La pandemia ha condicionado el tratamiento del ictus en España con preocupantes datos

Los investigadores han hallado que en España se ha producido un incremento de los ictus criptogénicos, es decir, aquellos de los que se desconoce su etiología y en los que no parece existir una de las causas típicas del ictus.

Según datos de la SEN, el 50% de los pacientes que ha sufrido un ictus padece algún tipo de discapacidad
Según datos de la SEN, el 50% de los pacientes que ha sufrido un ictus padece algún tipo de discapacidad
CS
14 diciembre 2020 | 17:10 h

La pandemia provocada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 ha puesto en jaque a los sistemas sanitarios de todo el mundo. En la mente de todos permanece el triste recuerdo del colapso de los hospitales en los meses de marzo y abril ante la ingente cantidad de pacientes afectados por la Covid-19. Aunque los datos epidemiológicos de nuestro país parecen indicar que la curva de la segunda ola comienza a estabilizarse, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, advertía hace unos días que “un 22% de ocupación de UCI por una única patología es una barbaridad”.

Una de las consecuencias más graves del colapso de los sistemas sanitarios ha sido la interrupción en los tratamientos y labores de diagnóstico del resto de patologías que condenan a los afectados a graves secuelas de por vida y, en muchos casos, a la muerte. Un escenario en el que el ictus es uno de los grandes protagonistas.

Se trata de una de las enfermedades cuyo diagnóstico se redujo drásticamente en los primeros meses de la pandemia. De acuerdo a los datos ofrecidos por el doctor Tomás Segura, del Hospital General Universitario de Albacete, durante la LXXII Reunión Anual de la Sociedad Española de Neurología (SEN), dicha caída llegó a situarse por encima del 40% en los meses de marzo y abril, tal y como informan en MedScape.

Nuestro país ha sido uno de los que mayor número de estudios ha publicado sobre el papel que ha jugado y juega la Covid-19 en el diagnóstico de los infartos cerebrales. Algunos de estos trabajos desarrollados por el grupo de estudio Nordicus se pone de relieve que no solo se ha reducido el número de ingresos hospitalarios, sino que en España ha aumentado la mortalidad por estas enfermedades.

En este cambio de paradigma han desempeñado un papel primordial el miedo de los pacientes a salir de sus casas ante la posibilidad de contagio, así como la falta de apercibimiento de haber sufrido un ictus. "La consecuencia es que no solo acudían menos pacientes a los hospitales, sino que también llegaban más graves, y el pronóstico era mucho peor", alerta el doctor Segura.

"La consecuencia es que no solo acudían menos pacientes a los hospitales, sino que también llegaban más graves, y el pronóstico era mucho peor"

Pero esta no ha sido la única consecuencia de la Covid-19 en el campo de los infartos cerebrales. Los investigadores han hallado que en España se ha producido un incremento de los ictus criptogénicos, es decir, aquellos de los que se desconoce su etiología y en los que no parece existir una de las causas típicas del ictus. "El ictus criptogénico es aquel en el que no se encuentra un mecanismo causal, y que desgraciadamente genera gran frustración en los profesionales a pesar de los esfuerzos de los últimos años, ya que no es posible establecer un diagnóstico claro", afirma el doctor Carlos Molina, del servicio de Neurología del Hospital Vall D’Hebron.

Existe un amplio debate sobre la importancia de la detección de la fibrilación auricular silente como uno de los mejores elementos de diagnóstico de las embolias. Este y otros biomarcadores son analizados por los profesionales y poder abordar así de mejor forma la enfermedad. Sin embargo, la conclusión del doctor Molina es que "aún estamos muy lejos de conocer realmente el ictus criptogénico". El doctor ha indicado que existen biomarcadores aislados, pero no se ha podido establecer aún los factores que condicional el riesgo embolígeno de una aurícula enferma.

"La inteligencia artificial nos ayudará a la hora de mejorar la segmentación de los pacientes e identificar a aquellos que no conocemos desde el punto de vista de la imagen cardiaca"

En un escenario en el que el incremento de la monitorización de los pacientes resulta fundamental, la tecnología se erige como uno de los grandes aliados. "Los smartwatchs revolucionarán el concepto de fibrilación auricular", ha pronosticado.

"Está claro que algo se nos escapa y que estamos lejos de saber cuál es el origen del ictus en pacientes con ictus de origen incierto, por eso necesitamos una versión integral. Nunca encontraremos respuesta si seguimos haciendo lo mismo y cometemos el error de mirar las cosas desde una sola perspectiva. La inteligencia artificial nos ayudará a la hora de mejorar la segmentación de los pacientes e identificar a aquellos que no conocemos desde el punto de vista de la imagen cardiaca", subraya el doctor Molina.

La doctora Mar Castellanos, del Hospital Universitario de A Coruña, ha cerrado el seminario poniendo el foco en la revisión de la importancia de los anticoagulantes orales de acción directa a la hora de prevenir el ictus en pacientes con fibrilación auricular. "Hay gran cantidad de estudios que nos enseñan las tasas de recurrencia de ictus y hemorragia intracraneal, y se ve que la tendencia es anticoagular cada vez más pronto a los pacientes".

Ha destacado que una de las pocas cosas positivas que ha supuesto la pandemia ha sido la eliminación de los visados para la prescripción de los anticoagulantes entre las comunidades autónomas. Un reclamo desde hace años tanto por parte de los pacientes como por los profesionales médicos.

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