Adiós a la mascarilla en exteriores: un recorrido no exento de polémica

Hasta el pasado 22 de diciembre, la mascarilla en exteriores en España no era obligatoria desde el 21 de julio. La eliminación de su obligatoriedad se producía una semana después de confirmarse su continuidad.

Personas pasean con mascarillas (Foto. Nagore Iraola Europa Press Archivo)

El pasado 8 de febrero el Consejo de Ministros aprobaba la eliminación de la norma por la que las mascarillas eran de uso obligatorio en exteriores, incluyendo los patios de los colegios. Una decisión que fue validada un día antes en el seno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) y que ha entrado en vigor este 10 de febrero tras su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE).

La evidencia científica ha demostrado sobradamente el importante papel que las mascarillas juegan a la hora de reducir la propagación del SARS-CoV-2. Una eficacia sobre la que existen discrepancias si hablamos de espacios exteriores, más en el contexto epidemiológico actual en el que, a pesar de la amplia expansión de la variante Ómicron (B.1.1.529, detectada originalmente en Sudáfrica), la cobertura vacunal frente a la Covid-19 en España es de las más elevadas del mundo.

Las mascarillas han generado intensos debates a lo largo de la pandemia. La decisión sobre la eliminación de su obligatoriedad se producía una semana después de que el Gobierno ratificase la continuidad de la norma que se aprobaba el pasado mes de diciembre debido a la Navidad y las cifras récord de contagios que se están reportando en la sexta ola.

Hasta el pasado 22 de diciembre, la mascarilla en exteriores en España no era obligatoria desde el 21 de julio. En esta fecha el Congreso de los Diputados otorgaba un sí mayoritario a la convalidación del Real Decreto por el que se flexibilizaba el uso de las mascarillaseliminando su obligatoriedad en la vía pública y en espacios al aire libre siempre y cuando no se produjesen aglomeraciones y se pudiese mantener la distancia interpersonal de 1,5 metros.

La primera vez que se estableció como obligatorio el uso de mascarillas en España fue el 19 de mayo de 2020. En esta fecha el BOE publicaba Orden SND/422/2020, por la que se regulan las condiciones para el uso obligatorio de mascarilla durante la situación de crisis sanitaria ocasionada por el Covid-19. Dos días antes el entonces ministro de Sanidad, Salvador Illa, anunciaba en rueda de prensa el estudio de esta medida que entraría en vigor 48 horas más tarde: “Hay que reforzar la obligatoriedad del uso de mascarillas y lo estamos valorando con los expertos de las comunidades autónomas”.

La primera vez que se estableció como obligatorio el uso de mascarillas en España fue el 19 de mayo de 2020

Uno de los aspectos más criticados de la gestión de la pandemia en España ha sido precisamente la tardanza en decretar el uso obligatorio de las mascarillas. El 13 de mayo de 2020 el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, sostenía en rueda de prensa que el uso de mascarillas “es muy recomendable”, enfatizando en su utilidad “en aquellos lugares donde se pude mantener la distancia de seguridad”.

Debemos entender estas decisiones y declaraciones en el contexto y momento en el que fueron emitidas. Un escenario en el que la evidencia sobre el SARS-CoV-2 estaba lejos de ser tan completa como la que tenemos ahora. En este sentido cabe señalar, por ejemplo, el Ministerio de Sanidad no actualizó hasta el 13 de noviembre de 2020 el documento relativo a los mecanismos de transmisión del SARS-CoV-2, reconociendo así, por vez primera, la transmisión por aerosoles. En julio de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) admitía por primera vez la posibilidad de esta vía de transmisión, aunque aún tardaría meses en reconocerlo de forma oficial.

“El riesgo de esta transmisión aumenta en la distancia corta, en entornos cerrados y concurridos, especialmente mal ventilados, y si se realizan actividades que aumenten la generación de aerosoles como hacer ejercicio físico, hablar alto, gritar o cantar”

Otra de las grandes polémicas que se han generado en torno a las mascarillas ha sido su precio. No fue hasta el 17 de noviembre de 2020 cuando el Ejecutivo encabezado por Pedro Sánchez aprobaba la rebaja del IVA del 21 al 4%. Una medida que era reclamada desde hacía meses tanto por las formaciones políticas como por los colectivos sociales.

El Consejo de Ministros aprobaba el pasado 21 de diciembre de 2021 la extensión hasta junio de 2022 de la rebaja del IVA de las mascarillas al 4%.

¿QUÉ DICE LA EVIDENCIA CIENTÍFICA?

Si atendemos al documento publicado sobre “Transmisión del SARS-CoV-2” por el Ministerio de Sanidad, actualizado por última vez el 7 de mayo de 2021, este indica sobre el análisis de la transmisión del coronavirus a través de aerosoles que “los virus contenidos en los aerosoles tienen capacidad de generar infección sobre todo en determinadas circunstancias: en proximidad al caso índice durante tiempo prolongado y en espacios cerrados y mal ventilados. En estas condiciones pueden coexistir varios mecanismos de transmisión”.

“El riesgo de esta transmisión aumenta en la distancia corta, en entornos cerrados y concurridosespecialmente mal ventilados, y si se realizan actividades que aumenten la generación de aerosoles como hacer ejercicio físico, hablar alto, gritar o cantar”.

Cierto es que desde el inicio de la pandemia las mascarillas se han erigido como uno de los mecanismos más certeros a la hora de evitar los contagios. De acuerdo con un reciente estudio publicado por British Medicine Journal, su uso se ha asociado con una reducción de la incidencia global del virus del 53%.

“Si hay distancia la mascarilla no sirve para nada”

Su empleo está de sobra justificado en interiores como demuestra un estudio publicado en Building and Environment. Para evitar la propagación de la Covid-19 en interiores, la pauta de distanciamiento físico de dos metros no es suficiente sin mascarillassegún un equipo internacional de investigadores. Sin embargo, el uso de una mascarilla en interiores puede reducir el rango de contaminación de las partículas suspendidas en el aire en aproximadamente un 67%.

El investigador y profesor de la Facultad de Farmacia de la Universidad del País Vasco, Gorka Orive, ha explicado a través de su cuenta de Twitter que la decisión de establecer de nuevo la obligatoriedad de las mascarillas en exteriores es contraria a las evidencias que “han quedado contrastadas durante la pandemia”. En referencia a estas indica que los espacios cerrados y con mala ventilación “son los que más riesgo ofrecen (hasta 20 veces más) que los abiertos”, y muestra su preocupación ante la decisión del Gobierno debido a la “fatiga psicológica y emocional de la población”.

“Si hay distancia la mascarilla no sirve para nada”, afirma el microbiólogo de la Universidad de Navarra, Ignacio López-Goñi a través de Twitter. Este explica que en interiores hay que utilizar la mascarilla y mantener la distancia interpersonal de 1,5 metros, pero que en exteriores basta con aplicar una de las dos medidas. “Llevar mascarilla por la calle y quitártela al entrar a un bar porque vas a comer o beber es lo mismo que ir con casco por la calle y quitártelo al subirte a la moto porque te molesta conducir con casco”, ha aseverado.

José Luis Jiménez, catedrático de Ciencias Ambientales y Químicas de la Universidad de Boulder Colorado (Estados Unidos), uno de los fieles defensores desde el principio de la pandemia de la transmisión a través de aerosoles del SARS-CoV-2, ha explicado que la transmisión en espacios exteriores es, al menos, 20 veces más baja que en interiores, por lo que ha pedido al Gobierno.

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