Psoriasis en verano: el sol beneficia, pero aumenta la exposición y el estigma

La psoriasis es una enfermedad crónica que afecta a la piel creando escamas e irritación cutánea en el 2% de la población mundial

Psoriasis. (Foto. AEDV)
Psoriasis. (Foto. AEDV)
Paola de Francisco
20 julio 2022 | 13:00 h
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La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta entre un 2,3 y 2,4% de la población española. “Es una patología que afecta a la calidad de vida a nivel social del paciente, a sus relaciones personales y que suele además estar unida a otras alteraciones como mayores riesgos cardiovasculares o la artritis psoriásica que afecta entre un 20 y 30% de los pacientes”, explica a este medio el Dr. José Luis Estebaranz, jefe de Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Fundación Alcorcón y presidente del 23 Congreso Iberolatinoamericano  de Dermatología, CILAD 2022.

Sin embargo, lo más visible y conocido de la psoriasis es la afectación cutánea que causa. Las personas con esta patología que se manifiesta en su piel desarrollan unas placas enrojecidas que se presentan en cualquier parte del cuerpo como los pies, las rodillas o los codos. Estas zonas enrojecidas e inflamadas se descaman y abren, produciendo dolor, picor y ardor en los pacientes. “La psoriasis puede debutar con lesiones leves, moderadas y severas. En el 80% de los casos lo hacen con placas y el objetivo es eliminarlas, para lo que existe cada vez más tratamientos”, indica el Dr. Estebaranz.

La radiación UVB ayuda a la curación de la piel, disminuye la inflamación y además retrasa la aparición de escamas

Los nuevos avances permiten blanquear la piel y controlar los brotes, ayudando a la desaparición temporal de las lesiones .El objetivo es mantener la enfermedad silente, ya que por el momento no hay cura. “El porcentaje de eficacia es muy alto, aunque es cierto que tras un año o dos pierden efectividad y cambiamos de tratamiento, pero nos permite controlar a los pacientes”, celebra el experto. Hace 15 años los tratamientos para la psoriasis moderada y grave no existían, ahora sí.

Sin embargo, todavía hay pacientes que teniendo la experiencia de sus padres no acuden a ser tratados, y otros, con cierta resistencia al tratamiento, los menos, todavía conviven con las placas de la piel. Y estas en verano son especialmente difíciles de llevar.

EL ESTIGMA

El sol, en concreto la radiación UVB que está detrás del bronceamiento de la piel, las quemaduras o incluso el cáncer si no se toma protección, tiene un importante beneficio para las placas de la psoriasis. Esta ayuda a la curación de la piel, disminuye la inflamación y además retrasa la aparición de escamas. Como recoge la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) la helioterapia y fototerapia controlada se utiliza para mejorar las lesiones de la piel.

En verano, siempre que se sigan pautas para evitar quemarse y protegerse con filtros solares, el sol supone un beneficio para la piel. También el agua del mar, pero la de la piscina tiende a secar la piel, irritarla y agravar la situación. La sequedad es el principal enemigo de las personas con afecciones cutáneas. “Yo tengo una placa en el pie y cuando quiero ir con sandalias se va agrietando, se abre, se descaman, sangra y produce mucho dolor. Tengo que hidratarla muy bien y medicarme para que vaya desapareciendo”, cuenta por teléfono Montse Ginés, vicepresidenta de Acción Psoriasis y paciente de psoriasis y artritis psoriásica.

“Hay que explicar que no es contagiosa, pero que empeora la calidad de vida de quien las sufre, y aun así hay mucho estigma”

Ella lleva 15 años diagnostica y tiene una afectación grave. A estas dos patologías se suma el síndrome de Sjögren, hipotiroidismo, hipertensión, diabetes e hígado graso. Su principal problema es la artritis psoriásica, sufre brotes muy frecuentemente a lo largo del año, el tratamiento por lo menos le evita el dolor que la despertaba por las noches o la impedía poder apoyar los pies en el suelo. En cuanto a la psoriasis, tiene la piel bastante controlada y blanqueada, exceptuando el pie, que es más resistente a los tratamientos.

Además de la propia condición física de la psoriasis le preocupa especialmente la exposición. El verano supone ir con menos ropa, estos pacientes, además, exponen las placas al sol para poder beneficiarse de la radiación, pero es un reto para ellos el destaparse. La gente les mira mal.

“Hay que explicar que no es contagiosa, pero que empeora la calidad de vida de quien las sufre, y aun así hay mucho estigma”, cuenta Ginés. “La psoriasis puede crear depresión o ansiedad. Hay que cuidarse mucho del impacto emocional de la enfermedad crónica, de los brotes y del nivel de afectación", concluye.

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