Elevada variabilidad genética de la gripe y reservorios animales: el riesgo de futuras pandemias

Los virus de la gripe A y B son endémicos en los humanos y provocan epidemias anuales que suponen una importante carga para los sistemas sanitarios, ya que son frecuentes en todos los grupos de edad.

Científico observando muestras a través de un microscopio (Foto. Freepik)

La pandemia provocada por el SARS-CoV-2 ha enfrentado a la humanidad a la peor crisis sanitaria en, al menos, los últimos 100 años. La Covid-19 ha supuesto un impacto sin precedentes en nuestra historia reciente en términos económicos, sanitarios y sociales dada la virulencia con la que el virus ha golpeado nuestras sociedades de un modo abrupto y en un corto espacio de tiempo. Pero el ser humano ha tenido que hacer frente a muchas otras epidemias que, a día de hoy, continúan suponiendo una importante carga en términos carga para los sistemas de salud.

Las infecciones respiratorias son un ejemplo perfecto. Hablamos de afecciones del tracto respiratorio superior o inferior, generalmente de etiología infecciosa cuya gravedad depende del patógeno causante, factores ambientales y el huésped. Aunque existe una amplia variedad de afecciones, la gripe, por ejemplo, ha asolado a la humanidad durante siglos.

Los virus de la gripe A y B son endémicos en los humanos y provocan epidemias anuales que suponen una importante carga para los sistemas sanitarios, ya que son frecuentes en todos los grupos de edad. Cabe señalar que los virus de la gripe A han causado hasta el momento cuatro pandemias entre los años 1918 y 2009.

Tal y como exponen Elisa Cordero (Hospital Universitario Virgen del Rocío) y Tomás Pumarola (Hospital Universitario Vall d`Hebrón) en el libro “Las enfermedades infecciosas en 2050”, elaborado por la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), “la mayoría de estos virus presentan una importante variabilidad genética, de tal forma que se hallan en constante evolución, afectando a aspectos como el tropismo, la capacidad de transmisión, la virulencia, la evasión de la respuesta inmune y la resistencia a los fármacos antivirales”.

“La mayoría de estos virus presentan una importante variabilidad genética, de tal forma que se hallan en constante evolución, afectando a aspectos como el tropismo, la capacidad de transmisión, la virulencia, la evasión de la respuesta inmune y la resistencia a los fármacos antivirales”

En el caso concreto del virus de la gripe A, las especies de aves acuáticas se han convertido en su reservorio natural, lo que ha permitido al virus adaptarse para infectar a otras muchas especies animales, entre las que se incluyen las aves domésticas, cerdos, perros o caballos entre otros.

El último informe publicado por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) sobre la gripe aviar informa de la detección en la temporada 2021-2022 de alrededor de 5.300 casos del virus de la gripe aviar de alta patogenicidad (GAAP, por sus siglas en inglés) en aves de corral, aves en cautividad y salvajes en 36 países pertenecientes a la Unión Europea (UE), el Espacio Económico Europeo (EEE) y Reino Unido. Se trata de mayor número de casos registrados en una temporada epidémica. 

“La elevada variabilidad genética, la falta de predicción de estos cambios, la existencia de reservorios animales y la posibilidad de aparición de futuras pandemias hacen necesario establecer planes de futuro, para hacer frente a los brotes epidémicos anuales y a las futuras pandemias por virus respiratorios”, exponen los expertos, recordando que la Covid-19 ha puesto de relieve la falta de preparación de todos los países.

En base a la experiencia vivida durante la pandemia, las lecciones aprendidas y la seguridad de que el SARS-CoV-2 no será el último patógeno al que la humanidad tendrá que hacer frente, los expertos inciden en la necesidad de mejorar la vigilancia integrada, sindrómica, microbiológica y epidemiológica de los virus respiratorios, tanto desde el ámbito de la asistencia primeria como hospitalaria, la coordinación entre laboratorios, el desarrollo de vacunas y antivirales.

Un camino que únicamente puede recorrerse para alcanzar metas bajo el enfoque One Health en el que la salud humana se entienda como parte indisoluble de un todo que conforman junto a la salud animal y el medio ambiente

Un camino que únicamente puede recorrerse para alcanzar metas bajo el enfoque One Health en el que la salud humana se entienda como parte indisoluble de un todo que conforman junto a la salud animal y el medio ambiente.

