¿Pueden prevenirse las nuevas amenazas por virus emergentes de origen zoonótico?

En la actualidad, uno de los desafíos en materia de salud más importantes a nivel global es la identificación precoz de nuevos agentes virales con capacidad de infectar al ser humano.

Uno de los desafíos de salud más importantes a nivel global es la identificación precoz de nuevos agentes virales con capacidad de infectar al ser humano (Foto. Pexels)
14 julio 2022 | 13:00 h

La pandemia provocada por el SARS-CoV-2 ha situado bajo el foco mediático, político y social las zoonosis. Se trata de las enfermedades infecciosas que pasan de los animales a los seres humanos y que representan un importante problema de salud pública a nivel global. Factores como el cambio climáticoestán potenciando el aumento de las zoonosis que afectan a los seres humanos y el aumento de la resistencia a los antimicrobianos complica cada vez más su prevención, tal y como alerta la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En la actualidad, uno de los desafíos en materia de salud más importantes a nivel global es la identificación precoz de nuevos agentes virales con capacidad de infectar al ser humano. En esta línea la OMS incluyó en el año 2019 en su listado de enfermedades infecciosas prioritarias la denominada como “Enfermedad X”: una enfermedad teórica producida por un agente infeccioso desconocido con potencial pandémico que tendría consecuencias sanitarias y económicas incalculables.

La inclusión de esta enfermedad en el referido listado tiene como objetivo advertir al mundo de la necesidad de estar preparados. Cada vez más expertos señalan que esa “Enfermedad X” ha sido el SARS-CoV-2, pero no será la última gran epidemia a la que la humanidad tendrá que hacer frente.

“Considerando que tres de cada cuatro patógenos emergentes descritos en los últimos años con capacidad infectiva al ser humano tienen un origen animal (zoonosis), y teniendo en cuenta que la gran mayoría de ellos son virus ARN, es más que probable que las futuras emergencias sanitarias sean producidas por estos”, exponen David Rodríguez Lázaro (Universidad de Burgos) y Antonio Rivero Juárez (Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba), en el libro “Las enfermedades infecciosas en 2050”, elaborado por la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc).

Los expertos comparten un dato que ayuda a hacernos una idea de la importante amenaza que suponen los virus emergentes de origen zoonótico: las estimaciones apuntan a que existen entre 600.000-800.000 virus desconocidos con potencial zoonótico. Hecho que sugiere que las posibilidades de que alguno de estos agentes virales sea la próxima “Enfermedad X” son muy elevadas.

Rodríguez y Rivero señalan que la emergencia de los virus zoonóticos puede clasificarse en tres fases:

  • Fase de emergencia del patógeno, en la que se produce el salto de especie al ser humano.
  • Fase de brote, donde se produce la transmisión entre personas de manera muy localizada.
  • Fase de epidemia, en la que se produce una transmisión eficiente entre seres humanos a gran escala.

Resulta de vital importancia ser conscientes de que en cada una de estas fases pueden implementarse distintas acciones y estrategias preventivas orientadas a contener y mitigar el impacto. Pasos que pueden evitar que se avance hacia la siguiente fase con la meta fijada en evitar la pandemia. El problema al que nos enfrentamos en los últimos años es que las estrategias orientadas al control de patógenos son insuficientes para el control de epidemias por agentes virales desconocidos.

“Considerando que tres de cada cuatro patógenos emergentes descritos en los últimos años con capacidad infectiva al ser humano tienen un origen animal (zoonosis), y teniendo en cuenta que la gran mayoría de ellos son virus ARN, es más que probable que las futuras emergencias sanitarias sean producidas por estos”

Las razones principales las hemos conocido de primera mano con la Covid-19. En un primer momento no se dispone de información sobre el patógeno o virus lo que impide el correcto diagnóstico en los primeros momentos. Se suma el desconocimiento sobre las vías de transmisión lo que limita significativamente el establecimiento de medidas preventivas.

