¿Realmente es necesaria una cuarta dosis de la vacuna contra la Covid-19 en la población general?

La respuesta a esta cuestión depende de varios factores como la evidencia científica disponible, la aceptación por parte de la población del primer refuerzo y la necesidad de vacunas adaptadas a las variantes, entre otros.

Carolina Darias, ministra de Sanidad y Dionisia Manteca, subsecretaria de Sanidad en el CISNS (Foto. Pool Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa)

La cuarta dosis de la vacuna contra la Covid-19 vuelve a copar el foco mediático, político y social. El pasado 16 de junio la ministra de Sanidad, Carolina Darias, anunciaba en el programa Al Rojo Vivo que toda la población deberá inocularse una cuarta dosis de la vacuna contra la Covid-19, sin especificar una fecha concreta aunque se espera que sea de cara al otoño ante la posible llegada de las nuevas vacunas contra la Covid-19 adaptadas a las variantes del SARS-CoV-2. Las declaraciones de Darias han generado una intensa polémica.

El primer motivo reside en el hecho de que la titular de Sanidad aseguró que la cuarta dosis “para toda la población” había sido aprobada por la Comisión de Salud Pública cuando esta, únicamente ha aprobado la cuarta dosis en los grupos más vulnerables, los mayores de 80 años y los residentes.

Fue el propio Ministerio de Sanidad el que, tras el revuelo generado por las declaraciones de Darias, matizó sobre la cuarta dosis para la población que “habrá que determinar el cuándo y el cómo”. Por el momento la Ponencia de Vacunas continúa analizando de forma continúa la evidencia sobre las vacunas, la disponibilidad de estas y la evolución epidemiológica del virus con el objetivo de adaptar, en caso de que sea preciso, la Estrategia Nacional de Vacunación contra la Covid-19.

Este nuevo debate plantea uno secundario, pero no menos importante: ¿realmente es necesaria la inoculación de una cuarta dosis de la vacuna a toda la población? La respuesta a la cuestión planteada depende de varios factores que deben analizarse en su conjunto y determinar hacia qué lado se inclina la balanza.

EVIDENCIA CIENTÍFICA SOBRE LA CUARTA DOSIS

El pasado 4 de junio la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) emitían un comunicado conjunto tras concluir que “es demasiado pronto para considerar el uso de una cuarta dosis de vacunas en la población general”.

Ambas agencias acordaron  que “se puede administrar una cuarta dosis (o segundo refuerzo) a adultos de 80 años o más, después de revisar los datos sobre el mayor riesgo de Covid-19 en este grupo de edad y la protección brindada por la cuarta dosis”.

Tanto la EMA como el ECDC enfatizaban en que “no hay pruebas claras” de que en Europa la protección lograda con las pautas de vacunación que actualmente se están administrando a la población general “esté disminuyendo sustancialmente en adultos con sistemas inmunitarios normales de 60 a 79 años”, por lo que no cuentan con evidencia que respalda una inoculación inmediata de una cuarta dosis.

“Los datos también sugieren que un segundo refuerzo brinda protección adicional contra la enfermedad grave, aunque aún no se conoce a duración de los beneficios y la evidencia es limitada”

Debemos tener en cuenta que la mayor parte de la evidencia científica sobre la eficacia y seguridad de una cuarta dosis de la vacuna procede de Israel. Los datos comunicados por las autoridades de salud pública israelíes informan de que la administración de un segundo refuerzo administrado, al menos cuatro meses después del primer refuerzo, “restaura los niveles de anticuerpos sin generar nuevos problemas de seguridad”, comunican desde la EMA. “Los datos también sugieren que un segundo refuerzo brinda protección adicional contra la enfermedad grave, aunque aún no se conoce a duración de los beneficios y la evidencia es limitada”, apostilla el regulador europeo.

Recientemente conocíamos los resultados de un estudio desarrollado por el Centro de Investigación e Innovación Kahn Sagol Maccabi de Tel Aviv, cuyos resultados fueron publicados por British Journal Medicine. Un trabajo centrado en examinar la eficacia de la cuarta dosis de la vacuna contra la Covid-19 de Pfizer y BioNTech comparada con tres dosis en un periodo de dos semanas.

La investigación contó con una muestra de 97.499 personas de 60 años o más de los que 22.876 recibieron una cuarta dosis y el resto tres. Durante la realización del estudio fallecieron 106 participantes de los que 77 habían recibido tres dosis y 23 una cuarta. Profundizando en los resultados vemos que la protección contra la infección y la enfermedad grave mediada por la cuarta dosis era mayor durante las tres semanas posteriores a la inoculación del segundo refuerzo. En este periodo alcanzó el pico máximo de protección (65,1%), disminuyendo en la décima semana hasta el 22%.

ESTANCAMIENTO DEL PRIMER REFUERZO EN EUROPA

Analizada la evidencia científica relativa a la cuarta dosis, otro de los aspectos que deben considerarse a la hora de aprobar su inoculación para toda la población general es si realmente existe un buen grado de aceptación y no impera la fatiga pandémica.

