¿Qué implica la propuesta de modificación de la ingesta diaria aceptable de cobre?

La IDA de cobre procedente de todas las fuentes de alimentos se reducirá de 0,15 mg/kg de peso corporal a 0,07 mg/kg de peso corporal, según la reciente evaluación efectuada por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria.

Legumbres (Foto. Freepik)
Legumbres (Foto. Freepik)

El cobre es un micronutriente esencial para todos los seres vivos, incluidos los humanos. Una dieta con un contenido elevado en cobre puede provocar diversos problemas de salud. Lo mismo sucede con aquellas dietas bajas en cobre. Este se encuentra presente de forma natural en muchos de los alimentos que forman parte de la cadena alimentaria y también lo introducimos en nuestra dieta porque se emplea en plaguicidas orgánicos y convencionales, piensos y aditivos alimentarios, así como nutriente en alimentos enriquecidos y complementos alimenticios.

El cobre es un oligoelemento esencial que se encuentra presente en todos los tejidos de nuestro organismo. Junto con el hierro contribuye a la formación de glóbulos rojos y ayuda a mantener estables los vasos sanguíneos, nervios, el sistema inmunitario y los huesos. Además, el cobre es fundamental para la correcta absorción del hierro. Las patatas, las legumbres, algunos tipos de marisco, las nueces, vísceras como los riñones o el hígado, el cacao, las ciruelas, la pimienta negra o las verduras de hojas oscura son fuentes de cobre.

Un déficit de cobre en nuestro organismo puede desencadenar problemas de salud como anemia u osteoporosis, mientas que en grandes cantidades, resulta perjudicial para el organismo, ya que un exceso de cobre en los tejidos puede provocar hepatitis, problemas renales o trastornos cerebrales entre otros.

La ingesta diaria de cobre procedente de todas las fuentes de alimentos se reducirá de 0,15 mg/kg de peso corporal a 0,07 mg/kg de peso corporal

Ante esta fotografía, se solicitó a finales del pasado mes de mayo al Comité Científico de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) la revisión de la ingesta diaria admisible (IDA) de cobre. De este modo la IDA de cobre procedente de todas las fuentes de alimentos se reducirá de 0,15 mg/kg de peso corporal a 0,07 mg/kg de peso corporal, según la reciente evaluación efectuada. El borrador hecho público por la EFSA se encuentra abierto a comentarios hasta el próximo 1 de agosto de 2022.

“Además de revisar la ingesta aceptable, nuestros científicos evaluaron por primera vez la exposición de los consumidores al cobre total de todas las fuentes en la dieta. En la población general, la exposición no supera esta IDA, pero debido a algunas incertidumbres, esto puede subestimarse para algunas subpoblaciones de consumidores habituales de alimentos con mayor contenido en cobre”, expresan los expertos de la EFSA.

Estos indican que las ingestas para los grupos de edad más jóvenes superan la nueva IDA propuesta, pero los expertos concluyen que esto no supone un riesgo de toxicidad por consumo excesivo de cobre y, por lo tanto, “no se considera un problema de salud”. Destacan que los niños necesitan una cantidad mayor de cobre para su correcto desarrollo y su organismo lo emplea en mayor medida que el de los adultos, por lo que es probable que sus hígados lo retengan en exceso. Y este precisamente ha sido el punto de partida para la revisión de la ingesta diaria aceptable de cobre: se ha observado una tendencia creciente de retención en el caso de algunos adultos.

Una vez se haya cerrado el plazo de comentarios y sugerencias a la propuesta de la EFSA, la IDA acordada será aplicable en relación con los pesticidas, aditivos para piensos y aditivos alimentarios, y se actualizará el nivel máximo de ingesta tolerable del cobre como micronutriente.

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