Cuarta dosis de la vacuna: el punto de inflexión que marca el necesario viraje de la vacunación

La OMS, la EMA y cada vez un mayor número de expertos se muestran reticentes a los escasos beneficios de continuar administrando dosis de refuerzo en personas sanas sin cambiar el tipo de vacunas que utilizamos.

Científico de Novavax que realiza investigación de desarrollo de vacunas. (Foto. Novavax)
Científico de Novavax que realiza investigación de desarrollo de vacunas. (Foto. Novavax)
Ángel Luis Jiménez
23 enero 2022 | 00:00 h

¿Realmente es necesaria la administración de una cuarta dosis de las vacunas contra la Covid-19? Nos encontramos ante una pregunta que está generando un intenso debate. La respuesta no es sencilla y debe ser abordada de distintos puntos.

El primero de ellos es el hecho de que las vacunas que actualmente se están inoculando se han desarrollado en base a la cepa original del SARS-CoV-2 detectada por primera vez en Wuhan (China) en diciembre de 2019. Más de dos años después del inicio de la pandemia, es la variante Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica) la que domina en la práctica totalidad de países en una convivencia cada vez más reducida con su predecesora, la variante Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en India).

Debemos tener en cuenta además que las vacunas actuales no son esterilizantes (no previenen la infección), pero sí han demostrado su eficacia y seguridad en la reducción del riesgo de desarrollo de enfermedad grave y, por ende, en la reducción de las hospitalizaciones y muertes.

Otro de los aspectos a destacar es que la inmunidad generada, tanto por la infección natural como la mediada por los sueros, disminuye con el paso del tiempo, pero cada vez son más numerosas las voces que tachan como innecesaria la inoculación de dosis de refuerzo continuas en periodos de tiempo reducidos en población sana que ya ha recibido la pauta completa y el refuerzo correspondiente.

El Grupo de Asesoramiento Técnico sobre la Composición de la Vacuna contra el Covid-19 (TAG-CO-VAC, por sus siglas en inglés) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que se necesitarán más vacunas que tengan un mayor impacto en la prevención de la infección y la transmisión de la Covid-19, según ha informado el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

“La estrategia actual debería tender al desarrollo de vacunas distintas que pudieran cubrir diferentes elementos antigénicos del virus. El SARS-CoV-2 cuenta con suficientes proteínas como para que desarrollemos una respuesta inmune contra una o varias de ellas, y no siempre contra la misma”

Según este grupo de expertos, creado por la OMS en septiembre, hasta que se desarrollen tales vacunas, puede ser necesario actualizar la composición de las actuales para garantizar que sigan proporcionando los niveles de protección recomendados por la OMS contra la infección y la enfermedad.

Por otro lado, el TAG-CO-VAC también ha apuntado que una estrategia de vacunación basada en repetidas dosis de refuerzo de la composición original de la vacuna "es poco probable que sea sostenible".

A lo largo de la última semana la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) ha comunicado que “la administración repetida de dosis de refuerzo con intervalos muy cortos podría reducir el nivel anticuerpos que se pueden producir en cada inoculación”. Unas palabras formuladas en relación a la necesidad de una cuarta dosis de refuerzo que solo sería útil para personas con sistemas inmunodeprimidos.

Ante esta fotografía es necesario recalcar que el problema no reside en la inoculación de una tercera dosis tal y como se está realizando en estos momentos, sino que radica en la repetida administración de refuerzos cada poco tiempo. A pesar de que este debate todavía no se ha planteado en nuestro país, sí que se ha dado ya el visto bueno para una cuarta dosis de la vacuna en personas inmunodeprimidas.

“Creo que esto se tendría que acabar con la tercera dosis, salvo cuando hablamos de personas mayores, con comorbilidades o inmunodeprimidos. Estos pacientes tienen una respuesta inmune mucho más débil y que tiende a desaparecer con mayor rapidez por lo que en estos pacientes sí que será necesario una cuarta e incluso una quinta dosis”

Israel se posicionó como pionero en iniciar la campaña de vacunación masiva contra la Covid-19, y también lo ha sido ahora al ofrecer una cuarta dosis a personas mayores de 60 años, pacientes inmunodeprimidos y personal sanitario. Hasta la fecha alrededor de 560.000 israelíes ya se han inoculado este segundo refuerzo (el 6% de la población). Recientemente se han conocido los resultados del primer estudio sobre la curta dosis realizado por el Ministerio de Salud de Israel junto con el Centro Médico Sheba que determina que la cuarta dosis de las vacunas de Pfizer y Moderna es insuficiente en la prevención de los contagios por Ómicron.

“La vacuna, que fue muy eficaz contra las cepas anteriores, es menos eficaz contra la cepa Ómicron”, declara Gili Regev-Yochay, investigadora principal del estudio. “La conclusión es que la vacuna es excelente contra Alfa y Delta, pero para Ómicron no es lo suficientemente buena. Ya sabemos que el nivel de anticuerpos necesarios para proteger y no infectarse con Ómicron probablemente sea demasiado alto para la vacuna, incluso si es una buena vacuna”, concluye.

La OMS ha pedido a los países que retrasen la administración de los refuerzos de las vacunashasta que las campañas de inmunización avancen en los países con menos recursos.

“Creo que esto se tendría que acabar con la tercera dosis, salvo cuando hablamos de personas mayores, con comorbilidades o inmunodeprimidos. Estos pacientes tienen una respuesta inmune mucho más débil y que tiende a desaparecer con mayor rapidez por lo que en estos pacientes sí que será necesario una cuarta e incluso una quinta dosis”, explica a este medioÓscar de la Calle, secretario electo de la Sociedad Española Inmunología (SEI) y profesor de Inmunología de la UAB.

“La estrategia actual debería tender al desarrollo de vacunas distintas que pudieran cubrir diferentes elementos antigénicos del virus. El SARS-CoV-2 cuenta con suficientes proteínas como para que desarrollemos una respuesta inmune contra una o varias de ellas, y no siempre contra la misma”, añade.

“Todo el mundo que ha querido vacunarse en Europa lo ha hecho, pero lo que necesitaríamos actualmente una respuesta específica contra esta nueva variante ya que las variantes que aparecerán en el futuro se parecerán más a Ómicron que no a la cepa original de Wuhan que es contra la que se están desarrollando las vacunas puesto que está desaparecida desde hace más de un año”, concluye el experto.

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