El desafío de detectar una patología de origen alimentario: botulismo por consumir tortilla envasada

El Ministerio de Sanidad y FACME publican una serie de recomendaciones diagnósticas y terapéuticas ante el brote de botulismo asociado al consumo de tortilla de patata envasada

Paciente en consulta con dolor abdominal (Foto. Freepik)
Paciente en consulta con dolor abdominal (Foto. Freepik)
Paola de Francisco
31 julio 2023 | 17:45 h
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El verano es el momento del año en el que más casos de intoxicación alimentaria se producen. El incremento de las temperaturas favorece el desarrollo de microorganismos, al mismo tiempo que se hace más complicado conservar los alimentos a la temperatura adecuada, como recoge la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). Toxinas, virus, bacterias y otras formas parasitarias pueden provocar diversas infecciones como la salmonelosis, la hepatitis A, la triquinelosis, la anisakiasis y el botulismo.

El 14 de julio la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) emitía una alarma nacional por una intoxicación por bacterias del género Clostridium en consumidores de una tortilla de patata envasada. Las personas que lo habían consumido habían desarrollado botulismo Hasta una veintena de supermercados alertaron a la población de abstenerse de consumir este producto que produjo en siete personas esta enfermedad grave. La tortilla ha sido retirada, pero ante la previsión de que sigan dándose casos, el Ministerio de Sanidad y la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme) han publicado conjuntamente una guía de manejo par los casos asociados a este brote.

Los síntomas comienzan entre 12 y 48 horas después de la ingestión del alimento contaminado, pudiendo alargarse la incubación de la patología hasta dos semanas

El botulismo es una rara enfermedad bacteriana. El patógeno, la Clostridium botulinum, contamina los alimentos y produce una potente toxina que actúa sobre el sistema nervioso humano. Los síntomas comienzan entre 12 y 48 horas después de la ingestión del alimento contaminado, pudiendo alargarse la incubación de la patología hasta dos semanas. Como indican los expertos en el documento, diagnosticar de forma precoz a las personas afectadas es clave para evitar que, una vez desarrollada la intoxicación, se produzcan complicaciones graves. Actualmente, de los siete casos, tres acabaron en la UCI, una situación que se debió tanto a la cantidad de toxinas ingeridas como al retraso del diagnóstico. 

SIGNOS A LOS QUE ATENDER

Los primeros síntomas, recogidos en la guía, son las molestias gastrointestinales, náuseas, vómito o dolor abdominal. Luego llega una afectación ocular como visión borrosa o parálisis extraocular seguida de una debilidad progresiva descendente. Disartria o problemas para emitir las palabras; disfagia o dificultad para tragar; sequedad, y dolor en la boca o garganta son otras de las manifestaciones que se suelen producir de forma frecuente en los pacientes.

Estos signos son claves en la sospecha de hallarse ante un caso de botulismo. Los pacientes tienen que cumplir con ausencia de fiebre, aparición de al menos de uno de los síntomas oculares o funcionales (visión borrosa o doble, dificultad para hablar, cambios en la voz, disfagia o lengua gruesa) y al menos de uno de los problemas oculares (ptosis o párpado superior caído sobre el ojo, parálisis extraocular o fatigabilidad y paresia facial). “Hay que tener en cuenta la posibilidad de un botulismo cuando se sospeche miastenia gravis  o un síndrome de Guillain-Barré (variante Miller–Fisher),  y  en  un  paciente  con parálisis  simétricas  de  los  nervios  craneales  inexplicables,  con  o  sin  parálisis  de  otros músculos”, añaden los expertos.

El mantenimiento y trasporte de las muestras han de asegurar la temperatura recomendada y el sistema de envasado y embalaje adecuados

Si se sospecha de un caso de botulismo, el siguiente paso establecido por el protocolo es la toma de muestras de suero o de heces, y si no se cuenta con ninguna de ellas, de jugo gástrico. El mantenimiento y trasporte de las muestras han de asegurar la temperatura recomendada y el sistema de envasado y embalaje adecuados, y seguir los pasos que establezca Salud Pública.

Los pacientes pueden desarrollar un fallo respiratorio que a las 48 horas precise de ventilación mecánica. La detección precoz y la notificación de esta intoxicación alimentaria son esenciales, al igual que con otras infecciones asociadas a la alimentación. No hay que olvidar que cada año se emiten nuevas alertas, solo en julio del año pasado la AESAN emitió alarmas sobre aceite de oliva, helados pizzas y carnes.

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