Razones por las que realizan las siguientes propuestas y recomendaciones:

  • Reforzar los sistemas de vigilancia sindrómica, microbiológica y epidemiológica de los virus de la gripe, el virus respiratorio sincitial, el SARS-CoV-2 y otros virus respiratorios como enterovirus, metaneumovirus, virus parainfluenza, adenovirus, rinovirus y coronavirus estacionales, tanto en la atención primaria como hospitalaria, modificando y ampliando la notificación establecida hasta ahora.
  • Automatizar y centralizar, en un centro de mando único por comunidades autónomas, las diferentes fuentes de recogida de datos a fin de proporcionar todos los datos clínicos y microbiológicos en relación con estos virus en tiempo real, determinar incidencias y, de esta forma, anticipar posibles sobrecargas asistenciales en la atención primaria y hospitalaria y brotes epidémicos en poblaciones de riesgo que presenten cuadros graves para estas infecciones. Todo ello, incorporando herramientas de modelización, a través de la inteligencia artificial, y el análisis de grandes volúmenes de datos (Big Data), a fin de poder anticipar los escenarios más probables.
  • Disponer de una política de inversiones en estructuras y nuevos equipamientos, tecnología y modernización de espacios que permitan una atención adecuada a las necesidades que las crisis provocan.
  • Tomar medidas para afrontar el aumento de la demanda de antibióticos, oxígeno, material de protección personal para sanitarios y población general y respiradores que pudieran ser necesarios en caso de pandemia.
  • Mantener o reforzar las capacidades diagnósticas y de bioseguridad de los laboratorios y establecer una red colaborativa de laboratorios de microbiología con capacidad para caracterizar microbiológicamente las variantes genéticas y antigénicas de los virus respiratorios circulantes en la población con la finalidad de detectar aquellas variantes asociadas a una mayor transmisibilidad, gravedad, escape vacunal y resistencias a los tratamientos, según los requerimientos de la OMS y el ECDC.
  • Potenciar la utilización de técnicas de diagnóstico rápido, bajo supervisión microbiológica, de las infecciones del tracto respiratorio para evitar el uso innecesario de antibióticos.
  • Realizar evaluaciones continuas de la eficacia e inocuidad de los antivíricos y de la resistencia.
  • Establecer un sistema de monitorización de la efectividad vacunal, en lo que se refiere a cobertura, eficacia y seguridad tanto contra la gripe como contra la COVID-19.
  • Revisar las políticas de recursos humanos y de formación de aquellas especialidades más relacionadas con la atención de los pacientes afectados por infecciones emergentes y reemergentes, en especial las Enfermedades Infecciosas (en este caso promoviendo la creación de la especialidad), la Microbiología y Parasitología, la Enfermería y los Técnicos de Laboratorio.
  • Reforzar el sistema de vigilancia de los virus respiratorios en el reservorio animal.
  • Coordinar y unificar las bases de datos y sistemas de vigilancia humana y animal.
  • Crear un repositorio público, único y centralizado de secuencias y metadatos de los pacientes con salida a las bases de datos internacionales.
  • Crear un grupo de expertos y una estructura de trabajo conjunta para el análisis de los datos (clínica, microbiología, epidemiología, sistemas de información y veterinaria) que pueda prestar asesoramiento técnico de alto nivel en la evaluación de riesgos, la prevención y el control de las infecciones en el que las pruebas científicas más recientes constituyan el fundamento de las decisiones normativas.
  • Calcular las necesidades de tratamiento o profilaxis con antivíricos y de vacunación durante una pandemia y realizar un plan estratégico para su suministro.
  • Identificar las prioridades en investigación e innovación que seleccionen proyectos de interés estratégico nacional a medio y largo plazo para asegurar la preparación frente a futuras pandemias y brotes epidémicos por microorganismos emergentes y reemergentes.
  • Promover, a través de convocatorias competitivas de proyectos de investigación interdisciplinares, estudios colaborativos multicéntricos, a nivel local e internacional, priorizando el desarrollo de tratamientos antivíricos con actividad frente a los distintos virus respiratorios, el desarrollo de vacunas y de las herramientas diagnósticas para la preparación de futuras pandemias.
  • Promover la vacunación frente al Covid-19 y la gripe en especial en aquellas poblaciones vulnerables con mayor riesgo de desarrollar enfermedad grave.
  • Fomentar las intervenciones no farmacológicas.
  • Considerar la institución de mecanismos para la detección de los grupos vulnerables y de medidas para protegerlos.
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