Mortalidad por Covid-19 en niños: “Riesgo extremadamente bajo”, según un nuevo estudio

Aunque los riesgos absolutos eran pequeños, los menores que presentaban múltiples afecciones, los obesos y aquellos con enfermedades cardíaca y/o neurológicas tienen un mayor riesgo.

Profesional sanitario realizando una prueba PCR a una niña (Foto. Freepik)
Profesional sanitario realizando una prueba PCR a una niña (Foto. Freepik)
CS
13 julio 2021 | 13:00 h

La incidencia acumulada (IA) a 14 días por cada 100.000 habitantes se sitúa en España en los 368,03 casos de acuerdo a los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad. Detrás del rápido incremento de los contagios en nuestro país se encuentran los grupos poblacionales más jóvenes. Si atendemos al informe de Sanidad, la IA entre los jóvenes con edades comprendidas entre los 12 y los 19 años es de 1.011,45 casos por cada 100.000 habitantes. Cifra que se eleva hasta 1.203,14 si hablamos del grupo con edades que van desde los 20 a los 29 años.

Ante esta fotografía el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, ha alertado de que no podemos culpar únicamente de esta situación a la variante Delta (B.1.617.2, detectada originalmente en India), más transmisible que las anteriores, sino que gran parte de la responsabilidad recae en la falta de cumplimiento con las medidas y recomendaciones establecidas para evitar la propagación del virus.

De acuerdo a la evidencia científica disponible hasta la fecha, los niños y jóvenes cursan la COVID-19 de forma leve o asintomática. Hecho que difumina los riesgos inherentes al contagio en un contexto en el que la vacunación de los grupos poblacionales de mayor edad avanza a buen ritmo. Un escenario que se repite en todos los países europeos.

Partiendo de este punto ponemos el foco en un estudio realizado por científicos del University College de Londres y las universidades de York, Bristol y Liverpool. Estos han analizado los datos procedentes del servicio de salud pública de Reino Unido para estudiar la mortalidad en niños y jóvenes en el país durante las primeras olas de la pandemia. De acuerdo a esto en Reino Unido, durante los primeros 12 meses de pandemia fallecieron por COVID-19 un total de 25 menores de 18 años.

El análisis revela que 15 de estos menores presentaban afecciones subyacentes o que limitaban su vida, incluidos 13 que vivían con neurodiscapacidades complejas. En seis de los fallecidos no se encontraron condiciones subyacentes registradas en los últimos cinco años, pero los investigadores no descartan que se hayan podido pasar por alto algunas enfermedades. Los datos añaden 36 menores fallecidos que en el momento de su muerte reportaron pruebas positivas de COVID-19 aunque las causas del deceso fueron otras.

A pesar de que los riesgos de hospitalización, ingreso en UCI y fallecimiento en menores son bajos, preocupa el aumento de los casos de “COVID prolongado”

La investigación señala que, aunque el riesgo de fallecimiento por COVID-19 en menores de 18 años es “extremadamente bajo”, tienen más posibilidades los mayores de 10 años de etnias negra y asiática.

Tal y como recogen en el BBC en base a los datos del estudio, los investigadores estiman que 25 muertes en una población total de alrededor de 12 millones de personas se traducen en una tasa de mortalidad general amplia de dos por millón de niños.

CASOS RAROS DE HOSPITALIZACIÓN

Si ponemos el foco en los niños infectados que requirieron ingreso hospitalario, unos 5.800 necesitaron atención hospitalaria, en comparación con unos 367.000 que ingresaron en el mismo periodo en los hospitales británicos por otras situaciones de emergencia, sin contar los ingresos producidos por lesiones. De estos, unos 250 terminaron en UCI.

Los datos revelan que hubo 690 niños ingresados por enfermedad inflamatoria rara relacionada con la COVID-19, denominada síndrome multisistémico inflamatorio pediátrico.

Aunque los riesgos absolutos eran pequeños, los menores que presentaban múltiples afecciones, los obesos y aquellos con enfermedades cardíaca y/o neurológicas tienen un mayor riesgo.

A pesar de que los riesgos de hospitalización, ingreso en UCI y fallecimiento en menores son bajos, preocupa el aumento de los casos de “COVID prolongado”. La presencia de síntomas persistentes durante meses después tras superar la infección, aunque esta haya sido leve o asintomática; así como la aparición de posibles secuelas, continúan incrementándose en todo el mundo entre los más jóvenes.

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