Beatriz, hija y hermana de médicos, opta a Pediatría: “Vivirlo tan de cerca siempre suma"

Beatriz Moro, hija y hermana de médicos, nos cuenta cómo afronta su futuro como pediatra después de haberse examinado este año del MIR

Beatriz, junto a su padre (FOTO: Cedida a ConSalud.es)

Para ser médico hay que tener vocación. Poder dedicarse a esta profesión requiere de un expediente prácticamente impoluto durante el Bachillerato, una EBAU de sobresaliente, seis duros años de carrera y una especialización posterior -en la inmensa mayoría de los casos- de cuatro o cinco años a través del complicado, exigente y largo examen de Médico Interno Residente (MIR). Y, aunque hay gente que descubre su vocación de manera tardía, en los últimos años de instituto, lo más normal es que el que decide meterse en este “embolado” lo hace convencido de ello desde mucho tiempo atrás.

Esto es lo que le pasó precisamente a Beatriz Moro, una joven de Talavera de la Reina (Toledo) que se ha presentado al MIR este año. Su caso, no obstante, dentro de que sigue los pasos habituales de las personas que buscan convertirse en médicos, es muy particular. Hija y hermana de médicos, Beatriz ha “mamado” la profesión desde bien pequeñita, y ahora quiere convertirse en pediatra. De hecho, tan claro lo tiene, que no le importa el destino en el que tenga que cursar la especialidad.

“Yo de pequeña no decía que quería ser médico, decía que quería ser pediatra”, asegura Beatriz a ConSalud.es. “Obviamente, cuanto más cerca esté de la familia, mejor, pero si consigo plaza en un sitio que no conozco, allá que voy. La carrera también la estudié sin conocer a nadie, en Salamanca, y salió muy bien. Así que a la aventura”, añade convencida la joven manchega, a quien el examen de este año le ha resultado de “mayor dificultad” que el del año pasado: “Mira que en los simulacros nos daban menos tiempo y ponían más preguntas, pero luego el día del examen yo fui justa de tiempo”.

“Nunca nos han dicho que tuviésemos que estudiar esto o lo otro, siempre nos han dado libertad para hacer lo que quisiéramos"

Beatriz parece seguir así el ejemplo de su hermana, quien, como ella, priorizó la especialidad por delante del destino. Tanto, que prefirió repetir otro año el MIR, con todo lo que eso supone. Finalmente encontró plaza como otorrino en Huelva, una ciudad que no había pisado nunca. “Al final, te asesoras un poco hablando con los residentes que están en ese servicio del hospital. Y la verdad es que allí está encantada”, apunta.

La médica recibió la ayuda de su hermana, que acaba este año la residencia, a la hora de preparar el examen: “Me decía ‘esto lo tienes que hacer así’ o ‘intenta cambiar esto otro’”. Fue ella quien le recomendó apuntarse a la Academia MIR Asturias, y comenzó a acudir a las clases en su sede de Madrid. De su padre, traumatólogo, también ha aprendido. E incluso de su hermano, quien se decantó, en su caso, por la odontología. “Todos sanitarios menos mi madre, que la pobre está siempre rodeada de conversaciones médicas”, comenta entre risas.

Sin embargo, destaca Beatriz, en su casa nunca ha habido esa presión por tener que dedicarse al ámbito sanitario. “Nunca nos han dicho que tuviésemos que estudiar esto o lo otro. Siempre nos han dado libertad para hacer lo que quisiéramos”, afirma. No obstante, reconoce, el vivirlo tan de cerca “siempre suma”. “Pero la Pediatría siempre me había llamado mucho la atención, y además tuve la posibilidad de rotar durante la carrera con uno de los mejores pediatras que existen en España. Nos dio clase en la universidad, pedí rotar con él, y la verdad es que me encantó”.

UN EXAMEN DEL QUE ES MUY DIFÍCIL DESCONECTAR

Ahora, después de todo el esfuerzo que le ha supuesto el examen, confía en conseguir plaza al primer intento. “Es muy importante encontrar una especialidad que realmente te guste, porque es algo a lo que te vas a dedicar toda la vida. Y yo soy una persona que se cansa muy rápido de las cosas”, recuerda Beatriz, quien, eso sí, y como otros muchos compañeros médicos -y sanitarios en general-, se muestra muy crítica con el sistema de elección de plazas actual, implementado de manera 100% telemática a raíz de la pandemia.

“Realmente, yo no tengo todavía la sensación de haber terminado"

“A mí me parece fatal. No estás viendo realmente las plazas que se escogen, como sí pasaba cuando era presencial. Y después de todo lo que tenemos que estudiar para el MIR… porque la nota de la carrera cuenta muy poco, así que te la juegas todo a unos pocos meses”, denuncia la castellano-manchega. También teme por las impugnaciones de determinadas preguntas, a pesar de la polémica que han suscitado algunas de ellas (en especial la número 84): “Está perfectamente formulada, y no se debería anular. Creo que, como lo hagan, va a dar mucho que hablar. Me da un poco de miedo, porque luego realmente no se impugnan las que están mal hechas o son ambiguas”.

Ahora, lo único que queda es desconectar hasta que llegue el esperado periodo de adjudicación de plaza, previsto para el mes de abril. Beatriz sabrá entonces si finalmente consigue entrar en Pediatría y en qué hospital hará su residencia. “Realmente, yo no tengo todavía la sensación de haber terminado. Estás siempre pendiente de cuando salen las preguntas impugnadas, las notas provisionales, las definitivas… intentas olvidarlo, pero está ahí”, señala. Y, entre toda esa incertidumbre, toca intentar recuperar el tiempo “perdido” en los últimos meses. “Ahora me voy con mi familia a París, después a Huelva a ver a mi hermana, más tarde a Salamanca a visitar a mis amigos de la carrera… y, sobre todo, descansar, que falta hace”, concluye.

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