En España, el 47,6% de los diagnósticos de VIH se realizan de forma tardía

Las causas que provocan esta situación son las barreras de acceso a la prueba y el estigma que todavía rodea a esta enfermedad.

Tratamiento profilaxis preexposición o PrEP (Foto. CESIDA)
Tratamiento profilaxis preexposición o PrEP (Foto. CESIDA)
CS
27 noviembre 2019 | 12:05 h
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Los últimos datos revelados sobre la incidencia del VIH en España muestran que se está realizando un buen control de la enfermedad. Se reporta un mantenimiento de la tendencia descendente en el número de nuevos casos cuyo origen se sitúa en la introducción de los tratamientos antirretrovirales. Lo que llama la atención en esta fotografía es el elevado número de diagnósticos tardíos que a día de hoy se siguen realizando.

“Según datos correspondientes a 2018, la proporción de diagnósticos tardíos fue del 47,6% (reporte nacional), una cifra muy similar a la europea, situada en torno al 49% en el reporte del Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC)”, explica la doctora Juliana Reyes Urueña, profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC y epidemióloga del centro de Estudios Epidemiológicos sobre las ITS y Sida en Cataluña (Ceeiscat).

Un diagnóstico de VIH se considera tardío cuando la persona diagnosticada reporta un recuento de linfocitos (CD4) situado por debajo de 350 células/ml o si presenta un evento que define el sida 

“En Cataluña, durante el mismo periodo, la proporción fue del 44%, una tendencia que se ha mantenido estable en los últimos cinco años en el reporte autonómico”, apunta.

Un diagnóstico de VIH se considera tardío cuando la persona diagnosticada reporta un recuento de linfocitos (CD4) situado por debajo de 350 células/ml o si presenta un evento que define el sida (enfermedades o infecciones oportunistas definitorias como tuberculosis, neumonía por por Pneumocystis jirovecii o toxoplasmosis, entre otras), independientemente del recuento de células CD4.

“Asimismo, dentro del grupo de pacientes con diagnóstico tardío se encuentran las personas con enfermedad avanzada por VIH, es decir, las que al ser diagnosticadas tienen un recuento de CD4 por debajo de 200 células/ml”.

"Las principales causas que están detrás del diagnóstico tardío por VIH son las barreras de acceso a la prueba diagnóstica"

Si hablamos del perfil de los pacientes que presentan diagnóstico tardío, los datos reflejan que son hombres heterosexuales mayores de 55 años concordando con el perfil de paciente que se reporta en Europa.

“Las principales causas que están detrás del diagnóstico tardío por VIH son las barreras de acceso a la prueba diagnóstica. En el caso concreto de Cataluña, el mayor número de nuevos diagnósticos se hace en hombres que practican sexo con otros hombres (HSH), con una mediana de edad de 36 años y en su mayoría de origen español (el 54%)”.

Reyes Urueña opina que, el hecho de que el diagnóstico tardío sea más prevalente ne hombres heterosexuales, pone de manifiesto que los HSH, “están más sensibilizados sobre las conductas de riesgo, el acceso a la prueba y, también, tienen un mayor conocimiento sobre el VIH”.

"Las personas que se están diagnosticando tardíamente por el VIH no acceden a la prueba, desconocen su riesgo, tienen poca información sobre la transmisión del virus del VIH y también de otras infecciones de transmisión sexual (ITS)"

Señala que esto no quiere decir que no continúe habiendo un subgrupo de HSH que aún tiene un diagnóstico tardío, “como es el caso de los inmigrantes, los trabajadores sexuales y la población transexual”.

“Las personas que se están diagnosticando tardíamente por el VIH no acceden a la prueba, desconocen su riesgo, tienen poca información sobre la transmisión del virus del VIH y también de otras infecciones de transmisión sexual (ITS). A esto hay que añadir que los proveedores de salud no los consideran como grupos de riesgo y, por lo tanto, no les ofrecen el cribado. Por lo tanto, es muy importante conocer la epidemiología local para poder dirigir las estrategias preventivas”, señala.

