Un defecto genético del corazón, la silente causa de la muerte súbita en el deporte profesional

El electrocardiograma o la resonancia magnética detectan la mayor parte de los trastornos cardiacos, pero no son infalibles. También importa la interpretación correcta de los resultados, sin olvidar los intereses personales y económicos

El cardiólogo y coordinador del proyecto Cardioprevent, Jordi Trias de Bes (Foto: Ascires)
7 agosto 2021 | 00:00 h

Un futbolista se derrumba súbitamente en el terreno de juego, como si lo hubiesen desconectado del cable de la vida. Sufre un paro cardiaco. Por desgracia, lo hemos visto más de una vez por televisión y no siempre con un final feliz. Es en estos casos cuando hablamos de muerte súbita cardiaca: un paro cardiaco no recuperado, con desenlace fatal. Ese podría haber sido el destino del futbolista danés Christian Eriken durante un encuentro de la pasada Eurocopa. Afortunadamente, los sanitarios lograron salvar su vida.

Pese a causar una gran conmoción en los medios de comunicación, la muerte súbita en deportistas de élite son minoría dentro del ámbito deportivo. Como asevera el cardiólogo del Hospital-Clínica Corachan de Barcelona y coordinador del proyecto Cardioprevent (programa de detección de cardiopatías en jóvenes), Jordi Trias de Bes, se producen tres veces más muertes súbitas cardiacas en el deporte no profesional. 

Ya sean o no profesionales, los deportistas menores de 35 años están expuestos a las mismas enfermedades cardiacas causantes de un paro cardiaco fatal. Estas son, enfermedades hereditarias del músculo cardiaco(miocardiopatías) y arritmias. Según explica el cardiólogo, en estas últimas “lo que está en jaque es la corriente eléctrica que generan las células cardiacas. Estas afecciones son mutaciones genéticas que pueden causar, en el terreno de juego o en la misma cama, arritmias letales y causar una muerte súbita”. Así, el especialista señala que la actividad física intensa actúa como el desencadenante de la muerte súbita cardiaca, pero no como la causa detrás del paro cardiaco. Otro problema es que se producen de forma silente: "En un 80% de los casos de muerte súbita cardiaca, el primer síntoma de la enfermedad es la muerte súbita", explica el cardiólogo. 

En el 80% de los casos de muerte súbita, el primer síntoma de la enfermedad es la muerte súbita

Una vez se sobrepasan los 35 años, el mayor riesgo ya no es sufrir una afección hereditaria, sino desarrollar una afección producto de malos hábitos cardiosaludables, como la hipertensión o el colesterol alto. Es decir, una enfermedad coronaria ateroesclerótica, la obstrucción de las arterias coronarias. “Un problema que el paciente no sabía que tenía porque es difícil de detectar al ser asintomática en la mayoría de los casos”, apunta el clínico.   

PRUEBAS DIAGNÓSTICAS CON MARGEN DE ERROR

Las muertes súbitas cardiacas en deportistas profesionales suceden porque las pruebas diagnósticas y revisiones periódicas, si bien detectan la mayor parte de anomalías, no son infalibles. Tal y como informa el cardiólogo, el electrocardiograma es la herramienta más útil de todas. “Aparte, tenemos el ecocardiograma.  Con estas dos técnicas normalmente descubrimos algo. Y si tenemos alguna duda, acabamos haciendo una resonancia magnética. De acuerdo con el doctor, en caso de confirmarse el diagnóstico se realiza un test genético “porque detectando algo en el joven, probablemente descubriremos a más miembros de la familia", detalla.

La fiabilidad de las pruebas diagnósticas no es el único factor para tener en cuenta. También importa quién es el especialista que interpreta los datos de un electrocardiograma, por ejemplo. Sin olvidar que puede haber intereses económicos o personales de por medio. Así lo explica Jordi Trias de Bes: “Aunque descubramos algo puede haber intereses económicos para no truncar su carrera profesional”.

Descubrir un problema cardiaco no siempre significa que el deportista deba abandonar el deporte. “Pero es raro que se le siga permitiendo competir a un máximo nivel, aunque depende de la lesión cardiaca detectada”, precisa el cardiólogo. Ya que no es lo mismo detectar una miocardiopatía en un maratoniano que en un jugador de billar o especialista en tiro con arco. ¿Y qué ocurre con aquellos deportistas a los que se les ha implantado un desfibrilador automático implantable o DAI? “Hay opiniones para todos los gustos, pero a un máximo nivel, sobre todo cuando hablamos de deportes de contacto, no estoy de acuerdo en que continúen compitiendo. Ya se ha hecho bastante con haberles resucitado de su parada cardiaca y tener la suerte de implantarles este dispositivo”, indica el especialista.

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