La cronicidad: un creciente desafío sanitario que requiere medidas precoces

Las estrategias para enfrentar su influencia en el Sistema Nacional de Salud pasan por medidas como la medicina preventiva, el fomento de hábitos saludables o la detección precoz de patologías

Dirigir la atención hacia la cronicidad (Foto: Freepik)
Dirigir la atención hacia la cronicidad (Foto: Freepik)

La sociedad española vive un creciente envejecimiento que se ha acentuado durante los últimos años. La esperanza de vida media en el nacimiento en España se sitúa en 82,3 años y este 2023 se ha producido un hito demográfico histórico: por primera vez la población de más de 65 años ha pasado a superar a la de menos de veinte años. De esta manera, de los 48,05 millones de residentes en nuestro país 9,11 no alcanzaban los veinte años y 9,68 superaban las 65 primaveras, según los últimos datos del INE. El hecho de que las personas vivan más no deja de ser una buena noticia, pero implica también importantes retos para el Sistema Nacional de Salud (SNS).

Una de las principales consecuencias de una población más envejecida es la necesidad de mayor asistencia sanitaria y de recibirla de forma más continuada. Las enfermedades crónicas crecen en paralelo a la edad de las personas. Se estima que más de la mitad de los mayores de 65 años tiene una enfermedad crónica o una discapacidad que limita su actividad normal. Este tipo de dolencias presentan un espectro muy amplio y van desde la artritis, alzhéimer, enfermedad de Crohn, diabetes, endometriosis, patologías de corazón, obesidad, hipertensión, esclerosis múltiple, demencia o enfermedad de Parkinson, entre otras. Más o menos graves, todas ellas implican un seguimiento y una atención periódica por parte del médico.

Patologías, todas ellas, que implican un importante coste económico para las arcas de los estados del viejo continente

A modo de ejemplo, para el año 2030 se prevé que 38 millones de personas padezcan diabetes en Europa; para la misma fecha se estima que más de la mitad de la población tenga obesidad y 14 millones de personas alzhéimer. Patologías, todas ellas, que implican un importante coste económico para las arcas de los estados del viejo continente -unos 210.000 millones de euros anuales-, así como un elevado empleo de recursos en sus servicios sanitarios. Todo ello, lleva a nuestro Sistema Nacional de Salud a tener que buscar estrategias para dar respuesta a este creciente desafío. Más aún, en un contexto de dificultad para dar relevo a los efectivos jubilados, que genera una alarmante falta de profesionales sanitarios.

SANIDAD RURAL: UN PROBLEMA CRÓNICO

En nuestro país el envejecimiento y la cronicidad se ceba especialmente con las zonas rurales. Una dificultad añadida para los diferentes servicios de salud de las CC.AA. a la hora de poder asegurar la oportuna cobertura en estos núcleos dispersos y despoblados. De esta manera, mantener abiertas las consultas de estas pequeñas localidades es todo un reto. En muchos casos, son los propios profesionales los que no encuentran aliciente para ejercer su profesión en los centros de salud rurales y muchas plazas quedan vacantes o desatendidas. Entre las alternativas que se presentan surge una reorganización de los recursos de manera eficiente en el territorio, las consultas a domicilio o apostar por el transporte sanitario para conectar a esta población.

ESTRATEGIAS FRENTE A LA CRONICIDAD

De hecho, una de las mejores armas contra la cronicidad pasa por la prevención de estas enfermedades en la población. Evitar que proliferen permitiría mejorar la vida de muchas personas y mitigar la sobrecarga asistencial de nuestra Sanidad. De esta manera, algo tan sencillo como fomentar la vida sana, evitar el sedentarismo, no fumar, practicar deporte o consumir una dieta saludable, puede generar palpables resultados en la salud futura de nuestro país. Para lograrlo, conviene invertir recursos en la concienciación de los ciudadanos, especialmente desde la más tierna infancia. No en vano, los niños de hoy son los enfermos del mañana.

Ante el desafío de la cronicidad, la medicina preventiva es un esencial ámbito en el que invertir y que ahorrará costes futuros

Los sistemas sanitarios no han de ser únicamente un conjunto de puntos de atención y tratamiento de dolencias, donde un ciudadano acude cuando tiene una enfermedad o se encuentra mal. En esta línea, ante el desafío de la cronicidad, la medicina preventiva es un esencial ámbito en el que invertir y que ahorrará costes futuros. La vacunación, por ejemplo, constituye otra importante medida de prevención primaria capaz de frenar la aparición de muchos problemas crónicos. El calendario de vacunas para toda la vida planteado anualmente por el Ministerio de Sanidad y aplicado por las CC.AA. cobra gran importancia, habiendo de ser actualizado y ampliando cada vez más el rango de edad de aplicación de las dosis.

Algo similar ocurre con la detección precoz de las patologías. La aplicación de medidas para la detección precoz y el tratamiento en los primeros estadios de muchas patologías implica que no se conviertan en un proceso crónico que se agudice paulatinamente. Parar a tiempo muchas de estas enfermedades permiten mejorar la vida futura de los pacientes y ahorrar muchos recursos al Sistema Nacional de Salud durante los años venideros. Un buen ejemplo son los problemas cardiovasculares u oncológicos. No en vano, el cribado de distintas modalidades de cáncer es una estrategia cada vez más extendida en nuestro país y una consolidada apuesta europea.

Una última estrategia futura contra la cronicidad pasa por un refuerzo e incremento en la inversión para la Atención Primaria

En el contexto actual, la digitalización emerge también como una de las herramientas que facilitan monitorizar a los pacientes por parte de los facultativos de una manera más ágil, permitiendo adelantarse a posibles complicaciones y mejorando la eficacia del tratamiento. Las nuevas tecnologías permiten mejorar la prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades como es el caso de la creciente implantación del espacio europeo de datos sanitarios. Por otro lado, facilitar el acceso a los fármacos y su aprobación en nuestro país supone otra importante vía para reducir costes mayores a la hora de evitar visitas a Urgencias, hospitalizaciones o complicaciones en las patologías.

Una última estrategia futura contra la cronicidad pasa por un refuerzo e incremento en la inversión para la Atención Primaria. El primer nivel asistencial es la base del sistema sanitario y el lugar inicial al que acude cualquier paciente. El hecho de que disponga de los recursos asistenciales suficientes permitiría detectar a tiempo los problemas, mejorar el seguimiento de los afectados, su calidad de vida y la detección de complicaciones que pudieran acarrear mayores costes de hospitalización. En definitiva, la Atención Primaria es la base de la pirámide del sistema sanitario, y puede evitar la posterior saturación del resto de niveles.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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