Retraso de la jubilación y su impacto sanitario: menor esperanza de vida y años menos saludables

Mientras los gobiernos mundiales se plantean retrasar la edad de jubilación en sus países debido al mayor envejecimiento de la población, los expertos alertan sobre el impacto que esto tiene en la salud

Mujer mayor trabajando (Foto. Freepik)
Mujer mayor trabajando (Foto. Freepik)

Actualmente en España la jubilación está fijada en la edad de 67 años (o 65 si has trabajado 38 años y 6 meses). El envejecimiento de la población, la pirámide invertida que reduce las personas con capacidad laboral frente a las que carecen de ella y la mayor esperanza de vida están planteando el retraso de la fecha de dejar de trabajar. Frente a los 67 como en España, gobiernos de todo el mundo estudian ampliarlo a los 70, y algunas instituciones como el Círculo de Empresarios buscan alargar de forma voluntaria el retraso en el tramo de los 68 y los 72 años.

Los incentivos económicos por trabajar más años, los perjuicios por disminuir el tiempo laboral, y las fórmulas como la jubilación activa, a la que en algunos profesionales como los sanitarios se están apuntando, están suponiendo unas medidas eficaces para ganar adeptos. Sin embargo, frente a los beneficios económicos o laborales que pudiera tener la demora de la jubilación, lo cierto es que para la salud supone un importante perjuicio que recae en la calidad de vida de la población y el gasto sanitario.

“Una vida laboral más larga no siempre va acompañado de ganancias equivalentes en una vida saludable”

Se sabe que la adicción al trabajo o algunas condiciones laborales se asocian de forma negativa a la salud física y mental de las personas. Estas desarrollan problemas como depresión, ansiedad o trastornos del sueño. Como recoge un artículo publicado en el Financial Times recogido por Xataka, aunque en los últimos tiempos el trabajo se ha vuelto menos estricto con el cuerpo y ha permitido disminuir la carga de trastornos físicos, la tendencia de los problemas de salud mental se ha incrementado en mil puntos de 2003 a 2021 en Reino Unido.

El trabajo durante muchas horas, como son más de 55 a la semana, se asocia también con mayor riesgo de cardiopatía isquémica y accidente cerebrovascular, según una revisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Esta institución calcula que se producen 7.500 muertos por día como consecuencia de ambientes de trabajo inseguros e insalubres, de los cuales 6.500 fallecen por causa de enfermedades contraídas en el trabajo, según recoge el estudio ‘¿El trabajo es salud?’ publicado en 2020 en Archivos de Prevención de Riesgos Laborales.

En los últimos años el Parlamento Europeo ha emitido una serie de normas como la desconexión y la protección en el marco del teletrabajo para reducir este impacto en la salud mental de las personas. Sin embargo, según diferentes estudios, estas medidas serían insuficientes cuando hablamos de una demora laboral.

MÁS TRABAJO, MENOS SALUD

Según un análisis de la universidad UNSW de Sidney, “una vida laboral más larga no siempre va acompañado de ganancias equivalentes en una vida saludable”. Tal y como recoge su análisis con datos comparativos entre 2001 y 2011, cuando más trabajo más se reduce la esperanza de vida y su calidad en las personas. Una situación que se da especialmente en aquellas personas con bajo nivel educativo, que pierden 0,8 años de vida saludable.

Se estima que de media los hombres pasarán el 25% de sus años laborales restantes con mala salud, y las mujeres el 24%

Aunque en las últimas décadas los años en los que se trabaja de forma saludable se han incrementado por las mejoras laborales, de 7,9 a 8,4 años en los casos de personas con baja formación, y de 9,6 a 10,5 años los que acabaron la escuela, lo cierto es que también han aumentado los años con más problemas de salud, de 2,7 a 3,6 años en los que abandonaron el colegio, y de  3,1 a 3,5 años el resto. Por sexo, se estima que de media los hombres pasarán el 25% de sus años laborales restantes con mala salud, y las mujeres el 24%.

Esta investigaciones en australianos con una media de 50 años, se puede extrapolar al resto de población. Y si nos vamos a una media de 65 años, el tiempo en el que se ha trabajado con problemas de salud se incrementa. Una situación que afecta, además, a la productividad. En el país austral la edad de jubilación ya ha sido elevada a los 67 años, como en el caso de nuestro país. Camino que seguirán el resto de países en el mundo. Desde allí los expertos llaman a mejorar las condiciones laborales e incluir el perjuicio de calidad de vida en las estrategias que se desarrollen en las empresas.

Como señala la OIT la salud es un derecho fundamental en el trabajo. Sin embargo, exceptuando la oportunidad de una jubilación anticipada a los pacientes con discapacidad, aunque insuficiente; aquellos con problemas crónicos no cuentan apenas con medidas. Y, asimismo, tampoco existen estrategias concretas para aquellas personas con más de 65 años que sigan trabajando con cada vez más achaques en su salud. Una situación cada vez más cercana. "Un sistema de jubilación flexible, con prestaciones técnicamente ajustadas, puede ser la solución para mitigar el alto coste, en términos de salud, que impone restringir la jubilación anticipada, a la vez que se retrasa la edad normal de jubilación para muchos individuos", señalan los autores de un estudio de la Universidad Pompeu Fabra.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
Lo más leído