El papel de la vacunación contra la gripe en la prevención de otras enfermedades

La SEC aconseja que todos los pacientes con enfermedad cardiovascular se vacunen contra la gripe al tratarse de una medida eficaz de prevención.

Vacuna frente a la gripe (Foto: CAM)
4 noviembre 2021 | 13:00 h
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La gripe se erige como un importante problema de salud pública, tanto por la mortalidad que puede provocar directa o indirectamente, así como por las complicaciones que puede ocasionar y los costes económicos y sociales que origina. A nivel mundial se estima que cada año mueren hasta 650.000 personas por causas relacionadas con la gripe. En España, durante la temporada 2019-2020, 619.000 personas acudieron a las consultas de Atención Primaria por gripe, hubo 27.700 hospitalizaciones con gripe confirmada por ensayos de laboratorio, 1.800 ingresos en la UCI y 3.900 muertes asociadas a la gripe.

De acuerdo con los datos ofrecidos por el Ministerio de Sanidad, en la temporada 2019-2020, el 80% de los casos graves hospitalizados y el 95% de las muertes ocurrieron en personas con algún factor de riesgo de complicaciones. Lo cierto es que cualquier persona puede padecer complicaciones tras una gripe, pero son más frecuentes en aquellas con enfermedades crónicas o determinadas situaciones (edad avanzada, embarazadas, menores de seis meses o personas con sobrepeso por ejemplo). Es por esto que la vacunación contra la gripe no solo protege frente a esta, sino que puede evitar además complicaciones derivadas de otras enfermedades.

En este sentido la Sociedad Española de Cardiología (SEC) ha aconsejado que todos los pacientes con enfermedad cardiovascular deben vacunarse contra la gripe al tratarse de una medida eficaz para prevenir la infección y sus posibles complicaciones. Diversos estudios han demostrado que la vacuna contra la gripe desempeña un papel fundamental en materia de prevención, con una reducción del riesgo cardiovascular que oscila entre el 17 y el 54%. Los expertos consideran que la vacunación contra la gripe se posiciona como una medida de prevención comparable e incluso superior al uso de antihipertensivos, estatinas o dejar de fumar.

En este punto ponemos el foco en los resultados del estudio IAMI trial presentados en el último Congreso Europeo de Cardiología. De acuerdo con estos el suero antigripal reducía un 41% la mortalidad por todas las causas, un 41% la mortalidad cardiovascular, pero no de forma significativa en los casos de trombosis del stent y de infarto de miocardio tal y como recogen en Efe Salud.

“La vacuna no solo tiene una función preventiva contra la gripe sino ante otras enfermedades como las cardiovasculares”, expresaba recientemente en la jornada “Prevención y vacunas, piedra angular de la sostenibilidad del sistema sanitario”Raúl Ortiz de Lejarazu, asesor científico y director emérito del Centro Nacional de Gripe en el Hospital Clínico de Valladolid. 

“La vacuna no solo tiene una función preventiva contra la gripe sino ante otras enfermedades como las cardiovasculares”

En este encuentro ha recordado que “la vacuna contra la gripe es la mejor forma de prevenir eventos graves, hospitalizaciones y muertes, y es especialmente importante  la hora de prevenir eventos cardiovasculares graves”, como por ejemplo el ictus, el infarto de miocardio o la enfermedad coronaria. Estas son algunas de las principales causas de mortalidad a nivel global por lo que la vacunación contra la gripe contribuye a reducir la mortalidad por estas enfermedades.

GRUPOS DE POBLACIÓN DIANA DE VACUNACIÓN ANTIGRIPAL

Según el documento publicado por el Ministerio de Sanidad en base a lo establecido por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS), los grupos de población diana de la vacunación antigripal para la temporada 2021-2022, son los siguientes:

Personas mayores, preferentemente a partir de los 65 años de edad. Se hará especial énfasis en aquellas personas que conviven en instituciones cerradas.

Personas con menos de 65 años de edad que presentan un alto riesgo de complicaciones derivadas de la gripe:

Menores (a partir de los 6 meses) y adultos con: enfermedades crónicas cardiovasculares, neurológicas o respiratorias, incluyendo displasia broncopulmonar, fibrosis quística y asma.

Menores (a partir de los 6 meses) y adultos con:

  • Diabetes mellitus.
  • Obesidad mórbida (índice de masa corporal ≥40 en adultos, ≥35 en adolescentes o ≥3 DS en la infancia).
  • Enfermedad renal crónica y síndrome nefrótico o hemoglobinopatías y anemias o
  • Hemofilia, otros trastornos de la coagulación y trastornos hemorrágicos crónicos, así como receptores de hemoderivados y transfusiones múltiples.
  • Asplenia o disfunción esplénica grave.
  • Enfermedad hepática crónica, incluyendo alcoholismo crónico.
  • Enfermedades neuromusculares graves.
  • Inmunosupresión (incluyendo las inmunodeficiencias primarias y la originada por la infección por VIH, por fármacos –incluyendo tratamiento con eculizumab-, en los receptores de trasplantes y déficit de complemento).
  • Cáncer y hemopatías malignas.
  • Implante coclear o en espera del mismo.
  • Fístula de líquido cefalorraquídeo.
  • Enfermedad celíaca.
  • Enfermedad inflamatoria crónica.
  • Trastornos y enfermedades que conllevan disfunción cognitiva: síndrome de Down, demencias y otras En este grupo se hará un especial énfasis en aquellas personas que precisen seguimiento médico periódico o que hayan sido hospitalizadas en el año precedente.

Menores entre los 6 meses y los 18 años de edad, que reciben tratamiento prolongado con ácido acetilsalicílico, por la posibilidad de desarrollar un síndrome de Reye tras la gripe.

Personas de cualquier edad (≥6 meses) institucionalizadas de manera prolongada.

Mujeres embarazadas en cualquier trimestre de gestación y mujeres durante el puerperio (hasta los 6 meses tras el parto y que no se hayan vacunado durante el embarazo).

Menores entre los 6 meses y los 2 años de edad con antecedentes de prematuridad menor de 32 semanas de gestación.

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