La seguridad de la vacuna Covid, confirmada, pero con el foco en su relación con Covid persistente

Recientemente la ICMRA emitió una declaración sobre la seguridad de las vacunas Covid-19. Con todo, investigadores siguen analizando la “muy rara” asociación de los sueros con síntomas de la Covid persistente

Una sanitaria vacuna a un hombre durante la primera jornada de vacunación ante la Covid 19 en Andalucía (Foto: Europapress)
Una sanitaria vacuna a un hombre durante la primera jornada de vacunación ante la Covid 19 en Andalucía (Foto: Europapress)

Hace dos años y medio, el 27 de diciembre de 2020, comenzaba en España la campaña de vacunación contra la Covid-19, tras meses de carreras a contrarreloj para desarrollar esta inmunoterapia que evitara la enfermedad grave en los pacientes que se infectan por el virus SARS-CoV-2. A nivel mundial, las compañías farmacéuticas y los reguladores hicieron un ímprobo esfuerzo para crear, aprobar y comercializar estos sueros que han permitido que hoy en día la pandemia Covid ya no mate más de mil personas al día.

El rápido desarrollo de las vacunas suscitó cierto debate y recelo en algunas partes de la sociedad mientras la comunidad científica confiaba en su correcta fabricación, que en algunos casos, además, fue novedosa, al conseguir que por primera vez se autorizara el uso en el mercado de fármacos con base ARN mensajero. Durante este tiempo la seguridad de las vacunas se ha analizado de forma exhaustiva por parte de las agencias reguladoras, las farmacéuticas, los profesionales sanitarios e incluso con colaboración ciudadana.

La evidencia de más de 13 mil millones de dosis administradas en todo el mundo “muestra que tienen un muy buen perfil de seguridad en todos los grupos de edad”

Como ocurre con cualquier otro fármaco, el desarrollo de efectos secundarios es algo común. Estos suelen ser leves, siendo los beneficios del medicamento mayores que su daño, ya que en caso contrario no llegan a aprobarse e incorporarse en el mercado. Molestias en el brazo del pinchazo, cansancio, dolor de cabeza, fiebre o náuseas son los síntomas que más se han registrado tras la administración de las vacunas, y durante poco tiempo.

También fueron leves y apenas sostenidas en el tiempo las alteraciones menstruales que algunas mujeres han sufrido tras recibir el suero, como han sido sangrados más abundantes, mantenidos en el tiempo, retrasos, sangrados durante la menopausia o dolor abdominal. Cambios que durante estos dos últimos años se han constatado con diferentes estudios y que, como han indicado diferentes investigadores, “no son alarmantes, aunque no hay que banalizarlos”.

Los estudios y análisis sobre las consecuencias en la salud de la vacuna han permitido a la Coalición Internacional de Autoridades Reguladoras de Medicamentos (ICMRA por sus siglas en inglés) emitir una declaración sobre la seguridad de las vacunas Covid-19. En ella señalan que la evidencia de más de 13 mil millones de dosis administradas en todo el mundo “muestra que tienen un muy buen perfil de seguridad en todos los grupos de edad” y señalan que los beneficios “superan con creces” los posibles riesgos.

EFECTOS GRAVES “MUY RAROS”

La propia declaración, apoyada por agencias como la europea del medicamento (EMA por sus siglas en ingles), reconoce que en casos “muy raros” se han identificado algunos efectos secundarios graves para los que se han “implementado medidas” con las que reducir el daño. Estos efectos adversos tienen una incidencia de una persona cada 10.000 y se han estudiado desde las primeras fases de desarrollo de las vacunas. Son trastornos de coagulación y fenómenos tromboembólicos, miocarditis y pericarditis que pueden llevan a insuficiencia cardiaca o el síndrome de Guillain-Barré, entre otros.

En los últimos meses, además, como publica Science, los científicos están viendo también una asociación, rara, entre estos tratamientos y la enfermedad similar a la covid persistente o long-Covid. Al igual que aquellos pacientes que han desarrollado síntomas discapacitantes tras la infección, se han encontrado casos de pacientes que tras la vacuna sufren dolores de cabezas persistentes, ritmo cardiaco y presión arterial anormales y fatiga severa.

Tras conocerse varios casos “los investigadores cada vez ven mayor asociación entre la vacuna y los síntomas parecidos a la Covid persistente”

Además se han observado problemas neuropáticos como puede ser una neuropatía de fibras pequeñas que produce sensaciones similares a hormigueos, descargas eléctricas y dolor ardiente principalmente en manos y pies; o síndrome de taquicardia ortostásica postural que se manifiesta como debilidad muscular, cambios en la frecuencia cardíaca, presión arterial, fatiga y confusión mental.

Según destacan varios estudios recogidos en la revisión de la revista científica, los efectos secundarios graves aparecen a veces a las horas de la vacunación y otras veces semanas después. Su dificultad para estudiar ha producido que durante estos años apenas se haya visibilizado esta poco frecuente secuela de la inmunoterapia. Tras conocerse varios casos “los investigadores cada vez ven mayor asociación entre la vacuna y estos síntomas”.

Estos efectos adversos de las vacunas se seguirán estudiando ante la campaña de refuerzo ya en marcha en los sistemas sanitarios mundiales. Como destacan investigadores, reguladores y expertos, son “poco frecuentes y muy raros” y los beneficios de las vacunas Covid-19 continúan superando los riesgos. Estas, junto con otras medidas preventivas, han permitido reducir la transmisión del virus causante de la Covid, el SARS-CoV-2, y proteger, principalmente, a la población más vulnerable de una enfermedad grave que puede llegar a ser mortal. Gracias a ellas las imágenes de lo más duro de la pandemia solo están en nuestro recuerdo.

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