“Además, la implementación de medidas de mitigación y control en fase de epidemia (confinamiento, cierre de actividad económica y limitación de movimientos) pueden no tener el alcance y dimensión necesarios, debido a su alto impacto social y económico”, advierten ambos expertos. Motivo por el que sugieren la necesidad de modificar la estrategia para permitir la identificación temprana de la emergencia de los agentes virales zoonóticos y minimizar así su impacto en todos los niveles. Esta fase de control de la emergencia se denomina “anticipación”.

En este sentido hay que reconocer que en toda la historia de las enfermedades infecciosas el ser humano nunca ha sido capaz de anticipar  la emergencia de un agente viral, debido a:

  • La falta de una estrategia coordinada a nivel mundial de búsqueda de patógenos en reservorios animales.
  • La falta de estudios que evalúen el potencial zoonótico de los nuevos agentes virales identificados en especies animales.
  • La ausencia de evaluación de potenciadores condicionantes de su posible emergencia.
  • La falta de comunicación entre los agentes implicados en el control y manejo de las enfermedades infecciosas en población humana y animal.

PROPUESTAS DE ACCIÓN

La fotografía planteada a lo largo de estas líneas nos conduce directamente a la estrategia One Health. Un abordaje holístico para el estudio de las enfermedades infecciosas de origen zoonótico, entendiendo la salud humana como una parte de un todo conformado, indisolublemente, junto con la salud animal y el medio ambiente.

"La implementación de medidas de mitigación y control en fase de epidemia (confinamiento, cierre de actividad económica y limitación de movimientos) pueden no tener el alcance y dimensión necesarios, debido a su alto impacto social y económico"

El libro elaborado por la Seimc, propone en este sentido:

Priorizar una estrategia global de búsqueda de nuevos agentes virales en la población animal.

  • Crear un sistema de anticipación de emergencias sanitarias en el que se favorezca el muestreo sistemático y monitorización de muestras ambientales, animales, así como de vectores para la búsqueda de nuevos agentes virales.
  • Establecer como línea prioritaria de actuación, el desarrollo y validación de las herramientas metagenómicas necesarias para la búsqueda de nuevos agentes virales zoonóticos, garantizando su acceso libre y equitativo.
  • Fomentar el estudio del potencial zoonótico de nuevos agentes virales de origen animal a nivel de investigación mediante la inversión en instalaciones y laboratorios de bioseguridad.

Impulsar las estrategias de trazabilidad molecular para el estudio de enfermedades zoonóticas.

  • Implementar la secuenciación de los agentes virales zoonóticos como parte fundamental de los sistemas de vigilancia en Sanidad Animal y Humana.
  • Creación de repositorios de acceso a tiempo real de secuencias de agentes virales.
  • Establecer sistemas de análisis que integren secuencias identificadas en muestras humanas y animales para el estudio de brotes por agentes virales de origen zoonótico para facilitar la identificación de su origen y su control.

Implantación del modelo One Health para el abordaje de las enfermedades infecciosas de origen zoonótico a nivel administrativo.

  • Creación de una única red de comunicación para el intercambio de información rápido y eficaz que integre a todos los agentes implicados en el manejo y control de las enfermedades infecciosas de origen zoonótico.
  • Establecer un único sistema de control y respuesta precoz ante nuevas enfermedades infecciosas de origen zoonótico que integre a todos los agentes implicados.
  • Aplicar el protocolo de Nagoya para muestras infecciosas.

Por su parte la OMS recuerda que los métodos de prevención de las enfermedades zoonóticas difieren en función de cada patógeno, aunque algunas prácticas han demostrado ser eficaces a la hora de reducir el riesgo tanto a nivel comunitario como a nivel personal.

En este sentido destacan las directrices seguras y adecuadas para el cuidado de los animales en el sector agrícola, las normas relativas al agua potable y limpia y a la eliminación de desechos o las campañas para concienciar sobre la importante en términos de prevención que tiene una acción tan simple como el lavado de manos.

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