de otras”- en los meses previos al PIR, algo que le sirvió para “perder ansiedad”.

"Me dije: ‘Mira, me lo voy a tomar como un simulacro más, en el cual lo voy a hacer lo mejor posible y ya está’"

“Sobre todo de cara a las preguntas más complicadas, porque hay algunas que no sabemos ni de dónde salen. Es importante saber desenvolverse, sacarle la lógica… en ese sentido, los simulacros me ayudaron muchísimo”. También, para coger práctica y hacer el examen cada vez más rápido: “Al principio me pasaba que me quedaba sin tiempo, y eso era un factor de estrés añadido. Me sentía mucho más segura haciendo un montón de simulacros”.

Calma, calma y calma. Ese es el resumen de Eva, quien aprovechó al máximo las clases de la academia porque era “incapaz” de ponerse delante de un libro: “Eran algo más dinámico, y yo necesitaba un estudio muy activo. El temario es tan amplio que es imposible abarcar todo”. “Antes me tomaba el examen como que tengo que hacerlo bien, no me puedo equivocar, y eso me generaba mucho agobio. Entonces dije: 'Mira, me lo voy a tomar como un simulacro más, en el cual lo voy a hacer lo mejor posible y ya está’”, insiste la psicóloga. Y a la vista está que le funcionó.

¿REPETIR EL EXAMEN?: "LOGRÉ TOMÁRMELO CON OTRA FILOSOFÍA"

Eva es uno de los muchos casos de personas que no obtuvieron plaza -al menos, no la que querían- al primer intento. Antes, se autoexigía muchísimo durante la preparación, y no pensaba en otra cosa que no fuese el PIR. Después, de cara a la convocatoria en la que finalmente ha conseguido convertirse en psicóloga clínica, descubrió el concepto de “autocuidado”: “Me he permitido hacer viajes en verano, o quedar con familia y amigos cuando surgía la oportunidad, porque al final ellos son los que más te van a apoyar. Es lo que más he notado”.

“Logré cambiar el chip, tomármelo con otra filosofía, y darme cuenta de que esto realmente es lo que me venía bien”, apunta la psicóloga, quien remarca también la importancia de realmente desconectar de las oposiciones cuando se decide hacerlo. “Que no estés pensado continuamente que deberías estar estudiando, porque al final un año tiene 365 días, y que una semana en verano o en Navidades te vayas de vacaciones no supone nada. La plaza no te la van a dar ese día. Tenemos que permitirnos ese espacio para nosotros”, sentencia.

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