La OMS ha criticado en numerosas ocasiones que los países con mayores recursos estén inoculando dosis de refuerzo a poblaciones jóvenes y sanas, mientras en las naciones de medios y bajos ingresos apenas se han alcanzado cotas aceptables de inmunización

De acuerdo con los datos recogidos en la última actualización sobre la Estrategia Nacional de Vacunación contra la Covid-19 del Ministerio de Sanidad vemos que solo el 53,3% de la población elegible ha recibido la dosis de refuerzo. Una cifra que dista significativamente del 93% que ya ha recibido al menos una dosis y del 92,7% que ha  completado la pauta primaria de vacunación.

La fotografía que observamos a nivel nacional es muy similar a la que se observa en el resto del viejo continente. Según la última actualización del ECDC sobre la situación de la inmunización frente al SARS-CoV-2 en Europa vemos que solo el 52,1% de la población elegible ha recibido el refuerzo. Cifra muy lejana del 75,3% que ha recibido al menos una dosis y del 72,6% que ha completado la pauta de vacunación primaria.

FALTA DE EQUIDAD EN EL ACCESO GLOBAL A VACUNAS

La falta de equidad en el acceso global a las vacunas contra la Covid-19 ha sido una triste tónica, incluso antes de que se iniciasen las campañas de vacunación masiva. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha criticado en numerosas ocasiones que los países con mayores recursos estén inoculando dosis de refuerzo a poblaciones jóvenes y sanas, mientras en las naciones de medios y bajos ingresos apenas se han alcanzado cotas aceptables de inmunización de los colectivos más vulnerables o los profesionales sanitarios

Recientemente la OMS informaba a través de un comunicado de los importantes esfuerzos que se están realizando en África para aumentar las coberturas vacunales. “Casi el 50% de los trabajadores de la salud y las personas mayores de 60 años están completamente vacunados contra el virus en los países que reportan datos a la OMS”.

A finales del pasado mes de diciembre solo el 33% de los trabajadores sanitarios y el 10% de los mayores de 60 años del continente africano estaban protegidos frente a la Covid-19. Hasta el momento, solo dos países africanos (Mauricio y Seychelles) han logrado vacunar completamente al 70% de su población. A principios de febrero de 2022, a nivel continental, el 11% de la población africana había competado la pauta de vacunación, según los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África. 

"A veces, por estimular siempre con el mismo antígeno, con la misma vacuna, no conseguimos la respuesta y en ese sentido también hay evidencia"

¿No tendría más lógica reforzar los programas de donación de vacunas a los países con menos recursos? De esta forma se aumentaría el ritmo de inmunización en estas naciones y se reducirían los riesgos inherentes a una amplia circulación del virus, como el posible desarrollo de nuevas variantes.

POCO SENTIDO SIN NUEVAS VACUNAS

El último factor a tener en cuenta, y no por ello menos importante es el hecho de que todas las vacunas que se están inoculando se han desarrollado en base a la cepa original del SARS-CoV-2, identificada en Wuhan (China) a finales de 2019.

Desde este momento han sido ya cinco las variantes de preocupación (Alfa, Beta, Gamma, Delta y Ómicron) y decenas de variantes de interés a las que el mundo ha tenido que hacer frente. El virus continúa mutando y, aunque las vacunas continúan siendo efectivas en la reducción del riesgo de enfermedad grave en caso de infección, es necesario contar ya con vacunas adaptadas a las variantes que actualmente son dominantes.

Las últimas noticias de la EMA al respecto indican que prevé aprobar en septiembre las vacunas adaptadas a la variante Ómicron. “Nuestra prioridad es garantizar que las vacunas contra la Covid-19 adaptadas se aprueben a más tardar en septiembre, para que estén listas para el despliegue de las nuevas campañas de vacunación en la Unión Europea en otoño. Esto permitiría a los fabricantes ajustar sus líneas de producción en consecuencia", declaraba el regulador europeo, dejando claro que “deben demostrar que son superiores a las actuales vacunas autorizadas de Covid-19 contra el Ómicron y otras variantes”.

"A veces, por estimular siempre con el mismo antígeno, con la misma vacuna, no conseguimos la respuesta y en ese sentido también hay evidencia", explicaba el pasado mes de abril el viceconsejero de Asistencia Sanitaria y Salud Pública de la Comunidad de Madrid, Antonio Zapatero. "Pero, ojo, porque también hay evidencia de que una cuarta dosis puede tener un efecto anómalo en el sistema inmunológico", alertaba recordando que a inoculación podría ser ineficaz.

Señalar además que, poco antes del anuncio de Darias, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, declaraba que “quizás no sea necesario administra una cuarta dosis”.

En conclusión y a modo de respuesta a la pregunta planteada al inicio de estas líneas, ¿es necesaria una cuarta dosis de la vacuna en la población general? La evidencia científica con la que se cuenta y la baja aceptación del primer refuerzo sugieren que no es necesaria, al menos de momento si tenemos en cuenta además que la inmunidad va mucho más allá de los niveles de anticuerpos.

Más cuando continúa existiendo un problema de acceso global a las vacunas. Únicamente podría tener un sentido inmediato si se tratase de nuevas vacunas adaptadas a las variantes circulantes o que generasen una protección más eficaz a la generada por las ya autorizadas.

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