Todos los indicadores apuntan ya al inicio de la cuarta ola con la llegada de la Semana Santa

El aumento de la incidencia acumulada a siete días en 11 comunidades autónomas, el incremento en las hospitalizaciones y la expansión de la variante B.1.1.7 hacen temer la llegada de la Semana Santa.

Profesionales de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Santa Lucía (Foto. Europa Press
Profesionales de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Santa Lucía (Foto. Europa Press
Ángel Luis Jiménez
23 marzo 2021 | 13:00 h
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''Estamos en una clara tendencia ascendente. Seguimos preocupados y más que nunca es importante seguir manteniendo las medidas que sabemos que son eficaces''. Con estas palabras alertaba el pasado lunes 22 de marzo María José Sierra, directora adjunta del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), del cambio que se está produciendo en el escenario epidemiológico de nuestro país. Los indicadores apuntan al inicio de una cuarta ola de la pandemia con la vista puesta en la Semana Santa como principal preocupación.

De acuerdo a los últimos datos oficiales hechos públicos por el Ministerio de Sanidad la incidencia acumulada a 14 días se mantiene en los 128 casos por cada 100.000 habitantes. Una cifra muy similar a la reportada antes del puente de San José. El último informe de Sanidad revela que la incidencia solo ha descendido en cinco comunidades autónomas con Baleares y la Comunidad Valenciana manteniéndose en riesgo bajo.

La experta ponía el foco en la última rueda de prensa celebrada en la incidencia acumulada a siete días en 11 comunidades autónomas en las que se supera un 50% la incidencia reportada a 14 días. “La tendencia es ascendente. Está aumentando la transmisión y en los próximos días tendremos aumentos en la incidencia”, aseveraba.

El informe revela un nuevo aumento en las hospitalizaciones que ya superan los 8.000 pacientes ingresados mientras que la presión de las UCI se mantiene en el 19,54%. En este sentido son cinco autonomías las que se encuentran ya en riesgo extremo: Ceuta (52%), Comunidad de Madrid (35%), Cataluña (31%), La Rioja (30%) y Melilla (29%).

“La tendencia es ascendente. Está aumentando la transmisión y en los próximos días tendremos aumentos en la incidencia”

La expansión de las nuevas variantes del SARS-CoV-2 ha situado de nuevo a Europa a las puertas de una nueva ola de la pandemia. El pasado 18 de marzo la Organización Mundial de la Salud (OMS) avisaba desde su oficina regional para Europa a España del riesgo al que nos enfrentamos ante el aumento de casos que ya se ha producido en gran parte del viejo continente. Desde el organismo advierten de la circulación de variantes más contagiosas como la B.1.1.7 (detectada por primera vez en Reino Unido) que plantean un mayor número de desafíos a la hora de controlar la pandemia. “Se tienen que seguir realizando todos los esfuerzos posibles, especialmente de cara a la próxima Semana Santa”, apostillaba la OMS.

Uno de los principales problemas tanto en España como en Europa es el hecho de que las campañas de vacunación nacionales continúan inmunizando a los grupos más vulnerables ante el virus, así como a profesionales esenciales, pero no se ha iniciado la vacunación de los grupos poblacionales que más favorecen los contagios. En este sentido la OMS instaba a cumplir con todas las medidas de salud pública que ya se han demostrado como eficaces “ya que sigue existiendo el riesgo de un aumento de los contagios y de la carga asistencial”.

El director regional para Europa de la OMS, Hans Kluge, alertaba además de los aumentos consecutivos durante tres semanas de la transmisión del virus en territorio europeo. Cada semana fallecen en Europa más de 20.000 personas como consecuencia de la Covid-19 y de los 53 países o territorios europeos, 48 han reportado un “preocupante” incremento de la variante británica.

PREOCUPACIÓN ANTE LA SEMANA SANTA

Uno de los principales temores ante el actual escenario epidemiológico es la Semana Santa. Las comunidades autónomas acordaron en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) el cierre perimetral de todas las autonomías a excepción de las islas (Canarias y Baleares). Una decisión muy criticada puesto que, mientras se aplican férreas restricciones a la movilidad interior, las fronteras continúan abiertas permitiendo la llegada de turistas de la Unión Europea procedentes de países en los que, actualmente, la situación epidemiológica es peor a la presentada por España.

Hace unas horas la Comisión Europea pedía al Gobierno de España “coherencia” a las restricciones impuestas a los viajes que se aplicarán en Semana Santa al permitir la movilidad desde y hacia otros países de la Unión Europea. “La recomendación dice claramente que, dado que la transmisión y el riesgo es similar para los viajes nacionales y los transfronterizos, los Estados miembros deberían asegurar la coherencia entre las medidas aplicados a los dos tipis de viaje”, afirmaba el portavoz de Justicia de la Comisión Europea, Christian Wigand.

“La recomendación dice claramente que, dado que la transmisión y el riesgo es similar para los viajes nacionales y los transfronterizos, los Estados miembros deberían asegurar la coherencia entre las medidas aplicados a los dos tipis de viaje”

Por su parte el Gobierno defiende sus medidas alegando la dificultad que supone el cierre de fronteras y tranquiliza apuntando a un riesgo reducido ante el escaso número de turistas que llegan en estos días a nuestro país. Lo cierto es que, hace una semana, después de que Alemania sacase a las Islas Baleares de su listado de zonas de riesgo y se eximiera a sus residentes de someterse a una cuarentena al volver a su país, los vuelos disponibles a Mallorca se agotaron en unas horas por parte de los turistas alemanes. Una situación que obligó incluso al Gobierno alemán a pedir a sus ciudadanos que eviten los viajes de ocio fuera de Alemania ante el fuerte aumento de las reservas con destino Mallorca.

¿MISMOS ERRORES QUE EN VERANO Y NAVIDAD?

La proximidad de una más que posible cuarta ola de la pandemia debería hacernos reflexionar. El equilibrio entre salud y economía es una de las grandes y más complejas dicotomías provocadas por el coronavirus. Y seguimos sin aprender de los errores del pasado. A estas alturas, pocos deberían ser ya los que no se hayan percatado de que desde hace más de un año vivimos en lo que podríamos denominar como “el día de la marmota”.

Intentamos salvar el pasado verano. Intentamos salvar la Navidad. En ambos casos el resultado fue el mismo. ¿Intentar salvar la Semana Santa? “Estamos a punto de cometer el mismo error”, alertaba recientemente en declaraciones a Radio Popular recogidas por Europa Press Rafael Bengoa, exconsejero de Salud del País Vasco y exdirector de Sistemas de Salud de la OMS.

El experto advierte de que las medidas que actualmente empleamos para combatir el virus deben ser reforzadas ante el rápido avance de la variante B.1.1.7: “Las medidas que tenemos no bastan contra ella”.  "Funcionaban para la anterior, pero con la variante inglesa nos va a costar más. Por lo tanto, lo último que hay que hacer es relajar las medidas a nivel individual y a nivel colectivo, administrativo", ha afirmado, para añadir que, "no hay que intentar salvar la Semana Santa", indicando que los “confinamientos severos es lo más recomendable ahora”.

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