Invierno y estado emocional: una de cada diez personas podría sufrir trastorno afectivo estacional

Aunque la prevalencia no está clara, los episodios depresivos asociados a la época invernal se producen más frecuentemente en mujeres que en hombres

Mujer con trastorno afectivo estacional en invierno. (Foto: Freepik)
Mujer con trastorno afectivo estacional en invierno. (Foto: Freepik)
Itziar Pintado
15 enero 2024 | 13:00 h
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La llegada de los meses más fríos del año trae consigo alteraciones en el estado emocional. Los días son más cortos y las temperaturas más bajas, lo que puede provocar alteraciones en la salud mental de muchas personas. Este sentimiento se conoce como Trastorno Afectivo Estacional(TAE) y desencadena síntomas muy específicos relacionados con la tristeza o el estado anímico relativo a un trastorno depresivo.

El TAE está relacionado con desajustes en los ritmos circadianos y las señales externas, como los horarios del sueño y el despertar, según explica el Manual MSD. Algunas de las razones de este cambio en el estado anímico y físico del cuerpo pueden estar relacionadas con la luz de invierno. En estos meses, las horas de luz son más reducidas, lo que puede afectar a la producción de serotonina y melatonina del cuerpo, afectando tanto al sueño como al estado de ánimo.

“Las situaciones graves en las dimensiones personal, familiar, laboral y social no alcanzarían el 1%”

Sin embargo, este trastorno se presenta generalmente de forma leve y no alcanza una prevalencia muy elevada, aunque no existen datos oficiales que lo garanticen. “No hay cifras claras; en un grado leve y sin excesivas consecuencias para la salud, podría padecerlo una de cada diez personas”, explica Carlos J. Losada, psicólogo clínico y vocal de la Sociedad Española de Psicología Clínica (SEPC-ANPIR) en una entrevista a ConSalud.es. A pesar de este dato, el experto asegura que “las situaciones graves en las dimensiones personal, familiar, laboral y social no alcanzarían el 1%”.

Actualmente, en el desarrollo de estos trastornos pueden influir numerosos factores. Sin embargo, en los últimos años se ha observado un aumento, originado por la pandemia de la Covid-19. “La pandemia podría haber incrementado la prevalencia de los trastornos afectivos, lo que supone un factor de riesgo para el estacional”, asevera Losada. A esta realidad se pueden sumar otros factores como la crisis climática.

“Hay diferentes factores que podrían tener más peso en unas personas que en otras, desde alteraciones orgánicas relacionadas con una menor exposición a la luz solar a las consecuencias de los cambios de rutinas y actividades propias del invierno”

Estos trastornos, además de tener una relación con los cambios estacionales, difieren entre unos pacientes y otros. “Hay diferentes factores que podrían tener más peso en unas personas que en otras, desde alteraciones orgánicas relacionadas con una menor exposición a la luz solar, a las consecuencias de los cambios de rutinas y actividades propias del invierno”, matiza el psicólogo.

Aunque existe una sintomatología característica, los síntomas en los pacientes pueden ser muy variables. No obstante, todos ellos están relacionados con episodios depresivos. En este sentido, Losada señala a “la tristeza y la anhedonia con síntomas más característicos como la hipersomnia y la hiperfagia”. Estos síntomas también pueden producirse en otras épocas del año, como “en el paso a la primavera y verano”, apunta.

A diferencia de la sintomatología, el perfil de los pacientes no está definido. Si bien, los TAE afectan principalmente “a personas que ya están diagnosticadas de algún trastorno del estado de ánimo como depresión o trastorno bipolar”, subraya el psicólogo. A pesar de esta falta de definición, algunos estudios apuntan a una patología con mayoría de pacientes femeninos. Así lo afirma el especialista: “Parece ser que afecta más a las mujeres, aunque los motivos no están claros”.

ABORDAJE DE LOS TAE

Al igual que para el resto de los trastornos ligados a un mal estado emocional, existen terapias para controlar los síntomas y mejorar la salud mental de quienes lo padecen. Algunos métodos, como la terapia cognitivo-conductual (TCC), se basan en la toma de conciencia de los pensamientos para promover un comportamiento saludable adaptado a cada paciente.

“Desde la psicología clínica se puede intervenir a través de estrategias conductuales que permitan mitigar los efectos del cambio de estación”

Este podría ser uno de los métodos efectivos para abordar los TAE. “Desde la psicología clínica se puede intervenir a través de estrategias conductuales que permitan mitigar los efectos del cambio de estación”, reconoce el experto. A este método se suma el tratamiento psicofarmacológico, “similar al de una depresión”, aunque “también ayuda la fototerapia y, en caso de déficit de vitamina D, los suplementos de la misma”, puntualiza Losada.

“Lo mejor es que si se conoce la predisposición de la persona a estos trastornos, se programen los tratamientos de forma preventiva”, recomienda el psicólogo. De esta forma, los síntomas de esta afección podrían reducirse significativamente, mejorando el estado de ánimo de los pacientes que sufren determinados trastornos que pueden agravarse en situaciones como el cambio de periodo estacional.

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