La AEMPS duda del uso del cannabis para aliviar el dolor crónico o reducir la ansiedad

El jefe de Departamento de Inspección y Control de Medicamentos de la AEMPS, Manuel Ibarra Lorente, acude a la subcomisión del cannabis medicinal creada en el Congreso para estudiar su regulación en España.

Manuel Ibarra Lorente, jefe de Departamento de Inspección y Control de Medicamento de la AEMPS (Foto: Congreso)

La subcomisión al objeto de realizar experiencias de regulación del cannabis para uso medicinal, creada en el Congreso de los Diputados para estudiar una posible regulación en España, ha acogido este martes la primera sesión de comparecencias. Según aprobó esta comisión hace unas semanas, serán 26 expertos los que cuenten su experiencia en torno a este asunto hasta finales de junio.

Entre las más destacadas, está la de Manuel Ibarra Lorente, jefe de Departamento de Inspección y Control de Medicamento de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), quien ha aportado la visión técnica del organismo regulador en España, de su posible regulación estatal, de los ensayos clínicos autorizados con cannabinoides y sobre las dudas que existen en la actualidad.

La AEMPS indica que los estudios que han analizado el uso del cannabis medicinal para indicaciones como el alivio del dolor crónico son "de calidad metodológica inferior"

Durante su intervención, ha subrayado la necesidad de situar al cannabis en un contexto de “generación de evidencia” y en comparación con “los tratamientos disponibles”, atendiendo a “los beneficios que podemos esperar y los riesgos que pueden traer esta nueva sustancia”. En esta línea ha sostenido que son necesarios “datos científicos sólidos” para abordar su regulación en conjunto.

NO PARA TODAS LAS INDICACIONES

Como ejemplo, Ibarra ha indicado que la AEMPS “ha autorizado en España 17 ensayos clínicos con cannabinoides en distintas formas y en distintas indicaciones terapéuticas”. Aunque al mismo tiempo, ha dudado de la idea “extendida” de que “el cannabis tiene múltiples beneficios terapéuticos en muchas otrasindicaciones: alivio del dolor crónico, prevención de nauseas y vómitos, como estimulante del apetito, reducir depresión, ansiedad o los trastornos del sueño”.

A su juicio, estas ideas “están basadas en estudios de calidad metodológica inferior a lo que consideramos el patrón estándar: ensayos clínicos aleatorizados y controlados”. Por ello, este responsable de la AEMPS indica que dichos estudios “no permiten establecer el beneficio-riesgo del medicamento estudiado con la suficiente garantía”.

Del mismo modo, Manuel Ibarra ha aclarado que “las evidencias disponibles no permiten concluir que el cannabis pueda ser utilizado como medicamento en todas las situaciones indicadas anteriormente aunque los beneficios que pudiera aportar superen a los beneficios que aportan a los tratamientos ya autorizados y de eficacia contrastada”.

INTERVENCIÓN DE LOS PROFESIONALES SANITARIOS

A pesar de esta indicación, el jefe de Departamento de Inspección y Control de Medicamento de la AEMPS ha apuntado que la regulación del cannabis medicinal en los países del entorno “no es homogénea” y que esto debe servir para “aprender de estas experiencias externas” y que sean “valorables” a la hora de desarrollar una regulación nacional, viendo así “lo que ha funcionado y lo que no”.

Ibarra insta a "aprender las experiencias externas" y subraya que una regulación en España "aseguraría la intervención de los sanitarios" en la prescripción y dispensación, lo que protegería al paciente

En el caso de España, ha detallado que cualquier regulación “debe tener como prioridad la protección pública y buscar el bien del paciente”, aunque recordando que “el cannabis no está desprovisto de efectos perniciosos”. Asimismo, ha recordado que si se regula igual que un medicamento, “quedaría así sometido a todos los controles y garantías de esta categoría de productos”.

En todo caso, ha resaltado los beneficios para los pacientes que supondría el hecho de que una regulación en España “aseguraría la intervención de los profesionales sanitarios en el proceso de prescripción y dispensación, algo que supone un mecanismo de protección para el paciente”.

Así, se ha referido que al demostrarse la “eficacia y seguridad en indicaciones muy concretas, y siempre tras el fallo de medicamentos considerados de primera o segunda línea”, el hecho de que la prescripción la ejerzan médicos especialistas “daría una mayor garantía de que los medicamentos a base de cannabis se prescriben adecuadamente y que no se desvían para uso no médico o se produce un uso excesivo por los pacientes”.

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