Todos estos datos tienen implicaciones tanto en la forma en la que se desarrolla la enfermedad como en la calidad de vida de los pacientes, la más importante de las cuáles es el incremento de la mortalidad.

“El diagnóstico tardío puede aumentar hasta 24 veces el riesgo de fallecimiento si se compara con personas que no se diagnostican tarde. Por el contrario, el acceso temprano al tratamiento está asociado con un mejor pronóstico y tasas bajas de progresión de la enfermedad. La vinculación inmediata con el sistema sanitario y el inicio de la terapia antirretroviral (TAR) producen los máximos beneficios del tratamiento médico contra el VIH para las personas que viven con esta enfermedad, al tiempo que disminuyen la tasa de transmisión comunitaria del VIH”.

Precisamente reducir el tiempo de diagnóstico de la enfermedad es uno de los principales objetivos de la ONU. Este se encuentra enmarcado en la estrategia 90-90-90 para 2020: que el 90% de los infectados esté diagnosticado; que, de ellos, el 90% esté en tratamiento y conseguir que el 90% de estos últimos esté en supresión viral.

"La educación sexual inclusiva, libre de estigma e igual para los jóvenes independientemente de su sexo, género u orientación sexual, así como su inclusión en un paquete de prevención combinado, es una asignatura pendiente en el país"

“Un diagnóstico tardío es perjudicial tanto para el individuo infectado por el VIH como para la comunidad, por dos razones: en primer lugar, en ausencia de un inicio oportuno de la terapia antirretroviral, la mayoría de los pacientes sufrirá los efectos nocivos de la infección por VIH debido a la falla gradual del sistema inmune, los cuales van desde la infección por enfermedades oportunistas hasta la muerte. Y en segundo lugar, la propensión a la transmisión del VIH por las personas infectadas no diagnosticadas (al no saber que lo están), ya que se ha comprobado que hay un cambio respecto a las conductas de riesgo una vez que las personas infectadas se diagnostican, lo que limita la transmisión del virus a la comunidad”, explica la doctora.

Avanzando en los datos vemos que el perfil de los nuevos diagnósticos muestra a personas con una edad media de 36 años. Cabe señalar que, en la franja de edades comprendidas entre los 15 y 25 años, a pesar de que registra un porcentaje más bajo que en años previos, todavía supone el 11,9% de los nuevos diagnósticos.

Unos datos que sorprenden ante las numerosas campañas de prevención que se realizan y el acceso a múltiple información con el que cuentan los jóvenes. La doctora explica que estos nuevos casos entre los jóvenes no se deben a que hayan perdido el miedo a la enfermedad (actualmente considerada crónica gracias a la introducción de nuevos tratamientos), sino a la falta de prevención primaria que existe.

"Las personas que viven con el VIH evitan acudir a clínicas por miedo a que se revele su estado serológico o a sufrir más estigma y discriminación en relación con el VIH"

“La educación sexual inclusiva, libre de estigma e igual para los jóvenes independientemente de su sexo, género u orientación sexual, así como su inclusión en un paquete de prevención combinado, es una asignatura pendiente en el país. Por otro lado, hay que seguir trabajando en la mejora continua de la atención al VIH, algo que impactará en la disminución de la transmisibilidad, en la línea de los objetivos de la estrategia 90-90-90”.

“Con frecuencia, las personas que viven con el VIH evitan acudir a clínicas por miedo a que se revele su estado serológico o a sufrir más estigma y discriminación en relación con el VIH, y esto se relaciona con el diagnóstico tardío. Según datos de ONUSIDA, una de cada cinco personas seropositivas no acude a una clínica u hospital por miedo de ser estigmatizada o discriminada a causa del VIH, de lo que se deduce que el estigma sí condiciona y es un factor determinante estructural del diagnóstico, lo que resulta mucho más relevante en poblaciones clave”, concluye la epidemióloga.

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